Por Salvatore Scimino
25 de abril de 2012
Se ha dicho que de los últimos 10.000 años de historia del Homo sapiens, solo en unos 230 de ellos ha habido paz. Y a decir verdad, era una paz muy precaria.
La historia del hombre es un caudaloso torrente de sangre. La sangre derramada se queda en los campos de batalla y luego con la lluvia o el viento encuentra su camino a los riachuelos, ríos y finalmente a los mares.
Todo se recicla en este planeta. A estas alturas todos nosotros los que existimos en este momento ya nos hemos bebido y comido la sangre transformada de nuestros hermanos vilmente asesinados, sucumbidos bajo la espada, cuchillo o bala en los campos de batalla o los mataderos.
La marca etérea de la sangre de nuestros hermanos circula por nuestras venas cuando bebemos agua. La sangre en el suelo ha nutrido el tomate y la patata sobre nuestros platos al medio día o en la cena.
Nuestros pensamientos son los recuerdos de la esencia de nuestros hermanos caídos bajo el yugo de nuestros caprichos egoístas.
¡SOMOS CANIBALES!! SOMOS GEOVAMPIROS!!
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