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sábado, 10 de agosto de 2013

LA PIÑATA DE LOS BANCOS DE EL SALVADOR: LA GUERRA CIVIL, EL CHUPOPTERISMO GLOBAL Y EL SANTO GRIAL

By Salvatore Scimino & Henri Cagnengues
August 10, 2013
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Mahatma Gandhi consideraba que "el secretismo es enemigo de la libertad". Si aplicamos esta frase al mundo de los humanos veremos que hay más secretismos que libertad.

Desde esta perspectiva y considerando que las reuniones de los contrincantes eran secretas, las pandillas de avariciosos que  estaban detrás de la cortina y querían hacerse con todo el poder, entonces nunca hubo una "lucha por la libertad" en El Salvador.

La guerra civil, donde se enfrentaron dos bandos, las fuerzas guerrilleras del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) contra la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) desde 1980 hasta 1992, fue una farsa manejada desde arriba, por un grupo de gente que sí conoce muy bien la psicología de las masas, comprende a la perfección las ambiciones del hombre y sabe cómo manejar la historia a su antojo. Los pueblos sólo sirven de cuñas y peldaños.

El pueblo salvadoreño, incluyendo la clase intelectual implicada y lavada del cerebro por una supuesta y ficticia "lucha por el pueblo", simplemente sirvió de carne de cañón a fuertes intereses económicos.

El conflicto bélico cegó la vida de 75.000 personas. Fue el costo de la transferencia de poder del pequeño sector agrícola-industrial criollo, reacio a cambiar y soltar el poder y ahora metamorfoseado y aliado, a un grupo gigante de extranjeros representado por multinacionales, quienes desde un principio querían cogerse todo el pastel de todas maneras.

Las guerras civiles no son sobre justicia social de un pueblo sino son asuntos económicos. 

En El Salvador, los pobres, la gente de abajo, siguen tan jodidos como antes, en muchos casos peor. Los pobres siguen siendo una fuente de mano de obra barata.

Aunque también es cierto que ha surgido una clase media fuerte y agresivamente consumista, la cual es una conveniencia económica, un buen hato de ganado humano. 

El chupopterismo de la clase media salvadoreña está basado en el endeudamiento, lo cual les da una sensación de "progreso" y "bienestar". 

Pues bien, ya tenemos dos cosas importantes para el "desarrollo económico": la mano de obra barata y el hato de ganado humano consumista presta a endeudarse, ¿qué más hace falta en esta ecuación económica?

Por supuesto, no podía faltar en la ecuación económica, en la trama de la economía actual de El Salvador, el buen abono de las mafias nacionales e internacionales, el dinero sucio de las drogas. El Salvador es hoy en día una auténtica lavandería.

Si se estudia bien a fondo el caso salvadoreño, el cual trasciende sus fronteras, se puede notar que existe un interés en concentrar todo el poder económico y social en unas pocas manos, lo que los conspiranoicos llaman el "Nuevo orden Mundial".

La globalización ha desatado un barajeo de las fuerzas económicas de la élite planetaria que rige el mundo, unos 6.000 individuos, de acuerdo a Rothkopf (2008), entre los cuales hay subidas y bajadas y jubilaciones. 

Siempre recordando que muchos de estos 6.000 individuos son en muchos casos meros peones de gente que no quiere dar la cara, con lo cual el número de titiriteros globales es menor. 

El resultado de este "shuffling" (barajeo) de las cartas del naipe planetario es que nos enfrentamos a un grupo de chupópteros globales, cuyos planes, según los expertos, incluyen esclavizar a toda la humanidad.

Y para chupar las sangre de los pueblos es necesario apoderarse de la banca. 

Nuevamente, volvemos al principio. 

Así, las vidas de 75.000 personas y las familias rotas, las peligrosas maras, la terrible pobreza, que se suponía que la "lucha por la libertad" resolverían, es decir el resultante desbarajuste social que tardará años en estabilizarse, cosa que se maneja desde arriba, sirvieron de puente económico para que cuatro multinacionales se hicieran con los principales bancos de El Salvador.

Cuatro bandos multinacionales se han quedado con el contenido de la piñata de los bancos de El Salvador.

Lo más curioso de este caso de transferencia de poder bancario, más bien un arrebato a base de guerra, es que la venta de la mayoría de acciones se realizó en Panamá. 

Y Panamá es un país reconocido como paraíso fiscal y donde montar una empresa es una cosa fácil. Por este motivo, cualquier cantidad de empresarios centroamericanos y de otras regiones del mundo tienen registrados su negocios, incluyendo bancos, en Panamá.

A continuación agregamos una investigación sobre los dueños de los bancos salvadoreños, realizado por el periodista Daniel Trujillo:

¿Quiénes son los dueños de los bancos en El Salvador?

Los dueños de los principales bancos del país son cuatro transnacionales financieras y apenas una decena de familias con mayor renombre empresarial. Antes de la venta, los bancos eran mayoritariamente salvadoreños y existían unos 70 dueños, quienes desempeñaron cargos en el Gobierno y en asociaciones empresariales. La investigación de Transparencia Activa revela, además, que con el traspaso accionario no se pagaron impuestos porque la ley no lo establecía.

Transparencia Activa



El Banco Scotiabank adquirió el Banco de Comercio en abril de 2005.

En el año 2005 los dueños de los principales bancos del país decidieron vender la mayoría de las acciones de las instituciones financieras a transnacionales. Desde entonces, poco a poco en El Salvador se empezaron a escuchar y ver los nombres de Scotiabank, CITI y HSBC, actualmente Davivienda.

La superintendencia adjunta de bancos, aseguradoras y otras entidades financieras, de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) explicó a Transparencia Activa que la venta de la mayoría de las acciones se realizó en Panamá, bajo la supervisión del ente controlador panameño en coordinación con el salvadoreño.

El superintendente adjunto de bancos, William Durán, explicó que las operaciones de ventas, así como la determinación de pérdidas o ganancias se dieron en los libros de las supervisoras de Panamá, y no en las de El Salvador.


El Banco Cuscatlán, para agosto de 2008, realizó la suscripción de un acuerdo privado para la venta de inversiones Financieras Uno, S.A. en proceso de fusión con Inversiones Financieras Cuscatlán, S.A. Ésta última tenía el 97% de las acciones del banco.


El Banco Salvadoreño fue comprado por HSBC Asia Holding, B.V. con domicilio en Holanda, adquiriendo el 99.98% en 2007.


Los accionistas minoritarios

Antes de la venta de los bancos, la mayoría de las acciones las poseían entidades denominadas inversiones financieras, entre un 86% y un 95%.
El resto lo tenían personas con apellidos como Poma, Simán, Kriete, Eserski, Cristiani, Baldochi, Bahaia, Salume, Zablah, Belismelis, Sol, Araujo, entre otros.

El economista e investigador del Equipo Maíz, César Villalona, aseguró que luego de la privatización de los bancos a inicios de la década de los 90 y el pago de la deuda de la misma, por medio del Fondo de Saneamiento y Fortalecimiento Financiero (FOSAFFI), familias como Dueñas, Regalado, Baldochi, Cristiani, Simán, Poma y Murray Meza constituyeron “una argolla financiera”.
Los bancos Cuscatlán y UNO se convirtieron en CITI, de capital estadounidense.
Los bancos Cuscatlán y UNO se convirtieron en CITI, de capital estadounidense.

“Luego los empresarios montaron las empresas de seguros. Posteriormente, la privatización de las pensiones”, aseguró Villalona, quien ha publicado varios libros sobre este tema en el Equipo Maíz.

El investigador afirmó que la venta de los bancos a las transnacionales ocurrió para que las familias “estuvieran protegidas” de un Gobierno de izquierda y tuvieran el “paraguas” de empresas internacionales.

“La lógica de la privatización de la banca es la protección, y con el capital de la venta seguir desarrollando los negocios más rentables, incluso fuera de El Salvador, sin dejar de ser banqueros. Eso está bien pensando”, subrayó Villalona.

La ley impidió pagar impuestos

En los años que se vendieron las acciones en el país se impusieron incentivos para que la gente se animara a incursionar en la bolsa de valores, y uno de estos fue la exención del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a las ganancias que obtuvieran personas naturales que vendieran sus acciones en ese mercado.

El artículo cuatro, ordinal 14, de la anterior ley estipulaba que son rentas no gravables: “Las utilidades, dividendos, premios, intereses, réditos, incluyendo ganancias de capital, o cualquier otro beneficio que obtengan personas naturales, generados en inversiones o en la compra de venta de acciones o demás títulos valores, siempre y cuando tales acciones o títulos valores pertenezcan a emisiones inscritas y autorizadas por la Bolsa de Valores y la Superintendencia de Valores, y la colocación de los mismos sea realizada a través de una bolsa de valores legalmente autorizada”.

El director de fiscalización del Ministerio de Hacienda, Luis Díaz, dijo que para evitar esta elusión del ISR, el actual Gobierno envió una reforma en 2009 y la Asamblea Legislativa modificó la ley. Ahora quienes realicen estas transacciones están obligados a pagar impuesto.

La venta de las acciones de las personas naturales apenas fue el 10% del total de los bancos, mientras el 90% se vendieron fuera del país para que no se les aplicara el artículo 16 de la ley del ISR, que estipulaba el pago de renta de los bienes y los capitales invertidos en el territorio.

Mientras, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) tampoco se pagó porque el artículo cinco de esta ley indica que los títulos valores no son sujetos de este gravamen.

El economista Villalona afirma que con la venta de las acciones de los bancos se debieron pagar unos $260 millones en impuestos, pero que no realizaron porque la ley lo permitía.

Con los $260 millones de la elusión fiscal se podría haber financiado más de la mitad del programa social para este año, en el que se financiaría la reforma de salud, el Plan de Agricultura Familiar, construcciones de vivienda popular,planes educativos, la instalación de agua potable en las comunidades rurales y urbanas del país y demás obras.

Actualmente en el país hay unos diez bancos operando, de los cuales dos son del Estado. El último que se vendió fue el HSBC y pasó a ser propietario Davivienda, de capital colombiano. Los activos de las instituciones ascienden a más de $13,000 millones. 

Link:
http://www.transparenciaactiva.gob.sv/quienes-son-los-duenos-de-los-bancos-en-el-salvador/ 


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Les vale verga

El Salvador es una nación donde hay mucho "cerebro" declarado o escondido. Fue uno de los pocos países que no declararon oficialmente la guerra a la Alemania de Hitler. Las relaciones entre ambos países siempre han sido cordiales. 

Junto con Guatemala, el "Pulgarcito de América", como se le conoce a El Salvador en América, han servido de refugio a muchas familias alemanas e italianas, tanto judías como no judías, mucho antes, durante y después de la II Guerra Mundial.

Y tal como Alemania es el motor económico de Europa Occidental, El Salvador es el motor económico del área centroamericana. 

"Pipilandia" es tierra de gente "con huevos", gente que "echa pija" (muy trabajadora) a diestra y siniestra y muy emprendedora. Y son muy "pisones" (copulan mucho), se reproducen como ratas.

De unos 2 millones antes de la guerra civil han pasado a más de 6 millones después del conflicto interno. ¿De dónde han salido? 

Obviamente del útero de las madres "pipiles", pues la especie humana tiende a copular más después de las guerras para reponer a los seres perdidos. 

Aunque hay quien dice que el excedente de población "pipil" ha sido fabricado en algún lugar del mundo, posiblemente en el mismo país, pues en El Salvador hay varias bases secretas subterraneas de alienígenas. 

Según las leyendas, estas bases son curiosamente llamadas "infiernillos", habitadas por diablos y donde acaban los ricos que han pactado con los demonios (djinns).

Los salvadoreños (pipiles o no) también se distinguen por su excelente capacidad intelectual, tanto en lo bueno como en lo malo. "Pipilandia" produce buenos profesionales, entre ellos se destacan buenos médicos y economistas.

La verdad que es una pena que los "pipiles" tuvieron que aguantar tanta mecha durante una guerra donde se rifaron sus vidas y sus recursos económicos. 

Pero hay más de lo que nos cuentan.

Ahora bien, la guerra civil no sólo fue para quedarse con la piñata económica de El Salvador, especialmente los bancos, sino que también sirvió para poder exterminar a ciertas familias antiguas de la cepa del verdadero Santo Grial, se supone refugiadas en tierras americanas, tal como se hizo en la Guerra de Irak, según dicen algunos estudiosos de los misterios de la humanidad. 

De acuerdo a estos expertos, la "gente del Grial" es de mucho poder y están en contrapuesta a la hegemonía global oligárquica. Pero esto, queridos lectores, es pan de otro saco.

La guerra civil de El Salvador fue un río revuelto canalizado y los canalizadores del río "pipil" supieron pescar bien. Tenían buenos anzuelos para pescar a los peces tontos.

Al final, los pobres se quedaron sin pescado y los que han pasado a las filas de los grandes consumidores, la clase media chupóptera, se han quedado con infinitas deudas, cuotas mensuales de vehículos pedorrros, casas de madera prensada o cartón, abundante comida chatarra, lo cual quiere decir devorando mucho pollo campero y hamburguesas que les tiene enfermos hasta las agallas, muchos espectáculos ridículos y crueles (jaripeos, tortura de animales, carnavales de música baratera, etc.), muchas fiestas de "tradiciones culturales" inventadas, abundante pornografía en la pantalla grande y chica, muchos centros comerciales para acabar de joder sus "cuentas bancarias" y por supuesto, muchos "viajes turísticos ecológicos" y mucho fútbol. En fin, los tienen de los "huevos" (cojones).

¿No suena esto familiar en otras partes del mundo? 

La presencia de montones de gente gorda, grasosa y preocupados por su grasa en cualquier nación es un buen barómetro social, un indicador de que la gente ha "progresado".

Y las guerras de cualquier tipo sirven para engordar a unos cuantos cerdos humanos, a los dueños de la piara por supuesto, y a los que les convenga a éstos.

Al final, los chupópteros globales danzan, ríen y se llenan los bolsillos. Sacan sangre donde más les convenga y "les vale verga" (vulgo salvadoreño, no les importa) caiga quien caiga. 

Lo único que les importa en quedarse con la piñata económica de los pueblos.

¿Son estos chupópteros globales humanos o no humanos? ¿Son EBEs (entidades biológicas entraterrestres) reptilianos?

La respuesta está en tus manos.



Referencias

Rothkopf D. (2008). Superclass: The Global Power Elite and the World They Are Making. Farrar, Straus and Giroux, New York, NY, USA. 400 p.

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