HAZME SUAVE EL INSTANTE
Alberto Masferrer
(El Salvador, 1868-1932)
(El Salvador, 1868-1932)
Hazme suave el instante. Mañana, esta noche tal vez, he de partir y
será para no volver…., para ya no volver
jamás….jamás.
Pasarán milenios y edades y eternidades, y yo no
volveré.
Rodaremos de mundo en mundo por toda la inmensidad de los cielos y no
volveremos a encontrarnos. Y aún si nos encontráramos aquí mismo una y otra vez,
no sabrás quien soy yo, ni yo te reconoceré.
Porque solo se encuentran los que se compenetran, los que vencieron
la barrera de la separación, los que se adivinaron y se sacrificaron, uno en
aras del otro, los miles egoísmos del ser.
Por eso, hazme suave el instante; porque una vez muera, una vez la
primera palada de tierra caiga sobre mi féretro, ya de nada servirá que me
llores y que te lamentes de no haberme endulzado el amargo
vivir.
Ahora, ahora que vivo o padezco, todo es hiel o miel para mi alma.
Una sonrisa, una palabra, una mirada, un simple gesto cordial es medicina y
alivio para mi atribulado corazón. Después ya perdido en las tinieblas del
sepulcro, nada me servirá.
Ahora me puedes dar amor. Después solo palabras vanas y lágrimas
tardías. Por eso hazme suave el instante, hazme suave el instante, si es que
sientes deseos de endulzarme el amargo vivir.
Después, ¿Qué?... ¿Que haré yo con tus negros vestidos y tu semblante
contristado? ¿De que me servirá que suspires y descubras en mí cien virtudes y
gracias que antes no conociste? ¿De que servirá que enaltezcas mi nombre y te
abismes en la contemplación de mí ser?
¿Fui bueno, malo, cariñoso, áspero, cordial o incomprensivo? Fui….ya
no soy….Ahora soy, nomás una sombra, un nombre, nada. Ahora, que me recuerdes o
me olvides, es igual, y todos tus lamentos los cambiaría yo por una sola
suavidad que me hicieras cuando yo aún existía.
Por eso, hazme suave el instante, este instante que es la realidad,
la sola y accesible realidad.
Si nos separamos sin fundirnos, ya nunca más nos hallaremos. Porque
tendremos que aprender una lección distinta de la vida. El destino arrastrará a
cada uno a expiar y aprender la lección que no logro aprender y la culpa que no
alcanzara a expiar. Un huracán dispersará nuestras almas, y un foso inmenso
dividirá nuestras vidas.
Acaso andaremos el uno junto al otro, sin sospechar que un tiempo nos
amamos, o creímos amarnos. Y por no haber sabido amarnos, porque todo no era
sino egoísmo y vanidad andaremos extraños el uno junto al otro. Y ya nunca
sabremos quien es ni adonde fue aquel a quien no supimos
amar.
Por eso, hazme suave el instante, este instante, este único instante
en que tu corazón puede aislarme de la eternidad.
Si hazme suave el
instante…
El nombre es ALBERTO MASFERRER
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