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martes, 19 de mayo de 2015

CANCER ANAL II: LA CONSPIRACION CONTRA EL CULO

Excisión abdominoperianal de cancer anal de un joven de 30 años de edad. Fuente: Dr. Mohinder Singh´s Space.



Por Salvatore Scimino & Henri Cagnengues
19 de mayo de 2015

NO APTO PARA PERSONAS DELICADAS

Hemos visto que sin lenguaje académico entendemos las cosas mejor, nada de terminología rimbombante ni otras excentricidades puras del sacerdocio médico.

El mundo de los humanos ya está demasiado lleno de hipocresías y mentiras. Por ejemplo, hablan de paz y al mismo tiempo sueltan las balas y bombas. Dicen te quiero cuando de verdad te quieren matar, al menos en sus adentros. De tal manera  que nuestro lenguaje es llano hasta donde lo podamos evitar.

Pues bien, vamos al ataque. 

El culo es uno de los lugares más admirados y maltratados del cuerpo humano. Pero también, el culo es un campo de batalla. Existe una conspiración alimentaria contra el culo.

Esta conspiración contra el culo comprende dos guerras: 

  • La guerra antianal intrínseca
  • La guerra antianal extrínseca

Las dos guerras antianales suman a un desastre culoclástico. Es decir, a un revienta-culo.


La guerra antianal intrínseca

La guerra antianal intrínseca implica un ataque que está siendo llevado a cabo por uno mismo, por la adicción a los alimentos artificiales que adoramos y consumimos.

Estos alimentos no son alimentos sino artillería pesada contra el culo y son la droga del humano moderno, siempre y cuando gane o robe suficiente dinero para comprarlos.

En realidad, son alimentos para extraterrestres.

Ahora, pasemos a la otra guerra, la extrínseca.

La guerra antianal extrínseca

La guerra antianal extrínseca, es parte de una invasión de un ejército extranjero con tremendo y sofisticado armamento bélico.

Implica una guerra ajena, esa que sale de otras manos fuera del control de cada persona y está bajo el control de políticos, banqueros, empresarios y científicos y médicos prostituidos, los especialistas de chequera. Gentuza o diablos repletos de ambición y codicia, por el dinero, la fama y el poder.

Esta guerra extrínseca contra el culo ha sido montada por una mafia médica y farmacéutica y por supuesto, la industria alimentaria junto con sus técnicos y científicos lameculos, con la connivencia de políticos mierderos, pícaros y ladrones y reyezuelos y reinas de opereta que les apoyan.

Montada por esas mismas personas – los chupópteros de la élite mundial, los mandamases - que también salen perdiendo la batalla contra su propio culo, pues esta pandilla global de acaudalados y satánicos también están bajo el mismo sol como los demás y comen la misma mierda que todos los demás, aunque la comida tenga apariencia muy bonita, sofisticada, excesivamente adornada y cara, ya sea en sus hogares o cuando estos adinerados cenan en los restaurantes (o narco-restaurantes) de lujo, esos lugares de precios estafadores para ricos y narcos.

Siempre recordando que la mafias médica, farmacéutica y alimentaria al fin y al cabo son cabezas de la misma hidra y trabajan en cahoots directa o indirectamente con sanidad, la cual la mayor parte de las veces es una mierda.

Por un lado sanidad dice que te protege y por otro permite que te jodan, dejando pasar por su escudo burocrático gran cantidad de sustancias artificiales que son dañinas para el cuerpo humano, para los animales y para la salud ambiental.

Sanidad normalmente no actúa rápidamente como debería, a no ser que que algunos consumidores se jodan y enfermen o caigan muertos por allí como moscas y la prensa colabore o haga su agosto con este tipo de noticias.

Mientras esto no ocurra, mientras nadie se queje, mientras nadie acabe en el hospital o muera intoxicado, a sanidad no le importa un bledo, no le importa una mierda, que la gente consuma mierda empaquetada y etiquetada, muy bonita, elegante, con el sello de bueno, de “primera calidad para el consumo humano”.

¿No será todo esto es parte de la supuesta conspiración, lo que se conoce en los círculos militares como “soft kill” (muerte suave, silenciosa), según la cual la élite global tiene planes de eliminar una gran parte de la población humana mundial?

Los conspiranoicos dicen que sí. Y pueda que tengan razón.

En fin, sanidad usualmente funciona como un aparato burocrático torpe,  repitiendo como un disco rayado a cada rato que “lo hacemos por vuestro bien” o “velamos por vuestra salud”.

Fuck!

Esta conspiración sobrecarga al culo hasta que revienta y entonces este agujero se revela. Ya no te deja cagar ni “pisar” (follar, copular) ni dormir a gusto.

Entonces, con el culo roto y maltrecho, la vida ya no es vida. Se vuelve un infierno.

Y la hipocresía del humano (Homo insapiens) no ayuda en nada al culo.

Por un lado, al culo se le idolatra y celebra en el mundo erótico y de la moda pero por otro lado, a la hora de la hora, aguanta con todo lo que le metan al cuerpo arriba por la boca y abajo también.

Por abajo, aguanta que lo hurgue el proctólogo cuando el culo te falla o se te ha roto y tienes que ir a que te lo revisen con los aparatos y te lo repare este especialista (Video 1).



Video 1. Una visita al proctógolo. Uploaded by AlexThunder Pacheco.


Para los amantes de los escatológico, el culo también puede ser sometido a tremendo pistoneo en el juego "amoroso" y lo pueden "quemar" con extraños aparatos mecánicos sexuales (Fig. 1).

Figura 1. Primitivo juguete sexual del Homo insapiens. Fuente: gizmodo.com.



Y para terminar de joder al culo, la conspiración implica que por el culo pasan los desechos o residuos de todos los alimentos antropogenizados (sofisticados, procesados) que los Homo insapiens modernos consumen (Fig. 2).



Figura 2. Alimentos procesados consumidos por el Homo insapiens. Fuente: New Illuminati.



Sin dejar de mencionar que gran parte de estos alimentos “modernos” están envueltos en plástico.

Estos plásticos deben su flexibilidad a los tóxicos ftalatos (esteres de ftalatos) que contienen.

Y estos malditos esteres de ftalatos son altamente contaminantes y peligrosos. Una vez soltados en el medio ambiente contaminan el agua y el suelo, matan rápida o lentamente todo ser vivo que encuentra a su paso.

Los ftalatos le pueden dar la vuelta al mundo pero siempre vuelven a tu plato. Tenlo por seguro. Si no te lo crees, te recomendamos que leas el artículo de Peinenburg & Struijs (2006) o, para saber más sobre estas sustancias, el trabajo de Staples (2003), para empezar.

Según Peinenburg & Struijs (2006), sólo en la Unión Europea aproximadamente 1,000,000 toneladas de ftalatos son producidas anualmente. A escala mundial 4,300,000 toneladas son fabricadas cada año y siguen aumentando. De los 18 esteres de ftalatos, el di(2-ethylhexyl)phthalate (DEHP) se lleva casi el 50% de la producción anual.

Y es que esta bípeda bestia que se autollama “humano” es generalmente, al final de cuentas, tan tarada e imbécil en cuestiones de cuidar su propio cuerpo como debería, de velar y cuidar su entorno biológico y ya no se diga el biosférico. 

Por algo dicen algunos expertos que "el hombre a pesar de sus proezas tecnológicas es un absoluto idiota".

Pero la historia de “modernizar” (= joder) y empaquetar los alimentos en plásticos no acaba aquí.

Además, para evitar el crecimiento de bacterias y cualquier otra clase de bichos microscópicos, se les añaden a los plásticos agentes antiniebla, antiestáticos, antimicóticos y antibacterianos. En pocas palabras, más venenos.

Y todos aprobados por la maldita sanidad que sólo sabe rascarse los cojones y/o el culo cuando no le interesa o pone en marcha su motor perezoso cuando se siente apurada, acorralada y acosada por el público enfadado.

Una breve lista breve de los alimentos antropogenizados o sofisticados (alimentos procesados, "junk food", o comida para alienígenas extraterrestres), los que para colmo de males muchos de ellos son adictivos [e.g, los productos del trigo (Triticum aestivum), fuente de exorfinas del gluten (péptidos opiodes) que estimulan los receptores opioides del cerebro humano como las drogas], atentan contra el culo, incluye:

  • Hamburguesas para carnívoros con carne y queso procesados que contienen residuos de hormonas, antibióticos y pesticidas, con aditivos y conservantes,
  • Hamburguesas para vegetarianos elaboradas con soja transgénica que contiene trazas de pesticidas (e.g., glifosato) y de hexano
  • Patatas fritas con aditivos para durar mil años,
  • Carne molida de vaca con residuos de químicos peligrosos (pesticidas, antibióticos, hormonas, etc.) y con bacterias patógenas (e.g., Listeria monocytogenes), 
  • Carne de pollo y pavo con residuos de amonio, cloro, cianuro, antibióticos, hormonas y acaricidas,
  • Chuletas de cerdo con residuos de hormonas, micotoxinas, biocidas y antibióticos,
  • Chuletas de cordero con residuos de cloro y amonio y contaminadas con bacterias patógenas,
  • Salchichas, embutidos y jamones de carne de cerdo, pavo y pollo que contienen xenobióticos (hormonas, insecticidas, herbicidas, etc.), diversos aditivos (emulsificantes, gelificantes, aglutinantes, estabilizantes, colorantes, suplementos de hierro), algunos de los cuales son extraídos de la sangre de animales (polvo de plasma, copos de plasma, polvo de hemoglobina, trombina, proteína fribrinógena, polipétidos de hemoglobina, etc.) que podrían estar contaminados con priones de encefalopatías espongiformes (mal de las vacas locas),
  • Carne de caballo con antiinflamatorios (e.g., bute),
  • Carne de vacuno con residuos de biocidas y hormonas,
  • Carne de canguro con virus, bacterias y parásitos peligrosos,
  • Carne de pavo con residuos de hormonas, pesticidas, antibióticos y micotoxinas,
  • Atún radioactivo y contaminado con  mercurio,
  • Salmón transgénico alimentado con soja y maíz transgénicos (que contienen xenobióticos) y otros alimentos elaborados a base de desechos del matadero, frutas y verduras de baja calidad o descartadas, etc., convenientemente convertidos en pellets,
  • Pescado congelado en nitrógeno líquido en alta mar, tratado con aditivos (colorantes, agentes antibacterianos, etc.) y que contiene residuos de contaminantes (e.g., mercurio, ptalatos). Si el pescado procede de granjas acuícolas contiene residuos de hormonas y antibióticos y de pesticidas procedentes de los pellets elaborados a base de soja y maíz transgénicos,
  • Productos lácteos con residuos de hormonas, antibióticos y micotoxinas y adulterados con aditivos y agentes aglutinantes subproductos de la sangre de los animales (cerdos, vacas, ovejas, caballos, etc.) del matadero,
  • Verduras contaminadas con insecticidas, fungicidas y herbicidas y congeladas y/o gaseadas con dióxido de carbono,
  • Frutas contaminadas con insecticidas, fungicidas, fitohormonas y herbicidas y gaseadas con dióxido de carbono o irradiadas con rayos gamma,
  • Pizzas plastificadas, con ingredientes que contienen aditivos, silicona y residuos xenobióticos,
  • Repostería (donuts, pasteles, bizcochos, etc.) de harina procesada blanca, con azúcar que contiene residuos de herbicidas (glifosato), insecticidas, fungicidas y diversos aditivos (gelificantes, emulsificantes, aglutinantes, estabilizantes, coagulantes, acidificantes, etc.) incluyendo subproductos de la sangre de animales del matadero (e.g., polvo concentrado de plasma de bovinos). Por lo tanto, la repostería podría contener priones de las vacas locas, debido a que, por un lado, el azúcar se blanquea con carbón animal, i.e. carbón fabricado de huesos de animales, y por el otro lado, algunos aditivos de reposterías son elaborados a base de la sangre de animales de los mataderos.
  • Cereales de desayuno con aditivos y contaminados con residuos de herbicidas, insecticidas y fungicidas y fabricados de plantas transgénicas,
  • Azúcar de caña o remolachas transgénicas y contaminadas con herbicidas (glifosato), fungicidas, insecticidas y que podría contener priones de vacas locas (el azúcar se blanquea con carbón animal, i.e. carbón fabricado de huesos de animales del matadero),
  • Patatas con residuos de fitohormonas, herbicidas y fungicidas,
  • Frutos secos con sulfitos y gaseados,
  • Helados con matapiojos,
  • Zumos de frutas con huevo (lisozima) de gallinas torturadas en factorías de animales alimentados con soja transgénica contaminada con herbicidas, fungicidas e insecticidas,
  • Vinos con sulfitos, anticongelantes y huevo (lisozima),
  • Cervezas elaboradas con granos de plantas transgénicas y contaminados con pesticidas y con residuos de vejiga de peces (isinglass),
  • Miel de abeja con antibióticos,
  • Paellas con ingredientes contaminados con residuos de herbicidas, insecticidas y metales pesados,
  • Pan blanco repleto de cientos de aditivos (empeorantes) revienta tripas y con residuos xenobióticos,
  • Arroz y soja transgénicos mataratas,
  • Pan de harina blanca con aditivos y contaminada con herbicidas, fungicidas e insecticidas,
  • Galletas de harina de soja, trigo, maíz o arroz transgénicos y con aditivos,
  • Pasta de trigo (transgénico) adulterada con aditivos y que contiene residuos de fitohormonas y biocidas (insecticidas, fungicidas, herbicidas) y contaminada con micotoxinas,
  • Etc., etc., etc.


Todos los restos de comida después de que tu cuerpo los digiere y extrae lo que necesita de los alimentos que consumes, lo que el cuerpo necesita y un poco más lo que lo que te va a matar, pasan por este agujero negro, el culo. 

Generalmente no pasan tan de prisa como debería ser sino que se atascan arriba de las válvulas de Houston en el recto por múltiples razones.

Puede que tú estés preocupado y eso no te permite ir al baño o todo lo contrario. Podría ser porque eres un tacaño y se acumula la mierda y/o te da miedo ir a baño para evitar el dolor de las almorranas, por miedo a que se te revienten esas venas varicosas superhinchadas o porque no quieres llorar al ver la mierda que se te escapa de las manos en el váter y no la puedes empaquetar y vender a tus vecinos, pues eres un empedernido capitalista. En fin, tú sabrás el motivo.

De todas maneras, la naturaleza no perdona a nadie que abusa de ella. Si la jodes, te da una patada donde más duele.

Y una de las peores patadas es el cáncer. Y a veces te zampa la patada en el mero culo. En el ano (latín annus = anillo), si utilizamos el lenguaje académico.

Pero antes de pasar al cáncer anal, necesitaremos hablar un poco de la anatomía profunda del ano para ubicarnos.

Cosa que junto con el cáncer anal per se abordaremos en la tercera parte y última de esta serie.

Por el momento sólo hemos querido darte una idea de la conspiración contra el culo y, con la primera parte ya escrita, del mundo de los monos vestidos de blanco del taller de los humanos, los médicos.

¡No te lo pierdas, pues tu culo te lo agradecerá!


Referencias

Andrady A. L. (Ed.) (2003). Plastics and the Environment. Wiley-Interscience, Hoboken, NJ, USA. 762 pp.

Ehrenpreis E. D. (2003). Anal and Rectal Diseases Explained. Remedica Publishing, London, UK. 215 pp.

Murphy J. (2001). Additives for Plastics Handbook. 2nd Edition. Elsevier Science Ltd., Oxford, UK. 469 pp.

Nollet L.M.L. & Toldrá F. (Eds.) (2011). Handbook of Analysis of Edible Animal By-Products. CRC Press, Taylor & Francis Group, Boca Raton, FL, USA. 448 pp.

Peijnenburg W. J. G. M. & Struijs J. (2006). Occurrence of Phthalate Esters in the Environment of the Netherlands. Ecotox. Environ. Saf., 63 (2): 204-215.

Staples C. A. (Ed.) (2003). Phthalate Esters. The Handbook of Environmental Chemistry Vol. 3, Part Q. Springer, New York, NY, USA. 353 pp.

Statham B. (2007). What´s Really in Your Basket? An easy-to-use Guide to Food Additives and Cosmetic Ingredients. Sommersdale Publishers Ltd., Chichester, UK. 335 pp.


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Link para la primera parte:

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