Por Salvatore Scimino
14 de mayo de 2012
Cada uno de los seres que habita en la Tierra es una pieza que encaja perfectamente en el gran rompecabezas ecológico planetario excepto el Macropsichos megabiocidus u Homo sapiens.
Esta bestia bípeda desnuda, hedionda, megalomaníaca, ebria de "lógica", tan "logica" que ya tiene bastante avanzado el proceso de ecocidio de la Tierra, es la única que caga sus propias nalgas y todo lo que le rodea.
La lógica no le da lógica. Tanto el que manda como el mandado están atrapados en un ciclo vicioso de ecovampirismo. "Cambia tú pero no yo", así se resume su filosofía.
El ecovampiro es un tamal de lodo relleno de una fritanga de incertidumbres y preocupaciones aceitosas.
¿Podrá el ecovampiro salir de su infantilismo egocéntrico y pasar a una etapa adulta ecocéntrica a tiempo? La conducta de la mayoría de borregos humanos dormidos no da mucha esperanza.
Es una bestia enamorada de sus órganos genitales. Pero su deporte favorito - la cópula sexual - es extremadamente ponzoñoso para la Tierra. El mundo no va acabar en una explosión sino en un gemido.
Ciudad de Toronto, Canadá. Fuente: Mis Wallpapers.
Mina de hierro. Fuente: Pangea.
Pareja de ecovampiros en un coche. Fuente: 123RF.
Un pareja de ecovampiros en ritual de pre-cópula en restaurante. Fuente: Buscar Aquí.
Ecovampiros aplicando aceite a sus válvulas de escape. Fuente: La Vanguardia.
Bosque destruido por ecovampiros. Fuente: Arco Iris de la Vida.
Guarida de ecovampiros. Fuente: Google images.
Ecovampiros frotando callos mentales. Fuente: 123RF.
Esperma de ecovampiro en acción. Fuente: Taringa!.
Manada de ecovampiros. Fuente: Google images.
Miles de coches de los ecovampiros. Fuente: Interacciones.org.
Destrucción de la Tierra por los ecovampiros estúpidos. Fuente: Ecosistemalexis.
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