Fuente: Redituable. |
Por Gundhramns Hammer & Salvatore Scimino
12 de octubre de 2014
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Consumimos hasta reventar, luego existimos.
Esa tarde tenían planes. Cuando se juntaron no tardaron en hablar de comprar. Después del sexo, hablar de lo que compraban y querían comprar era su tópico favorito (Fig. 1).
- Mi marido no está de acuerdo pero yo compro lo que me da la gana, dijo Pánfila a su amiga Martirio.
- Pues, yo también hago lo mismo, replicó Martirio.
Martirio era un auténtico martirio para el Dr. Porfirio Sacacorchos del Campo Santo, su marido.
Su matasanos calientacamas ya no aguantaba con las vastas deudas, y eso a pesar de que este médico chunguero y pesetero hacía unas cuantas triquiñuelas a escondidas en el hospital, tal como vender partes de cadáveres humanos (Figs. 2-3) en el mercado negro a elevados precios a practicantes médicos, de esos que suelen reunirse en caros hoteles para practicar nuevas técnicas de cirugía para no matar a sus pacientes en la sala de operaciones, cosa que hacían un buen rato después de haber probado unos seductores trozos de pastel femenino.
Figura 2. El mercado negro de oráganos humanos. Fuente: Yur Topic. |
Figura 3. Un corazón humano listo para transplante. Fuente: Yur Topic. |
Ambas mujeres de acuerdo, inmediatamente se subieron cada cual a su respectivo lujoso coche y se largaron a comprar unos cuantos pares de zapatos nuevos cada una de ellas.
Se fueron derecho al recién inaugurado metrocentro estratégicamente situado a las afueras de la ciudad. Uno de tantos abiertos por mafiosos junto con la colaboración de sus cuñas oficiales, envueltos en una maraña de empresas fantasmas que resultan en un sofisticado tango para blanquear dinero de la mafia al fin y al cabo.
Al otro extremo de la ciudad, estaba el pícaro Primario Gamba Robolandia que también había decidido modernizar un poco su ajuar, adquiriendo unos nuevos trajes para proyectar una buena imagen en su trabajo de vendedor de seguros de cualquier clase pero especialmente de vida (Video 1). ¿A quién? A los tontos que aún no se han dado cuenta que en la vida lo único seguro es la segura visita de Morta, la parca que pondrá fin al final del camino.
Habiendo sido programados desde niños para consumir mierda, Primario, el vendedor de seguros, hizo lo mismo que las dos mujeres, Pánfila y Martirio, subirse a su coche último modelo, según él demostrando así que tenía poder sin tener poder donde quería tener todo el poder para poder sostener sus hábitos caros de poder.
Primario salió disparado instintivamente hacia el mismo centro comercial de los mafiosos, uno de tantos garrapiñados por los lameculos delegados oficiales destalegados.
La campaña publicitaria en la TV, la radio y la prensa sobre los falsos ridículos precios en las nuevas tiendas del nuevo centro comercial curiosamente denominado El Tumbado, obviamente había dado un buen resultado como era esperado.
Video 1. Un persuasivo vendedor de seguros.
Habiendo sido programados desde niños para consumir mierda, Primario, el vendedor de seguros, hizo lo mismo que las dos mujeres, Pánfila y Martirio, subirse a su coche último modelo, según él demostrando así que tenía poder sin tener poder donde quería tener todo el poder para poder sostener sus hábitos caros de poder.
Primario salió disparado instintivamente hacia el mismo centro comercial de los mafiosos, uno de tantos garrapiñados por los lameculos delegados oficiales destalegados.
La campaña publicitaria en la TV, la radio y la prensa sobre los falsos ridículos precios en las nuevas tiendas del nuevo centro comercial curiosamente denominado El Tumbado, obviamente había dado un buen resultado como era esperado.
Y de esa manera, tres personas en diferentes partes de la ciudad habían decidido sin tener ninguna necesidad de que comprando alguna cosa les alegraría su puta vida, y les haría olvidar aunque sea por unos instantes su personal emocional infierno, tal como se los habían prometido repetidas veces sus respectivos expertos en psicología emocional, quienes también eran esclavos de los caprichos y las modas sofisticadamente esparcidas por todos los medios de comunicación a cada rato, esa cosa de que consumir es existir.
Poco les importaba a estos chupópteros que cayera quien cayera donde fuera (Video 2) con tal de salirse con la suya: tener más de lo que debían tener.
Video 2. Green de Patrick Rouxel.
Y de esa manera, el queso biosférico cada día es devorado por estas ratas humanas consumidoras de la Tierra.
Ninguno se había puesto a pensar ni superficialmente ni en profundidad de que los tres, como la gran mayoría alrededor del mundo, habían caído en la trampa del consumismo expertamente puesta por los ingenieros sociales y psicólogos del marketing para capturar ratas humanas.
Y posiblemente así, prisioneros del consumismo, acabarían sus días.
Consumiendo y tirando a diestra y siniesta en un anti-biosférico círculo vicioso sin fin donde cada día apararecía nuevamente el vacío que intentarían de nuevo llenar con cosas todos los días.
Y las trampas para atrapar gente sí que eran (y son) eficientes.
Tres ratas humanas, más miles de otras víctimas montadas en el mismo tren del consumismo, cayeron en la trampa ese día (Videos 3-4). El Tumbado estaba tumbando mucha gente tumbada antes de ser tumbada.
Tres ratas humanas, más miles de otras víctimas montadas en el mismo tren del consumismo, cayeron en la trampa ese día (Videos 3-4). El Tumbado estaba tumbando mucha gente tumbada antes de ser tumbada.
Video 3. El capitalismo y su funcionamiento psicológico.
Video 4. La cárcel del consumismo.
Si fue así como dicen los científicos, casi 5.000 millones de años de evolución en la Tierra desde el principio hasta los humanos, ¿para ésto?
Fuck!!
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