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miércoles, 15 de mayo de 2013

EL SIMIO NARCISISTA ANTIBIOSFERICO: ENFOQUE DEL EGO SIN ECO Y VIAJE AL INTERIOR

Por Gundhramns Hammer
15 de mayo de 2013


Sólo los necios, sordos, sonámbulos y dormidos necesitan moverse lejos para buscar lo que ya tienen dentro. A los despiertos les basta una ventana abierta en su corazón.

                                                                    
La sirenita de Copenhague. Fuente: David Suzuki.

Dicen los daneses que la estatua de la sirena es el “espíritu de Copenhague”. Miles de turistas nacionales y extranjeros se aglutinan frente a este bulto de bronce para tomarle fotos o hacerse fotos junto a ella para llevarse un recuerdo del viaje a Dinamarca.

Esto es lo que se llama “tourist trap” (trampa de turista). El punto del prado a donde los borregos humanos son llevados por las empresas de turismo para que “coman hierba”, y a veces mierda.

El turismo antropocéntrico, el ego sin eco, ese desplazamiento de gente de norte a sur y de este a oeste o viceversa para masturbarse la mente, meterla o que se las metan, no es sostenible. Sostenible en el sentido auténtico de la palabra  y no del cacaraqueado como en la prensa clueca.  Mucho menos en una época de crisis medio ambiental.

El tráfico aéreo para mover a estos humanos dormidos y egocéntricos de un lado para otro del mundo para que calmen su infierno interior es una de las mayores fuentes de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Según datos del Air Transport Action Group (ATAG), en el años 2011 más de 2.8 billones de pasajeros fueron llevados de aquí para allá por las líneas aéreas del mundo. Esto significa que a escala mundial, los los vuelos juntos produjeron 676 millones de toneladas de CO2. Esta cifra indica que la aviación es responsable del 12% de emisiones de  COde todas las fuentes de transporte, comparado con el 74% del transporte terrestre.

El ATAG además señala que cerca del 80% de emisiones de CO2 son producidas por vuelos de más de 1.500 km, para los cuales no hay modo alternativo práctico de transporte.

Globalmente, los humanos producen más de 34 billones de toneladas de CO2. Un 2% de esta cifra corresponde a la industria de la aviación.

Siempre recordando que la emisión de la combustión del combustible Jet A-1 de los aviones, cerca de 1.5 billones de barriles anualmente de acuerdo al ATAG, no sólo comprende el CO2 sino que también van implicados otros contaminantes (CO, NOX, partículas de metales pesados, etc.)

Lo que quiere decir que los pedos de los aviones no le añaden nada bueno al aire, todo lo contrario, lo contaminan y joden el equilibrio de los gases de la troposfera.

La troposfera ya está tan jodida que muchos gobiernos se han unido para fumigar esta capa con los famosos chemtrails (Fig. 1) y evitar de esta manera que los rayos UV penetren en la Tierra, entre otros objetivos, algunos de ellos secretos.




Figura 1. Chemtrails en Jaca, Huesca, España. Foto de Milagros S. Trullén (e-rastrillo).



Para complicar más las cosas, este constante ir y venir de ganado humano en los aviones va en aumento. El ATAG ha señalado que para que la industria de aviación alcance su propuesto objetivo de 1,5% de eficiencia anual de combustible desde 2010 hasta el año 2020, las aerolíneas necesitarán comprar 12.000 nuevas naves a un costo de US $1.3 trillones. Esto es mucha plata que se podría invertir en reparar el estado del medio ambiente o el hambre, por ejemplo.

Y estas sinvergüenzas empresas del aire hablan de que para mover el ganado humano globalmente, sus aviones deberían utilizar “biocombustibles sostenibles” para ajustarse a la farsa de lo “sostenible” insostenible.

Todo para que los gaznápiros humanos se distraigan en sus viajes con lo vano, pisen (copulen) en los burdeles, los pisen en hoteles, pedofiléen, trafiquen con drogas, trapichéen con fauna y flora exótica, o realicen sus negocios vanos para su mundo vano y darle vida a un sistema económico vano, sin eco del eco en el ego sin eco.

Lo que faltaba para joder más el estado precario de la Biosfera. Pretenden sacar los biocombustibles de la biomasa de algas para lo cual necesitarían cubrir todo el desierto del Sahara con lagunas artificiales para cultivar estas microorganismos fotosintéticos, según estudios de expertos en energía.

También se habla, algo que ya están poniendo en práctica en Africa, de extraer los agrocombustibles de Jatropha curcas, una planta mesoamericana (Fig. 2) perteneciente a la familia Euphorbiaceae, conocida en México y centroamérica como "tempate" o "jatrofa", con características oleaginosas, tóxicas y medicinales. Ha sido introducida en Australia, Africa y Asia por sus semillas ("piñón de jatrofa") que son utilizadas para extraer aceite no comestible, muy valorado en la industria automobilística (biodiesel).


Figura 2. Apecto general de la planta Jatropha curcas. Fuente: Wikipedia.


La British Petroleum tiene planes de plantar 100.000 hectáreas de Jatropha curcas en Indonesia, para producir biodiesel (Fig. 3). Con lo cual, como es de esperarse, el resultado será deforestación y exterminio de la flora y fauna local donde hay bosque o desalojo de los pobres, en tierras marginales o baja fertilidad.

 
Figura 3. La cadena de producción de biodiesel de Jatropha curcas. Fuente: Sillitonga et al. (2011)

  
En Africa, donde se ha plantado Jatropha curcas para biocombustibles, los campesinos venden sus tierras entusiamados con la llegada de las empresas europeas de energía, las cuales les prometen trabajo, pozos, escuelas clínicas, etc, cosas que nunca llegan. En muchos casos el mismo gobierno local desaloja de sus tierras a los campesinos a la fuerza y luegos las venden o alquilan por 100 años a las compañías.  La vida de los campesinos ya de por sí es dura pero sin tierras donde plantar sus cultivos y sin las promesas cumplidas su vida se vuelve más dificil.

Es decir acaban más pobres, más jodidos de lo que ya estaban. Los biocombustibles van acompañados de un fenómeno llamado "land grabbing" que consiste en que empresas de países ricos acaparan tierras en países ricos (Video 1). Este es el lado oscuro de los agrocombustibles y generalmente se queda silenciado.




         Video 1. La empresa británica Sun Biofuels deja a campesinos tanzanios en la calle.



Por lo tanto, el biodiesel de Jatropha curcas tiene una huella ecológica alta. Biocombustible no sostenible para que humanos vanos tengan combustible para su armatoste metálico de cuatro ruedas (automóvil)  para que pululen en vano de un lado para otro en las calles de las ciudades, carreteras y autopistas y se masturben los sesos con la vanidad de lo vano para calmar su mundo interno infernal vano, ya sea para excursiones de carácter vano o para negocios que al final de cuentas siempre redundan en lo vano.

Y a lo anterior, debemos añadir que muchos de estos proyectos verdes son negros, pues en realidad son tapaderas de la mafia para lavar dinero o montados por ladrones para joder a ricos tontos que no les basta con el dinero que tienen y son engatusados por mafiosos con proyectos de reforestacion en el trópico. Es decir, los mafiosos estafan a tontos con plantaciones de árboles que no existen y proyectos ficticios de secuestro de carbono (fraudes de crédito de carbono). 

Al hombre le gusta complicarse la vida. Tanta energía para tanta cosa vana. Con lo fácil que sería de solucionar este gran problema de gasto vano de energía para lo vano. 

Bastaría de dejar de viajar para buscar lo vano para masturbarse la mente con lo vano o para negocios de lo vano para ganar dinero para más vano. 

Es un asunto de aplicar ecología interna en el cerebro lleno de vano para buscar lo vano y trabajar para quitar lo vano de este mundo interior vano de los humanos vanos.

Después de todo ya existe la internet para viajes virtuales desde la comodidad de un sillón en casa o para que los empresarios vanos puedan hacer sus negocios vanos por medio de una pantalla interconectada vía satélite de manera virtual excepto que no pueden ir al restaurante para charlar de los planes vanos para robar el sudor del ganado humano y salir con los bolsillos más llenos de dinero vano en sus negocios de lo vano para lo vano de su mundo vano. Ni tampoco pueden irse de putas después de una reunión virtual con sus amigos de negocios vanos.

En fin, por si acaso piensas que el cambio climático (calentamiento global) es una farsa y no crees que se debe a los quehaceres antibiosféricos del mono desnudo estúpido autollamado “Homo sapiens”, no estaría mal que leyeses el magnífico trabajo de Oreskes & Conway (2010) titulado “Merchants of Doubt: How a Handful of Scientists Obscured the Truth on Issues from Tobacco Smoke to Global Warming”.

El movimiento internacional de ganado humano (turismo antropocéntrico, incluyendo los negocios antibiosféricos) sirve al final de cuentas para darle vida a unos cuantos propietarios de negocios vanos a quienes usualmente ya les sobra el dinero para su mundo vano y para ayuntamientos mafiosos, pues gobiernos y mafia son tentáculos del mismo pulpo.

En este negocio vano del transporte vano para lo vano del ganado humano vano, las migas del mundo vano del comercio de lo vano las recogen los vanos que están en medio del mundo vano para usar las ganancias de su vano en comprar y hacer más vano.

Los pobres sin cúmulo de dinero vano que se jodan, no les queda más remedio que luchar para sobrevivir el acoso de los humanos vanos que utilizan lo vano para joder a los que no tienen cuentas en los bancos llenos de vano y sentirse que no son vanos. Los que no tienen nada que pasen y aguanta hambre que no es nada vano.

En el caso de la “sirenita de Copenhague” y como otras tantas “obras de arte” (arte = una masturbación mental para el huevoneo o holgazaneo antropocéntrico) similares alrededor el mundo, el enfoque del Homo insapiens es antibiosférico, pues lo vano de su mundo vano no le agrega nada al mantenimiento de la Biosfera que le da vida al mundo vano de este primate vano que no puede salir de su mundo interior vano sin proyectar lo vano en lo no vano que le rodea a su vano.

Entonces, ¿por qué no hacer un árbol o una humilde hierba llenos de vida a orillas de la calle el centro de nuestras atenciones en lugar de obras de arte o monumentos que son armatostes muertos?

Es decir, poner primero el eco en toda su dimensión y después el ego y no al revés. Después de todo, sin eco no hay ego.

Desde el instante que sus semillas germinaron y se pusieron en contacto con la luz solar, estas plantas no han cesado de agregar su esencia divina al mantenimiento de la atmósfera de la Tierra: su oxígeno. Sin los organismos fotosintéticos no habría vida en la Tierra.

Ojalá este mono desnudo vano (Homo insapiens) pusiera más atención, más dedicación y más tiempo a lo no vano (Biosfera) que le sujeta y alimenta su vano. Un solo museo de la Naturaleza, un bosque bello y prístino, vale más que todas las obras de arte vano del hombre.

A no ser que sea un buen manual de agricultura ecológica, de verdad sostenible y no esa paja que nos venden con bombos y platillos que resulta ser nada más que más vano disfrazado de más vano, o una buena obra de carácter médico y científico que sirva para curar la enfermedad de planta, animal o humano, o cualquier obra enfocada al auténtico mantenimiento de la Biosfera, lo demás que sale del mundo vano de los humanos no tiene ningún valor si sólo sirve para más vano.

No obstante, a decir verdad, el vano del mundo vano del humano podría servir si lo enfoca en lo no vano y logra sacar a largo plazo al humano de su vano.

Cualquier obra que sirva para despertar y sacar a los humanos de su sueño vano y lo conduzcan hacia la comprensión y por ende el aprecio profundo de todo lo que le rodea cerca o lejos debe ser considerada como un eslabón no vano. Incluso aquellas obras que nos señalan que no estamos solos en el Multiverso deben ser consideradas necesarias, pues ayudan a sacarnos de nuestro antropocentrismo.

Pero, ¿podemos llevar los dos a la vez? Bien se ha dicho de “que no se puede servir a dos amos a la vez”. Haríamos mejor en enfocarnos en cuidar lo no vano del mundo (Biosfera) que da vida a su vano. Somos criaturas que fácilmente nos perdemos en el camino. Basta mirar a nuestro alrededor para saber que el vano está dañando a lo no vano. Tal vez en el futuro, si es que nos queda futuro, podríamos llevar las dos cosas sin perdernos en lo vano.



Un encuentro con la belleza natural

Una buena obra de arte o actividad con un nítido propósito o que sirva de puente de enfoque hacia el eco puede influir en el mundo vano de los humanos y sacarlos de la tiricia de su interior vano para que puedan ver lo no vano que les rodea a su vano. Sería una obra para tener un encuentro con la belleza natural. El ego mirando al eco en toda su dimensión y humildemente hacer el eco el centro de su ego.

William Leach (2013) nos relata la crónica del enamoramiento de los estadounidenses con las mariposas en el siglo XIX (Fig. 4). En esa época, gente de todos los niveles de la sociedad se habían volcado en la persecución de las mariposas, lo que los llevó al descubrimiento de los ciclos de vida de estos lepidópteros y a su vez transformó el estudio de la historia natural.




Figura 4. Mariposas monarca (Danaus plexippus): Fuente: The Idea Garden.



El entusiasmo por la belleza de las mariposas, explica Leach, ocurrió al mismo tiempo que otro tipo de belleza estaba emergiendo de las fábricas. Las fábricas de la revolución industrial de lo vano.

Una forma de belleza artificial y comercial, la de los objetos tecnológicos e industriales, que estaban siendo expuestos en las ferias mundiales, los escaparates y shows comerciales.

Artificial porque lo mecánico es modelado en base a lo biológico y comercial porque estaba siendo vendido a las masas de gente en base a técnicas de ingeniería social freudianas y bernaysianas (Video 2) para penetrar y lavar el cerebro de los futuros clientes.



                         Video 2. Edward Bernays, el padre de la propaganda.


Al final, aquella atracción que los estadounidenses sintieron por la belleza de las mariposas, y no está mal de lo contrario las hubieran exterminado, la dejaron de lado.

¿Y que ocupó su lugar? Eventualmente, esta nueva atracción por lo mecánico tomó en general precedencia sobre la Naturaleza y a un costo exagerado de deterioro medio ambiental.

El ego ocupó el lugar del eco y el ego tomó el rumbo hacia la destrucción del eco. Y por allí van todas las naciones que fueron atrapadas por la belleza artificial que no es belleza sino que ego sin eco.

Una humilde mariposa pudo haber haber llevado a toda una nación a la dimensión total del respeto y amor hacia el eco, esa delicada capa que rodea la Tierra que los científicos ha venido en llamar Biosfera.

Pero no fue así. Lo vano se interpuso en el camino y lo torció. Y al torcerse todo el mundo le imitó para mal de la Biosfera.

Por algo “El diablo siempre siempre viene en paquetes bonitos”, me solía decir mi querida madre.

En la actualidad, el ego ha empujado al eco hacia el final de la caja artificial hasta que la presión del eco llegue a niveles tan altos que reventará y dirigirá toda su fuerza contra el humano, dándole un tremendo latigazo a su ego.

Por lo tanto, el arte de verdad arte, no ese decadente que en la actualidad tiene atrapada y atontada a la gente y que muchas veces lo utilizan para blanquear capitales, o un buen avance científico y no ese ligado a intereses económicos oscuros, puede ayudar a conseguir una nueva visión, un nuevo paradigma, donde el eco y el eco del eco sea colocado en el lugar que le corresponde, en el eco y por lo tanto poder balancear el ego con el eco, de tal manera que el eco sea el centro del ego.

Y cuando nos referimos al arte, no estamos hablando de ese tipo de obras que aunque sean admirables por su técnica y resultado impliquen la destrucción de la naturaleza y el exterminio de especies. Podemos citar como un ejemplo el arte chino del marfil (Fig. 5).


Figura 5. Marfil de elefante. Fuente: biolevol.



Este tipo de arte, el arte de tallar el marfil  por magnífico que sea nunca dejará de ser maldito. Trae consigo el exterminio de los elefantes (Video 3) y rinocerontes (Video 4), animales importantes en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas.


                                 Video 3. El contrabando del marfil.


                               Video 4. Crueldad contra los rinocerontes.

Tampoco nos referimos a cierto tipo de arte que no es arte y ha sido disfrazado de arte y hasta enroscado con actividades declaradas de interés cultural como son las corridas de toros. Esta fiesta de sangre por mucho que la adornen, nunca dejará de ser un baño de sangre y crueldad y violación de los derechos de los animales. Son orgías sangrientas con el propósito de lavar dinero y para mantener a la gente sádica contenta.

Estamos hablando de otro tipo de arte y ciencia. Una buena foto de un paisaje o de un animal o árbol, una obra cinematográfica que nos haga ver la desdicha y hambre de nuestros hermanos en la Tierra, un libro delatador de nuestra contaminación y locura, nos puede ayudar a ver lo que no vemos, desde otra perspectiva o dejar de ignorarlo.

Siendo así, estas obras pueden conducirnos a cuidar y respetar lo que antes no veíamos, a tomar acción para corregir nuestro curso autodestructivo o para socorrer y parar la miseria de los demás.

Por ejemplo, la obra de Rachel Carson titulada “Silent Spring” sirvió para alertar al mundo del peligro de los plaguicidas, especialmente el DDT, un insecticida desgraciadamente aún fabricado hoy en día.

Su libro puso el eco antes que el ego. Ella fue un punto de partida para el movimiento ecológico, aunque algunos científicos y escritores pagados por la élite le acusan hoy en día de “una ama de casa con ideas delirantes”.

Rachel Carson de verdad tuvo tremendos chinastes (ovarios) para enfrentarse al sistema que casi la manda al cementerio. Ella merece todo nuestro respeto.

Y por otro lado, si es arte o actividades que sólo se utilizan para sumergir más al humano en la mierda de lo vano, entonces es ego sin eco y lo que no hace con eco y eco del eco resulta ser ego sin eco y ego sin eco no tiene futuro en el eco de todo lo eco del eco de la Tierra. Sirven para aborregar más a los humanos.

Hay cientos de miles de este tipo de trabajos. El arte de los oligarcas italianos del Renacimiento, incluyendo el clero, por ejemplo, pagado con dinero extraído de los trapicheos vanos, era una especie de graffiti para lavar el cerebro a la clase baja y también servía de reclamo de poder ante los ojos de otros poderosos vanos. En la actualidad, estas piezas de arte son la codicia de los traficantes de lo vano.

El eco del eco en el ego sin eco no es eco y si no es eco, entonces el ego se marchita y perece en la sopa de su ego. No hay eco, no hay ego.


Lo vano alimenta a la gente llena de vano

Al hombre (Homo insapiens) le gusta revolcarse en su propia mierda. De lo contrario no tendría en planeta en el estado tan deteriodado en el cual lo tiene. Su enfoque antibiosférico, o sea ego contra eco, le va a llevar a la tumba tarde o temprano.

Al ganado humano le gusta lo vano para alimentar su vano. Sin lo vano se volvería loco pues lo vano le sirve de bastón vano para aguantar su vacío vano. Lo vano lo mantiene vano.

Lo vano es para lo vano como lo no vano es para lo no vano. Lo vano da fuerza a lo vano del Homo insapiens, el cual con lo vano se vuelve más vano en un mundo que este mono parlante vano a construido para lo vano de su vano en su cerebro repleto de  vano.

Lo vano le pajea su mundo vano con cosas y objetos vanos que salieron de egos vanos con mentes enloquecidas por lo vano de lo vano y lo soberbiamente vano, y endiablados con lo vano que resulta en vano enfocado sólo en economía y en sus propios ombligos vanos.

Lo vano es vano para lo vano pero lo vano no puede contra lo verdaderamente no vano y lo no vano cuando encuentra lo vano y si la persona ha hecho el trabajo en su mundo interno vano y  comprendido la raíz de lo vano, entonces lo vano se aparta y deja ocupar su puesto por lo no vano y lo no vano bien puesto en su puesto donde debe estar puesto sirve de bloque para construir el único monumento digno de construir y pulir en nuestro interior: crecimiento interior no vano.

Sin intención de ofender a nadie, la “sirena de Copenhague”, en nuestro ejemplo pero aplicable a cualquier obra que no nos conduce al eco, es sólo vano de lo vano de una idea de un mundo vano plasmada en metal sin ningún valor biosférico. 

Y si una cosa no le agrega nada al mantenimiento de la Biosfera, entonces es vano y no sirve para nada excepto para el vano mundo del vano Homo insapiens que le gusta vivir rodeado de lo vano y que está jodiendo lo de verdad no vano que le da vida a su vano.

Es decir esta “obra de arte” de valor vano como otros tantos objetos vanos de su mundo vano no sirven para lo que no es vano y que el hombre aún no ha comprendido en su totalidad de verdad como debería entender en su mundo vano para trabajar por lo no vano y cuidar la Biosfera porque su enfoque en la vida por lo vano en lo vano y sólo dedicado a lo vano y pasar su tiempo enlodado en lo vano, sólo le sirve para lo vano y mientras tanto lo no vano que nutre su vano es destruido por su vano enfoque antibiosférico en lo vano de su mundo vano.

La cultura antibiosférica especializada para masturbar la mente de borregos humanos viene bien para el mantenimiento del diabólico sistema económico vano actual pero a la larga equivale a ir apretándose la cuerda al cuello poco a poco en dirección hacia el reciclaje que pondrá fin a su mundo vano.

Y esta cuerda no es vano ni debería considerarse vano porque un descuido en vano y se va todo al garete lo vano del hombre vano.


Idolatría de lo antibiosférico

Nos hemos desviado de lo importante en la vida. Hemos puesto el ego adelante del carro del eco.  Destruimos al eco para sujetar lo vano del ego. Enfocamos todos nuestros esfuerzos en mantener lo que no está ligado al mantenimiento de la Biosfera.

Idolatramos lo antibiosférico: obras de arte, lustrosos edificios y monumentos vanos en lugar de hacer del suelo, el agua y el aire el centro de nuestras vidas, de los cuales dependen las vidas de los humanos y no humanos.

Debemos poner como objetivo y esmerarnos para que estos bienes naturales sean entregados de la mejor calidad posible a las futuras generaciones, esas generaciones no sólo del hombre sino que también de todos los seres con los que comparte este planeta que no es suyo sin de ellos.

¿De qué putas sirve un cuadro de los garabatos de Pablo Picasso, por ejemplo, a quienes lo hereden si el agua que sus herederos necesitan para vivir está contaminada y envenenada, los alimentos que ingieren están altamente intoxicados y el aire que respiran está plagado de materia particulada contaminante y gases tóxicos?

Los garabatos de Picasso (Fig. 6) jamás le aportarán una molécula de oxígeno a la atmósfera. Sólo sirven para cuestiones de ego vano a los tontos que les gusta rodearse de lo vano y presumir de lo vano en su mundo vano creado para lo vano. 

Interesan porque a través de la venta de arte se lava dinero y dejan muchas ganancias económicas a los traficantes y coleccionistas de obras de arte vano para lo vano  para vivir del comercio de lo vano en un mundo repleto de narcisistas antibiosféricos vanos que no ven más allá de su nariz pegada a lo vano.


Figura 6. Los garabatos de Pablo Picasso. Fuente: Google imágenes.

Pero volvamos al ego sin eco. El caso de la sirenita de Copenhague, no hay duda que es una obra artística digna de admiración pero no de idolatría ni antropocentrismo. 

Viajar sólo para ir a ver y fotografiar esta obra de arte es antibiosférico y hacer de esta masa metálica sin vida “el símbolo y el centro espiritual de Copenhague” es un auténtico narcisismo, típico de los simios desnudos aburridos y dormidos.

Esta estatua, y otras tantas alrededor del mundo, sólo sirven para que los turistas vanos se masturben la mente, para que los turistas digan a sus amigos vanos “he estado allí... (y tú no)” y que éstos se mueran de envidia por su viaje vano a Dinamarca o donde hayan ido en búsqueda de los vano.

Son cuestiones de ego sin eco. La mayoría de veces, los turistas no expanden su mente y ponen luz en su mundo vano para extirpar su oscuridad vana excepto aumentan su número de imágenes vanas archivadas en su cabeza y en su archivo electrónico o de papel, pues generalmente vayan donde vayan siempre ven las cosas a través de su cristal empañado de lo vano.

Lo que ven es un reflejo de cómo se ven ellos mismos en un espejo. No despiertan.

El que es vano, soberbio y tonto, vano, soberbio y tonto se queda, vaya donde vaya. Incluso pueda que después de un viaje vuelva aún más tonto y vano con su ego más hinchado de vano. La cultura (conducta aprendida, bagaje cefálico) no es lo mismo que sabiduría.

Lo vano no es vano para lo no vano sino vano para lo vano que no es lo mismo que no vano.

Si no aporta nada a la Biosfera, entonces cualquier armatoste metálico, objeto, obra, edificio o monumento que sea mimado e idolatrado por los humanos, es irrelevante en el mantenimiento de la vida en la Tierra. 

Y si para mantener estas cosas vanas se utilizan las costillas del medio ambiente directa o indirectamente, entonces esto equivale a poner el carro delante del caballo desde la perspectiva ecológica. Culturalmente pajean la mente de la gente pero ecológica y biosféricamente joden la Tierra.

El hombre necesita salir de su huevo enyoyado (yo-yo-yo) y ensimismado en lo vano para entrar plenamente en la dimensión del eco. Y si el ego sólo le conduce a más ego, entonces no sirve de eco del eco de la Naturaleza.


La industria de lo vano

Sin narcisismo, sin antropocentrismo, el hombre mirándose su ombligo, sin vano por lo vano, no habría consumo ni movimiento por lo vano. Idolatrar cualquier objeto vano salido de la mano del hombre es narcisismo.

El hombre moderno es un simio narcisista antibiosférico y ciego por lo vano. Se esmera y enferma por sus industrias de lo vano, exceptuando lo poco no vano que fabrica y que le sirve para mantenerse en lo vano.

La enfermedad de la perpetua búsqueda y adquisición de lo vano es una enfermedad que ya ha sido contagiada a otros pueblos donde unos pocos han progresado en el sentido económico y tecnológico y lo utiliza para sumergirse más en lo vano, ya sea trabajando por lo vano o robando de los demás lo no vano para comercializar más vano, conlleva al turismo por lo vano.

Está bien visto irse de viaje a lejanas tierras, especialmente a Europa, donde abunda la gente vana que idolatra lo vano, descontando las excepciones.

El turismo se ha promovido como una “industria sin chimenea". Y los economistas dicen que es la primera industria del planeta.

El turismo es un círculo vicioso, con dos caras aunque es considerado polifacético por los especialistas, servidores de los grandes intereses. Generalmente sólo se habla de la cara bonita de la moneda. La otra cara suele quedar escondida o si es mencionada en las noticias, no suele llegar a primera plana.

Puede ser un cáncer con un enorme impacto en el medio ambiente. En innumerables casos, trae consigo contaminación del aire, del suelo y el agua de los ríos y el mar. 

A veces, si los turistas rellenos de vano buscan autenticidad en un mundo uniformizado y hamburguerizado ya sea mirando tribus zampadas en la selva o visitando aborígenes en islas alejados de la "civilizacn", el estilo de vida de los nativos sale contaminado con la picadura del consumo y acaban jodidos y en cierta manera esclavizados, esperando a que llegue el dólar para sobrevivir y se despreocupan de su autosuficiencia.

En otros casos, el turismo, como herramienta de "desarrollo", lo que equivale a decir joder más a la Naturaleza, puede ser provechoso para la economía de la gente local cercana a las franjas o centros turísticos, beneficiándose más los que tiene más (empresarios ricos y mafiosos hoteleros), como siempre, y menos los que tienen menos y poco o nada los que están lejos del barullo turístico.

Gambia es un ejemplo, donde se calcula que el turismo contribuye un 12% del PIB (Tarpley, 2009), de los ricos (mafia banjulense) por supuesto, porque a los habitantes que están lejos de la playa no les ha llegado nada. Los que se benefician más son los hoteleros extranjeros y la mafia del gobierno y sus amiguetes. Los famosos "taxis verdes" en este país africano son muy caros y un 30% de lo que ganan va para el gobierno.

Si hay ganancias, frecuentemente los beneficiados utilizan el dinero ganado para comprar cosas que alimentan más a su mundo vano que lo no vano que necesitan para vivir, es decir el medio ambiente sale jodido.

Si el dinero ganado se escurre hacia abajo, a la gente le sirve de instrumento para ilusionarse con lo vano del mundo vano, ese consumismo vano proyectado por los medios de comunicación donde se promueve el estilo de vida de las naciones ricas rellenas de vano.

En las regiones tropicales y subtropicales del mundo, la industria del turismo destruye manglares que albergan vida y son refugio donde se reproducen innumerables especies acuáticas marinas para forrarlos con el cemento de los complejos turísticos.  

Los hoteles destruyen y contaminan con mierda humana los ecosistemas costeros y el mar. Los cruceros (burdeles flotantes), por ejemplo, contaminan mares y océanos con toneladas de basura y mierda, y además emiten toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera (Video 5).



                                   Video 5. La mierda de los cruceros.

Los turistas molestan e interrumpen la vida cotidiana de los ciudadanos de las otras naciones, las especies no humanas que habitan en los bosques, las montañas y los mares, quienes ya estaban aquí antes que los humanos llegaran y merecen profundo respeto.

A ningún humano le gustaría ser interrumpido en la cama por un intruso cuando está en plena agitación sexual justo en el punto de alcanzar el culmen de la fricción genital, ¿no? (Video 6).



                                Video 6. Intruso en la línea de ensamblaje.

La empresas turísticas multimillonarias se visten de gala,brillan y venden glamour para atraer a lo vano de los consumidores vanos con lo vano pero debajo esconden lo más vano. En estas industrias se juntan empresarios, políticos, gente que se ampara detrás de la ley, con los intereses económicos aparentemente legales de inversores oscuros y ambiciosos y la plata ilegal de las mafias transnacionales.

Es una industria oscura, vana y difícil de desenmarañar. Hay poca información al respecto que valga la pena. Unas pocas excepciones son las obras tituladas “Do not disturb. Barceló, viaje a las entrañas de un imperio turístico”, de Joan Buades (2009) y “Costa Nostra. Las mafias en la Costa del Sol”, de Antonio Romero y Miguel Díaz (2009).  Te recomendamos que los leas para que te enteres sobre esta mafia del mundo de lo vano.

Si de verdad quieres dejar de ser vano y saber la verdad sobre un negocio que tapa con oro vano lo que no tiene brillo y sólo se dedica a vender lo vano para alimentar lo vano de tu mundo vano impuesto por lo vano de unos pocos vanos que controlan el mundo de los vanos y si de verdad amas a tus hijos y deseas que hereden un planeta sano, pon patas arriba tu mundo vano y esmérate por dejar un menor número de huellas ecológicas en tu mundo vano. Aprende a no ser víctima de lo vano.

Haz que tu “huella ecológica” y “huella uterina” no se conviertan en una pesadilla para el mundo natural que te rodea y sustenta.

Aprende a desenmascarar lo vano de tu mundo vano. Al menos aprende a no darles tu sudor en vano para adquirir más vano a esta mafia de los mierderos imperios económicos que atentan y destruyen la Naturaleza.


La piscina de mierda

Todos estamos metidos en una piscina llena de mierda, con la mierda hasta la altura del borde inferior del labio inferior. Todos estamos quietos con miedo de que se nos meta la mierda. Si alguien hace una ola, ¡qué horror! se nos mete a todos la mierda en la boca.

Si has llegado hasta aquí y la lectura de este artículo te ha enfadado, entonces su ola ha movido la mierda en la piscina de mierda de tu mierda y se te ha metido en la boca la mierda de tu mierda. Entonces, vamos por buen camino.

¿Por qué? Porque para salir de la mierda, el hombre necesita comer mierda. ¡Mucha mierda!


Un cambio sincronizado con la Biosfera: poner el eco por delante del carro del ego

Es obvio que todo el sistema chupóptero montado por los humanos actuales, simios desnudos egoístas e idiotizados por los grandes intereses económicos de otros simios desnudos codiciosos y estúpidos, deberá ser desmontado. Y si no lo desmonta el hombre, tarde o temprano se lo desmontará la Naturaleza. La Tierra pertenece a ella.

Ya es hora de que el Homo insapiens deje de mirar su ombligo. Poner el caballo por delante del carro es la ruina. Y el hombre en cuestiones de conducir su carro por la carretera de la ecología planetaria es un absoluto idiota.

Todos los que nos hacemos llamar “humanos” necesitamos poner el caballo adelante del carro, es decir hacer del cuidado de la Naturaleza el centro de nuestras vidas. Poner el eco por delante del carro del ego.

¿Estás dispuesto a ello? Todos podemos colaborar con un granito de arena.

Pues bien, comencemos como primer paso examinando nuestros vicios por lo vano. 

Segundo, examinemos con enfoque biosférico lo que consumimos.

Tercero, no temamos ponerle nuestros ojos a nuestro plato, donde se da cita lo no vano con lo vano.

Por ejemplo, evitemos consumir alimentos con una devastadora huella ecológica y fuerte impacto social.

Las frutas tropicales tales como las piñas, o productos como la soja, el aceite de palmera, son alimentos directamente asociados a desastres ecológicos y desalojo de sus tierras de la gente pobre.

Las carnes y productos lácteos de animales torturados en las factorías o los mariscos y las lonjas de trucha, tilapia o salmón procedentes de piscigranjas donde han sido alimentados con piensos elaborados a base de harina de pescado y de soja transgénica (fumigada con el peligroso herbicida glifosato) no son buenos para la salud, ni la nuestra ni la del medio ambiente. Sin olvidar mencionar que a menudo estas piscigranjitas pertenecen a los mafiocillos.

Siempre debemos tener en cuenta que todos nuestros caprichos han sido moldeados por la sopa cultural en la cual estamos inmersos. Y no hay capricho sin hilo atado al eco.

Si tenemos hijos, pongamos sentido en nuestro mundo vano, hagamoslo con más razón, pues todo lo que comemos o consumimos es parte de los ahorros biosféricos, propiedad de todos los demás terrícolas, incluyendo aquellos los que aún están por nacer.

Cuarto, plantemos al menos un árbol. Si podemos plantar cien o más, mucho mejor (Video 7). No temamos en  ensuciarnos nuestras uñas. 


     Video 7. Reforestación del Cerro Azul, Amigos de la Montaña, en Michoacán, México.


Las bacterias del suelo no nos van a matar, a no ser que tengamos inmunodeficiencia o estemos enfermos. Es bueno que nos pongamos en contacto con la Tierra, pues tarde o temprano ella nos reclamará y nos convertiremos en polvo, porque polvo, un puñado de humus, somos. Todos lo somos. 

Quinto, no envidiemos lo vano de nuestro vecino "humano" millonario vano. Envidiemos con profunda reflexión a la humilde hierba que crece delicadamente en una ranura de la acera en la calle de una ciudad.

¿Por qué? Porque la hierba ayuda con su oxígeno al mantenimiento de la Biosfera mientras que nuestro vecino "humano" vano, si envidiamos sus objetos caros y vanos, todo lo vano que tiene es producto de la destrucción de la Madre Naturaleza. El lujo es antibiosférico. ¡Y quién sabe si es un mafioso!

Si envidiamos el chupopterismo de nuestro vecino "humano" rico vano, entonces somos tan vanos y chupópteros como él.

Ya tiene suficiente la Naturaleza con el chupopterismo de cada uno de nosotros por simple que sean nuestras vidas manchadas de lo vano

Y sexto, aprendamos a hacer turismo interior, viajes a nuestro ego en la cabeza para desenmarañar su enredada madeja de hilos vanos impuestos por culturas enfocadas en lo vano para así comprender nuestro mundo vano y después enfocarlo hacia la armonía con todo lo que nos rodea, hacia una sincronía con la Tierra.

 
Enfocando el ego en el eco

No estamos ni contra el arte ni contra la ciencia. Ni contra esa cuestionable industria llamada "ecoturismo". Todo lo contrario. Estamos contra aquello que sólo nos conduce a lo vano, sin esperanzas de que aunque sea vano no nos permita levantarnos de lo vano para trasladarnos a lo no vano y hacer del eco el enfoque de nuestro vano para lo que debería servir lo vano si lo usamos para lo no vano.

La cultura sin eco nos atrapa en lo vano de un redil vano y es nuestra misión salir de lo vano para enfocarnos y sincronizarnos con los ciclos de la Tierra, enfocar el ego en el eco.

Cada uno de nosotros tiene este deber. Debemos averiguar cómo podemos contribuir al mantenimiento de la Biosfera.

Simplifiquemos nuestras vidas, pongamos eco y paz en nuestro interior, y nuestros descendientes y los que les rodearán nos lo agradecerán.

Nosotros estamos en ello. ¿Y tú?


Referencias

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