BACK TO TOP

domingo, 5 de febrero de 2012

DE LA MUERTE DE MICHAEL JACKSON, LA CANCION DE LA TIERRA Y EL SINDROME DE BIOFILIA

Por Salvatore Scimino

Los planes de Michael Jackson de volver al mundo del espectáculo con un tour mundial no los pudo llevar a cabo. La muerte le sorprendió.

Existen sospechas de que el paro cardíaco del que falleció fue el resultado de un imbalance electrolítico, causado con el propofol a propósito. Su misma hermana Toya Jackson sospecha que su hermano fue asesinado. La policía de Los Angeles tampoco ha descartado la posiblidad de homicidio en la muerte del cantante. En otras palabras, a Michael Jackson  lo despacharon intencionalmente al campo santo.

Una persona como él estaba en una perfecta posición y poseía buena capacidad para influenciar y mover a miles de personas hacia mejores cumbres. Siendo el Homo sapiens tribal, con tendencias a seguir a líderes, no hay duda que un Michael Jackson despierto ofrecía grandes posibilidades de despertar a las masas dormidas.

Dicen algunos investigadores que Michael Jackson quería alertar al mundo de los planes de los poderosos intereses internacionales de disminuir la población mundial drasticamente, con diversos métodos maléficos. Parece que su intención de exponerlos le costó la vida.

Nos ha dejado un legado musical único, pues su estilo era fuera de serie. Fue muy triste verte partir. Descansa en paz, hermano Michael Jackson.

Una de sus más impactantes canciones es Earth Song (Canción de la Tierra) (Video 1 & 2). Se nota que él ya había cogido el Camino. Ya iba de vuelta a casa, a nuestra Madre Tierra: 




                                       Video 1. Earth Song by Michael Jackson.





                       Video 2. Earth Song by Michael Jackson (subtitulada en español).


Es imperativo para todos que aprendamos a amar. Empecemos en casa, por nosotros mismos, por nuestros padres y hermanos, las mascotas e incluso la humilde araña que cuelga de la cortina de la ventana. Cristo y San Francisco de Asís nos han mostrado el Camino.

Luego extendamos ese amor a nuestros vecinos, que pueden tener muchas formas desde humanos hasta renacuajos en la charca, sin olvidar las pequeñas algas y los majestuosos abetos o mangos que nos dan su esencia.

Desde esa plataforma de amor podemos hacerlo entre naciones, sin dejarnos obnubilar los ojos por inmadureces adquisitivas infantiles. Seamos cabales unos con otros.

Ya es hora que mudemos la piel de 200.000 años de depredadores intra e interespecíficos. Tenemos una gran cita con el Destino.

Erijamos monumentos a los ratones en cada ciudad por haber aguantado y tolerando todas las torturas en los laboratorios para producir nuestras medicinas. Pero ya no seamos crueles con ellos.

Monumentos para las gallinas, los cerdos, los patos, las cabras, las vacas ... Para todos esos seres maravillosos que nos alimentan, a pesar de que los mantenemos en horribles campos de concentración.

Y que hay de nuestras constantes meteduras de pata: matanzas de ballenas, delfines, ... la lista es interminable. Hace poco nos dijo adios el Baiji (Lipotes vexillifer) de China. ¿Cuándo vamos aprender?

Yo ya hace años, a los 18, que colgé la escopeta. Años más tarde el dolor de una madre oveja llorando por la pérdida de su hijo, que se lo llevaron para el matadero, me conmovió, me sacudió mi alma.

Desde ese día me alimento de lechugas y otras verduras, lentejas o judías. Y aún así, cuando pongo en la olla los granos de legumbres sé que son embriones, plantas en potencial, y están vivos. Les ruego me perdonen porque nunca despertarán para sentir la brisa y el sol.

Cuando blando el cuchillo para cortar la lechuga o coles también me doy cuenta que las estoy matando. Se me dió la vida y la vida necesita de la vida para vivir. No puedo escapar de este ciclo.

Esto suena como una locura, pero es la verdad. A veces lloro cuando mato una cebolla (no por el ácido sulfúrico), una col o una patata para mi comida. Esto lo llamo mi propio Síndrome de Biofilia. Es una enfermedad que me alegra mucho tener. Ojalá todos se pudieran contagiar de ella.

Todos los días me acuerdo en darles de comer a los pajarillos del parque (Fig. 1) y si voy al campo me llevo un par de sacos de barras de pan como ofrendra a mis hermanos los zorros rojos (Vulpes vulpes).



                             
 Figura 1. Pájaros comiendo alimento ofrendado en pleno invierno (5 febrero de 2010). (Cortesía de Milagros S. Trullén).


Los años pasan y dejan su huella. Así, en un abrir y cerrar de ojos, cuando menos me lo espere, me convertiré en tierra, estiercol, humus.   Llegado  ese día ocurrirá un verdadero holocausto de bacterias y hongos que me han acompañado en mi vida.

Hasta alli llegará este sueño, este humano, este dghem (indoario humus, tierra), que soñaban los delfines (Video 3).


                        
                                         
                                         Video 3. Dream of the Dolphin by Enigma.



                                  Referencias

Reeves, R., Smith, B. D., Crespo, E. A. & Notabartolo di Sciaria, G. (compilers). 2003. Dolphins, Whales and Porpoises. 2002-2010 Conservation Action Plan for the World Cetaceans. 139 p.

Taraborrellli, J. R. 2003. Michael Jackson: The Magic, The Madness, The Whole Story. Birch Lane Press. 768 p.

Wilson, E. O. 2003. Biophilia. Harvard University Press. 168 p.





No hay comentarios:

Publicar un comentario