25 de julio de 2013
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Fuente: Pan con lo Mismo. [La causa del incendio parece que fue el encendido de pedos en la cama] |
Llegaron en coches lujosos, después de haberse llenado las barrigas con los más exquisitos y caros manjares y finos vinos en el restaurante de lujo más caro de la ciudad, y todo pagado con dinero ajeno. La reunión estaba prevista para las cinco de la tarde.
Entraron en el amplio salón y se acomodaron en sus respectivos asientos. Miraron los papeles que tenían en sus respectivos puestos. El silencio se apoderó del lugar por un breve instante.
Fue roto por el crujido de una silla cuando una mujer gorda intentó ponerse más cómoda. Su marido, que posiblemente pesaba 300 kg, estaba al lado de ella, se pasó la mano sobre la frente y después por las nalgas y seguidamente se raspó la nariz. Ambos estaban nerviosos. La exuberante comida grasienta y jugosa colmada de xenobióticos les había alterado sus hemorroides.
Son cosas que muy a menudo ocurren con los ambiciosos humanos cuando se meten en el tren de la carrera de los camaleones sociales en la sociedad humana, pues las buenas costumbres se maman (son adquiridas) en casa no en la escuela. La escuela es sólo una capa de pintura.
El tópico a discutir era un tema un poco embarazoso para todos los allí presentes pero los titiriteros, las manos escondidas que manejan a estas marionetas lameculos (ass kissers), habían decidido que a los rebaños de borregos humanos había que meterles y ponerles otra cadena invisible más dentro de la sopa cultural en la que ya los tenían nadando.
¿Cuál era el tópico a tratar por estos zánganos?
Era precisamente el pedo, ese chorro de aire intestinal hediondo que cada humano se echa, coma lo que coma, en cantidad suficiente para llenar de 1/2 a 2 litros de gas cada día.
Gases que multiplicados por la cifra de casi 7 billones de humanos en la Tierra no sólo le agregan al cambio climático sino que también constituyen un desperdicio de recursos naturales, pues bien aprovechados vendrían a solucionar en parte la crisis energética de este simio desnudo estúpido que lo único que hace es comer, cagar, dormir, pajearse y pisar (follar) debido al aburrimiento, comprar lo que no necesita y por supuesto, joder su propio nido planetario.
Estamos hablando de aproximadamente 700,000,000 a 14,000,000,000 litros de gases, principalmente metano, etano y butano, gases combustibles, que cada día son producidos por estos imbéciles simios desnudos cagones y pisones (Homo insapiens). Y esto es aparte de los eructos, pero eso ya es otra cuenta.
Estamos hablando de aproximadamente 700,000,000 a 14,000,000,000 litros de gases, principalmente metano, etano y butano, gases combustibles, que cada día son producidos por estos imbéciles simios desnudos cagones y pisones (Homo insapiens). Y esto es aparte de los eructos, pero eso ya es otra cuenta.
El uso apropiado de estos gases llamados pedos bien aprovechados incluso podrían poner al hombre en la Luna o servir un poco para ir a colonizar Marte (Fig. 1).
Figura 1. Hombre a propulsión a chorro. Fuente: Pan con lo Mismo. |
El presidente de la reunión leyó la propuesta a todos los miembros de la colmena de chupópteros (chupacabras, vampiros) y el salón se llenó con ruido de papeles, esos sonidos tan típicos y característicos donde hay holgazanes burócratas revuelcapapeles (paper shufflers) , quienes a veces no saben si lo que tienen frente a sus ojos está al derecho o al revés, o quieren aparentar que trabajan y "sudan por su pan de cada día".
La propuesta era simple: Declarar al Pedo como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Para ello deberían elaborar un plan estratégico para que los borregos humanos a escala global se lo tomen a pecho, pues sería necesario decirles que tirarse un gran pedo estruendoso entre la 4 y 5 de la tarde cada día era cosa buena para su salud.
Para no aburrir al lector sobre lo transcurrido en la reunión, la cuestión les resultó más fácil de lo que creían los chupasangre de gente, pues los rebaños de humanos son descerebrados.
Todos excepto uno estuvieron de acuerdo y los que dieron el si firmaron el Acta donde declaraban al Pedo como Patrimonio de la Humanidad.
La persona que no estaba de acuerdo dijo que habría que contratar a un grupo de científicos mataratas (mad scientists) para investigar este asunto de los pedos y luego dependiendo de los resultados nombrar un comité especializado. Lo cual, según los entendidos, se llevaría unos 10 años de estudios sofisticados de culos, tripas y metabolismo de alimentos.
Luego el siguiente paso fue simple. Sólo fue cuestión de nombrar un Comité Médico de Pedos, lo que redundaría en pagar a unos cuantos médicos inescrupulosos y ladrones, de esos que hacen más de 1 millón de operaciones quirúrgicas al año para cobrar ellos y las compañias aseguradoras buena paga, quienes deberían elaborar un programa corto de dos minutos para la TV donde decían que la gente necesitaba echarse un pedo a eso de de 4 ó 5 de la tarde todos los días y que de esa manera se mantendrían sanos y fuertes y colaborarían con resolver la crisis económica.
Además nombraron a unos cuantos niñatos ganadores de medallas olímpicas para que salieran también por TV, anunciando que su secreto de su velocidad en las carreras eran sus pedos y que por lo tanto recomendaban tirarse un pedo no sólo por su salud sino que era honorar el Patrimonio de la Humanidad.
Aparte de esto, los chupópteros de la reunión estuvieron de acuerdo en que se deberían nombrar Cuerpos Especializados de Vigilancia sobre Pedos alrededor del mundo, pues cualquier persona que atentara contra la dignidad de tirarse un pedo a las 4 ó 5 de la tarde sería considerado como un pedorrista (a fartrrist), un nuevo término inventado por ellos.
Las revistas y los periodicos del mundo no se pelearon por la gran noticia, pues son de los mismos dueños. Sendas páginas de colores en primera plana ararecieron ese mismo día de la declaración universal del pedo, luego siguió el río de tinta a lo largo de un año.
Para entonces ya el pedo de la tarde había sido aceptado por la gente alrededor del mundo. El pedo se había globalizado.
Y la crisis económica que tenía de los cojones al mundo comenzó a desbaratarse, pues se hicieron famosos los cursillos de pedos, dietas de pedos, restaurantes especializados con menús para tirarse más pedos, viajes para los más pedorros, revistas para hombres y mujeres especializadas para los pedos, centros de enseñanza (colegios, escuelas, universidades) para pedos, laboratorios para pedos, simposios científicos anuales sobre pedos, revistas científicas para pedos, surgió un Pedoliwood para hacer películas sobre pedos (Video 1), se montó un Premio Pedovel para galardonar a los científicos matamonos locos e innovadores en tecnología y ciencia de punta en pedos, etc., etc., lo que trajo una verdadera activación y revolución de la economía estancada. Y como es de esperarse, las industrias farmacéutica y médicas se forraron (made a killing).
Video 1. El Homo insapiens adorno lujosamente los baños para sus sinfonías secretas.
Lo bueno de esto es que ya no te podían echar de tu trabajo por tus pedos hediondos. Todo lo contrario, te alabarían. Posiblemente incluso te podrías ganar una medalla al mérito por la dignidad del pedo.
El hombre había entrado en la Edad de Pedos.
Pero algo había salido mal. Los mascotas en casa entraron en crisis por los pedos y en algunos casos fallecieron. La gente comenzó a preocuparse y el asunto pasó al más alto nivel para ser examinados por otra cuadrilla de burócratas chupasangre.
Como siempre, el cerebro del humano está especializado para resolver problemas pero a fin de cuentas crea más problemas que los resuelve.
Es por esta razón que estos sacos de mierda con dos patas, micos de mierda y pedos (Homo insapiens) se han cagado en su propio planeta.
En un ático de un rascacielos, los titiriteros sonrieron.... Eran los más pedorros de todos, los más mierda. Y los más ciegos.
La propuesta era simple: Declarar al Pedo como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Para ello deberían elaborar un plan estratégico para que los borregos humanos a escala global se lo tomen a pecho, pues sería necesario decirles que tirarse un gran pedo estruendoso entre la 4 y 5 de la tarde cada día era cosa buena para su salud.
Para no aburrir al lector sobre lo transcurrido en la reunión, la cuestión les resultó más fácil de lo que creían los chupasangre de gente, pues los rebaños de humanos son descerebrados.
Todos excepto uno estuvieron de acuerdo y los que dieron el si firmaron el Acta donde declaraban al Pedo como Patrimonio de la Humanidad.
La persona que no estaba de acuerdo dijo que habría que contratar a un grupo de científicos mataratas (mad scientists) para investigar este asunto de los pedos y luego dependiendo de los resultados nombrar un comité especializado. Lo cual, según los entendidos, se llevaría unos 10 años de estudios sofisticados de culos, tripas y metabolismo de alimentos.
Luego el siguiente paso fue simple. Sólo fue cuestión de nombrar un Comité Médico de Pedos, lo que redundaría en pagar a unos cuantos médicos inescrupulosos y ladrones, de esos que hacen más de 1 millón de operaciones quirúrgicas al año para cobrar ellos y las compañias aseguradoras buena paga, quienes deberían elaborar un programa corto de dos minutos para la TV donde decían que la gente necesitaba echarse un pedo a eso de de 4 ó 5 de la tarde todos los días y que de esa manera se mantendrían sanos y fuertes y colaborarían con resolver la crisis económica.
Además nombraron a unos cuantos niñatos ganadores de medallas olímpicas para que salieran también por TV, anunciando que su secreto de su velocidad en las carreras eran sus pedos y que por lo tanto recomendaban tirarse un pedo no sólo por su salud sino que era honorar el Patrimonio de la Humanidad.
Aparte de esto, los chupópteros de la reunión estuvieron de acuerdo en que se deberían nombrar Cuerpos Especializados de Vigilancia sobre Pedos alrededor del mundo, pues cualquier persona que atentara contra la dignidad de tirarse un pedo a las 4 ó 5 de la tarde sería considerado como un pedorrista (a fartrrist), un nuevo término inventado por ellos.
Las revistas y los periodicos del mundo no se pelearon por la gran noticia, pues son de los mismos dueños. Sendas páginas de colores en primera plana ararecieron ese mismo día de la declaración universal del pedo, luego siguió el río de tinta a lo largo de un año.
Para entonces ya el pedo de la tarde había sido aceptado por la gente alrededor del mundo. El pedo se había globalizado.
Y la crisis económica que tenía de los cojones al mundo comenzó a desbaratarse, pues se hicieron famosos los cursillos de pedos, dietas de pedos, restaurantes especializados con menús para tirarse más pedos, viajes para los más pedorros, revistas para hombres y mujeres especializadas para los pedos, centros de enseñanza (colegios, escuelas, universidades) para pedos, laboratorios para pedos, simposios científicos anuales sobre pedos, revistas científicas para pedos, surgió un Pedoliwood para hacer películas sobre pedos (Video 1), se montó un Premio Pedovel para galardonar a los científicos matamonos locos e innovadores en tecnología y ciencia de punta en pedos, etc., etc., lo que trajo una verdadera activación y revolución de la economía estancada. Y como es de esperarse, las industrias farmacéutica y médicas se forraron (made a killing).
Lo bueno de esto es que ya no te podían echar de tu trabajo por tus pedos hediondos. Todo lo contrario, te alabarían. Posiblemente incluso te podrías ganar una medalla al mérito por la dignidad del pedo.
El hombre había entrado en la Edad de Pedos.
Pero algo había salido mal. Los mascotas en casa entraron en crisis por los pedos y en algunos casos fallecieron. La gente comenzó a preocuparse y el asunto pasó al más alto nivel para ser examinados por otra cuadrilla de burócratas chupasangre.
Como siempre, el cerebro del humano está especializado para resolver problemas pero a fin de cuentas crea más problemas que los resuelve.
Es por esta razón que estos sacos de mierda con dos patas, micos de mierda y pedos (Homo insapiens) se han cagado en su propio planeta.
En un ático de un rascacielos, los titiriteros sonrieron.... Eran los más pedorros de todos, los más mierda. Y los más ciegos.
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