Por Salvatore Scimino
8 de mayo de 2012
Fuente: Chistes y Pensamientos Varios.
La palabra consciencia trae carga. Los ecovampiros (Macropsichos megabiocidus=Homo sapiens) en su búsqueda por encontrar la perfecta masturbación mental han escrito miles de volúmenes sobre este fenómeno neuronal.
En lugar de haber cuidado del planeta, los ecovampiros se han pasado cientos de años pajeándose la mente. Y siguen. Ya se ve muy bien por doquier el resultado de su obsesión por masturbarse la mollera. Agua, suelo y aire envenenados (Video 1).
Video 1. Planeta Tierra enfermo de humanidad (=ecovampiridad).
Para que darle tantas vueltas. La consciencia es un programa de un biordenador sofisticado pero mal alambrado (cerebro), el producto de una tormenta neuronal resultante de la conexión de la parte primitiva reptiliana del cerebro y los lóbulos frontales (consciencia sin consciencia=sonambulismo). Es un chorro de diarreas mentales (Video 2).
Video 2. Bioquímica del cerebro.
A más datos almacenados en el cerebro (experiencias), mayor será la habilidad de resolver los nuevos retos de la llamada realidad a la que un ecovampiro se puede enfrentar, una realidad que bien podría ser nada más que un programa virtual o universo holográfico (Videos 3, a-b) creado por algún demiurgo aburrido (el programador) (Video 4).
a
b
Videos 3, a-b. El universo hologgráfico.
Video 4. El arquitecto de la matrix.
Pues bien, si todo fuese holográfico, ¿para qué preocuparse del estado de la naturaleza si es sólo una ilusión? Debemos. Los programas dañados pueden causar cortocircuitos al ordenador.
Una célula del corazón no anda por allí diciendo "yo quiero ser mejor que tú" y se separa de las demás. Lo contrario, mantiene la armonía comunitaria aunque tú te atiborres de comida chatarra. Al final el conjunto no aguanta y su programa revienta y lo mismo haces tú.
Mientras hemos vivido de manera insensata, sin armonía, hemos corroído el programa de la Tierra. Nuestro sonambulismo es contraproducente para el planeta.
Las ramas donde posa la élite global deben ser sacudidas, pues los muy idiotas en su búsqueda por las grandes ganancias económicas aún no se han enterado que cuando caiga el árbol, también ellos caerán. Todos debemos enrumbar y enfocar nuestras vidas hacia el cuidado de la Naturaleza.
Están a mano las herramientas. Los ecovampiros se las han ingeniado para poner en papel todas sus diarreas mentales por medio de la escritura. Consecuentemente, pueden pasar sus sacos de diarreas mentales a las futuras generaciones escrita en libros, los cuales son almacenados en bibliotecas. Un nombre curioso para una diarreoteca.
Un libro es una larga diarrea mental empaquetada. También pueden verse como un paquete de parásitos procedentes de una diarrea mental ajena lista para contaminar tu programa. Y una biblioteca es un depósito de diarreas mentales de la ecovampiridad, o si te gusta llámala "humanidad".
Pocos son los libros que transmiten información que hace bien al que la recibe. Hay que buscarlos. Hay que aprender como la gallina a distinguir la paja del grano. No nos dejemos engañar.
Pero nos joden por dejados y holgazanes. Por eso decimos que de diarreas mentales acumuladas a la sabiduría hay un buen trecho, medido en años luz.
Hasta hoy, los ecovampiros no han demostrado nada de sapiens. La prueba es un planeta enfermo, jodido por un simio desnudo que se las da de listillo pero que de verdad es muy estúpido, ecológicamente hablando. Los ecovampiros son el virus de la Tierra (Video 5).
Video 5. La enfermedad de la Tierra.
Alrededor de los cinco o seis años, antes o después, los ecovampiros sufren un big bang cerebral, la apertura del saco de diarrea mental que ellos llaman consciencia. A partir de aquí los ecovampiros se enfrascarán en una olimpiada de pensamientos, chisporrotazos de arriba para abajo y de aquí para allá dentro de su cabeza, que nunca cesarán.
Habrá silencio en las cabezas de los ecovampiros sólo cuando llegue la huesuda (la muerte), clave su aguijón en la mollera y se los levante y lleve a la tumba. Hasta allí llega su diarrea mental. Fin de su disco duro rayado. La vida de un ecovampiro es una secuencia de masturbaciones mentales.
Está a la vista que los ecovampiros no son nada más que simples masas de carne. Son robots biológicos programados para masturbarse la mente. Y comer mucha mierda.
Dicen que a los cerdos les gusta comer mierda, pero los ecovampiros les ganan. A los ecovampiros les encanta tragar más mierda que a los cerdos (Fig. 1): electrónica, auditiva, visual, etc., incluso, aquellos de conducta aberrante a escondidas, la que sale de sus escapes traseros y delanteros, a lametazos.
Figura 1. La comida favorita de los ecovampiros. Fuente: Gusanos.
Un ecovampiro es un saco de diarreas mentales. Es una bestia obsesionada por la mierda. No en balde cuando los machos ven pasar una ecovampira que les dispara sus deseos de copular, ellos exclaman: ¡Qué culo! (Fig. 1). Bueno, en algunos países donde practicaban el canibalismo dicen ¡Qué cuero! (Fig. 2).
Figura 1. Trasero de una ecovampira. Fuente: Comicaire.
Figura 2. Alfombra humana. Fuente: decoración 2.0.
Y ellas obsesionadas por su propio cuerpo, en mantenerlo bello (según dicten las normas ecovampíricas), dicen: ¡Ay, qué cara, más mona! (si les dispara su instinto maternal) (Fig. 3). O, ¡qué cuerpo! (si quieren que les dominen y arrastren como en las caricaturas de Trucutú) (Fig. 4).
Figura 3. El ecovampiro más sexy del planeta. Fuente: EL MUNDO.es.
Figura 4. Ecovampiro musculoso. Fuente: Muscle and Strength.
Aunque la gran mayoría de ecovampiras son atraídas por machos con algo especial. Como dijo el Mago de ID:
Mago: "Voy
a preparar un perfume que volverá locas a las mujeres”
Rey: ¿Qué
clase de perfume?
Mago: “Esencia
de billetera.”
El ecovampiro, la bestia que se cree el culmen de la evolución y rey sobre la Tierra, es una bestia patética. ¿O no? Si no, entonces demostremos lo contrario.
Fin de esta diarrea mental. Ojalá te sirva de algo para que despiertes de tu sonambulismo.
Haz que la Naturaleza sea el centro de tu vida. Guía tu próxima diarrea mental hacia Ella. Todos te lo agradeceremos.
¡VAMOS, TRONCO, DESPIERTA!!!
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