Por Salvatore Scimino
15 de julio de 2012
Fuente: Los Pollitos.
La película sobre la vida de las gallinas y sus huevos es sorprendentemente enternecedora y causa reflexión. Nos muestra a los humanos como somos, brutales y crueles, en su mayoría. Somos una especie de mucha capacidad pensadora pero a la vez atada a costumbres atávicas, de hace 200.000 años.
Esas costumbres salvajes que afloran tan fácilmente en el mundo actual, guerras, riñas, peleas, asesinatos, etc., estaban bien para poder sobrevivir en el período Pleistocénico. Hoy esas mismas nos están llevando a borde del colapso ecológico y social. Todo indica que vamos rumbo a una hecatombe global, la Tercera Guerra Mundial.
Indudablemente que si sólo sobreviviesen nada más que dos humanos de esa guerra apocalíptica, lo más seguro es que serían enemigos acérrimos.
Si fuesen hombres pueda que las ganas de pisar (fornicar), ya que el cerebro del Homo sapiens está alambrado para maximizar sus genes a cada rato y vivir en una cópula sexual eterna, los llevase a convertirse en "amigos" sólo para montarse uno al otro. O pueda que se juntasen para cazar o torturar animales, si quedase algo que joder y abusar con piedras y palos.
Si fuesen mujeres tal vez naciese una amistad entre ellas, o se matasen a arañazos de envidia si una tiene lo que la otra desea.
Y por último si uno fuese hombre y el otro una mujer, pueda que se juntasen y se dedicasen a bonobiar (copular) para hacer una familia. También podría resultar que la mujer lo encontrase feo y lo echase a pedradas. El miedo al futuro podría acercarlos y mantenerse de amigos por conveniencia.
Los Homo "sapiens" solamente pueden hablar de paz cuando tienen la barriga llena.
Por supuesto, a las reglas siempre hay excepciones. La naturaleza juega con nuestros genes.
Así son los "humanos". Nada que ver con los pollos. Estos nunca hacen guerras mundiales.
Los pollos son los humanos. De verdad. Y los maltratamos tan cruelmente. ¡SOMOS UNA MIERDA!!
Y ahora veamos una película de huevos:
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