9 de agosto de 2013
Fuente: Google imágenes. |
Bajo el amparo del término "cultura", el hombre (Homo insapiens) comete horrorosas crueldades contra los animales. El derrame de sangre es convertido en un "patrimonio cultural" para entretener a humanos dormidos.
Este simio desnudo inventa infinidad de pasatiempos sangrientos para aplacar su infierno mental, tan terribles que harían temblar de miedo a los mismísimos diablos.
En otras palabras, hay humanos que son más diablos que los diablos.
En el altiplano del Perú se celebra un ritual de abuso contra animales que, aunque de origen hispánico durante el Virreinato del Perú, hoy típicamente es considerado como una celebración de los pueblos indígenas.
La gente primero captura un cóndor, al cual de nada le sirve que lo consideren sagrado, lo emborrachan y lo adornan. El día de la fiesta, atan al cóndor a unas argollas que han cosido en la piel del lomo de un toro cimarrón.
Luego las masas de Homo insapiens emborrachadas se divierten en una plaza, mirando los saltos del toro, con el cóndor pegado a su lomo.
Ambos animales están unidos en un infierno. Un infierno salido de las manos de los humanos que no tienen otra cosa que inventar torturas, orgías de sangre y borracheras "culturales" para salir de su aburrimiento infinito. Es una fiesta de la sangre, por eso se le llama el Yáwar Fiesta en Perú (Video 1).
Ambos animales están unidos en un infierno. Un infierno salido de las manos de los humanos que no tienen otra cosa que inventar torturas, orgías de sangre y borracheras "culturales" para salir de su aburrimiento infinito. Es una fiesta de la sangre, por eso se le llama el Yáwar Fiesta en Perú (Video 1).
Fiestas como estas ocurren en diversas partes del mundo a diario, dejando claro que la tortura y la sangre es patrimonio de la humanidad.
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