Por Gundhramns Hammer
31 de agosto de 2013
Son ricos y viven peleándose. Son los hijos de un multimillonario que ha hecho su fortuna por medio del petróleo, quien pretende ser un gran sabio.
Pero un chupóptero como tal no puede andar por allí dando lecciones de sabiduría a nadie, a no ser que trate de enseñar cómo hacer dinero quitándoselo a otros, utilizando buenas estrategias de negocios y siguiendo las reglas económicas del capitalismo de colmillo desnudo.
Un multimillonario es realmente un ladrón legalizado que para llegar allí ha pisado a muchas personas, dejando de lado eso de que "crea puestos de trabajo", cosa que si bien es cierto no debemos olvidar que los que laboran para estas grandes empresas dejan su pellejo en ellas, a no ser que sean parte de la directiva o allegados a ésta para hincharse de dinero.
Recordemos que estos imperios están basados en la sangre.
Pero como es una película holliwoodense. De hecho el patriarca de la película reparte "sabiduría", su "sabiduría", o como la entendía la persona que escribió el guión. Un guión estratégico donde se ensalza el poder del dinero, astutamente camuflado con la famosa sabiduría de la vida.
En la película se intenta combinar el poder del dinero y la sabiduría, ese conjunto de lecciones extraídas del trayecto de la vida, si es que se ha mantenido la mente y el corazón abiertos lo suficientemente para saber cuándo las personas están ante un evento que tiene algo que enseñarles y recogerlas y hacerlas suyas, incorporándolas en sus propias vidas.
Y no estamos hablando aquí de aquellas personas farsantes que sólo memorizan frases sabias para avasallar y dar la impresión de "sabios" para conseguir meterla o que se las metan.
Pero la verdad es que estas dos cosas no van juntas, aunque las juntan en la película, sin duda para lavar el cerebro a las audiencias de borregos humanos para tenerlos entretenidos.
Y esta vez lo hacen magistralmente con la historia de un joven y sus doce sabios regalos.
Dicen que el rey había regalado una taza de oro a Diógenes de Laertes, la cual aparte de su fiel amigo el perro y el tonel donde vivía eran las únicas cosas que este sabio "poseía"
Pero resulta que un día Diógenes vio a un niño bebiendo agua con sus propias manos en la fuente. Viendo esto el sabio tiró su raza de oro a la basura. Y desde ese instante siempre bebió agua con sus manos.
Ningún multimillonario moderno haría lo que Diógenes hizo, si es que el rico llegase a entender este mensaje del sabio.
La gente rica se aferra hasta la muerte de las barbas del "poderoso caballero don dinero".
Desde este punto de vista, la historia de Jason Stevens (Drew Fuller), un malcriado que gasta a diestra y siniestra el dinero que no es suyo, no tiene sentido.
Aunque la película está estratégicamente armada de sentido para el sentido de dar sentido a las masas de gente borrega cuyas vidas no tienen sentido pero con esta película supuestamente saldrán después de verla con un gran sentido.
Resulta que cuando muere el abuelo llamado Howard "Red" Stevens (James Garner), toda la familia queda bien colocada económicamente pero muy enfadados e insatisfechos, mientras que su nieto, el gaznapiro Jason Stevens sólo recibe una caja.
La caja contiene una serie de pruebas que el vago Jason Stevens deberá pasar exitosamente una a una, si es que quiere recibir su parte, una gran fortuna.
El abuelo ha dejado a su nieto 1 billón de dólares y el dinero será suyo sólo si Jason cumple 12 consignas llamados "regalos", todos magníficos regalos en la realidad, sabiéndolos valorar y sabiendo distinguir el grano de la paja.
Los regalos son: el regalo del trabajo, de los problemas, de los amigos, de compartir, de la gratitud, de la familia, de aprender, del dinero, de la risa, de tener un buen día y el del amor, el regalo más preciado de todos, un sentimiento noble y maravilloso, pero tan pisoteado y vilipendiado, tanto que al hombre más le valdría aprender de los perros su verdadero significado.
La idea del abuelo Red Stevens de enseñarle a su nieto el valor de estos regalos es muy ocurrente, lo cual hace a la película interesante, siempre y cuando tengamos presente los mensajes subliminales de ella, y los tiene en abundancia, procedentes de la cultura actual del Homo insapiens que idolatra la codicia y se arrodilla ante el dinero.
Cosa que definitivamente no es de sabios, bajo ninguna circunstancia.
Pero, sea como sea o los mensajes impartidos arriba y por debajo, disfrutemos de la película titulada "El Ultimo Regalo" (The Ultimate Gift):
31 de agosto de 2013
"Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a
hablar; y luego, hablando se aprende a callar."
Diógenes de Laertes
Diógenes de Laertes
Fuente: CFDb. |
Son ricos y viven peleándose. Son los hijos de un multimillonario que ha hecho su fortuna por medio del petróleo, quien pretende ser un gran sabio.
Pero un chupóptero como tal no puede andar por allí dando lecciones de sabiduría a nadie, a no ser que trate de enseñar cómo hacer dinero quitándoselo a otros, utilizando buenas estrategias de negocios y siguiendo las reglas económicas del capitalismo de colmillo desnudo.
Un multimillonario es realmente un ladrón legalizado que para llegar allí ha pisado a muchas personas, dejando de lado eso de que "crea puestos de trabajo", cosa que si bien es cierto no debemos olvidar que los que laboran para estas grandes empresas dejan su pellejo en ellas, a no ser que sean parte de la directiva o allegados a ésta para hincharse de dinero.
Recordemos que estos imperios están basados en la sangre.
Pero como es una película holliwoodense. De hecho el patriarca de la película reparte "sabiduría", su "sabiduría", o como la entendía la persona que escribió el guión. Un guión estratégico donde se ensalza el poder del dinero, astutamente camuflado con la famosa sabiduría de la vida.
En la película se intenta combinar el poder del dinero y la sabiduría, ese conjunto de lecciones extraídas del trayecto de la vida, si es que se ha mantenido la mente y el corazón abiertos lo suficientemente para saber cuándo las personas están ante un evento que tiene algo que enseñarles y recogerlas y hacerlas suyas, incorporándolas en sus propias vidas.
Y no estamos hablando aquí de aquellas personas farsantes que sólo memorizan frases sabias para avasallar y dar la impresión de "sabios" para conseguir meterla o que se las metan.
Pero la verdad es que estas dos cosas no van juntas, aunque las juntan en la película, sin duda para lavar el cerebro a las audiencias de borregos humanos para tenerlos entretenidos.
Y esta vez lo hacen magistralmente con la historia de un joven y sus doce sabios regalos.
Dicen que el rey había regalado una taza de oro a Diógenes de Laertes, la cual aparte de su fiel amigo el perro y el tonel donde vivía eran las únicas cosas que este sabio "poseía"
Pero resulta que un día Diógenes vio a un niño bebiendo agua con sus propias manos en la fuente. Viendo esto el sabio tiró su raza de oro a la basura. Y desde ese instante siempre bebió agua con sus manos.
Ningún multimillonario moderno haría lo que Diógenes hizo, si es que el rico llegase a entender este mensaje del sabio.
La gente rica se aferra hasta la muerte de las barbas del "poderoso caballero don dinero".
Desde este punto de vista, la historia de Jason Stevens (Drew Fuller), un malcriado que gasta a diestra y siniestra el dinero que no es suyo, no tiene sentido.
Aunque la película está estratégicamente armada de sentido para el sentido de dar sentido a las masas de gente borrega cuyas vidas no tienen sentido pero con esta película supuestamente saldrán después de verla con un gran sentido.
Resulta que cuando muere el abuelo llamado Howard "Red" Stevens (James Garner), toda la familia queda bien colocada económicamente pero muy enfadados e insatisfechos, mientras que su nieto, el gaznapiro Jason Stevens sólo recibe una caja.
La caja contiene una serie de pruebas que el vago Jason Stevens deberá pasar exitosamente una a una, si es que quiere recibir su parte, una gran fortuna.
El abuelo ha dejado a su nieto 1 billón de dólares y el dinero será suyo sólo si Jason cumple 12 consignas llamados "regalos", todos magníficos regalos en la realidad, sabiéndolos valorar y sabiendo distinguir el grano de la paja.
Los regalos son: el regalo del trabajo, de los problemas, de los amigos, de compartir, de la gratitud, de la familia, de aprender, del dinero, de la risa, de tener un buen día y el del amor, el regalo más preciado de todos, un sentimiento noble y maravilloso, pero tan pisoteado y vilipendiado, tanto que al hombre más le valdría aprender de los perros su verdadero significado.
La idea del abuelo Red Stevens de enseñarle a su nieto el valor de estos regalos es muy ocurrente, lo cual hace a la película interesante, siempre y cuando tengamos presente los mensajes subliminales de ella, y los tiene en abundancia, procedentes de la cultura actual del Homo insapiens que idolatra la codicia y se arrodilla ante el dinero.
Cosa que definitivamente no es de sabios, bajo ninguna circunstancia.
Pero, sea como sea o los mensajes impartidos arriba y por debajo, disfrutemos de la película titulada "El Ultimo Regalo" (The Ultimate Gift):
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