7 de junio de
2013
NO APTO PARA PERSONAS DELICADAS
Fuente: HOSPITALES-IT.com |
Es día lunes
por la mañana y se nota que aquellos que no estuvieron de turno están aún un
poco somnolientos, intentado dejar atrás los sucesos del recién pasado fin de
semana.
El hospital
sigue su marcha como siempre. Se nota el olor a medicamentos mezclado con el
vapor de los desinfectantes usados para limpiar el piso y el tufillo de los
pacientes que no se bañan y están a punto de morir y los pedos de los que ya se
han despedido de este mundo cruel o un encanto, dependiendo del enfoque, donde
todos los humanos estamos atrapados y quién sabe si es para la diversión de
unos demiurgos que nuestros ojos no pueden ver ni nuestras mentes comprender.
Un médico
especialista de la sección de neurología en su oficina coge el teléfono y
pincha un número en la memoria de su teléfono móvil. Espera el tono de
contestación al otro extremo. Se oye una voz que contesta haló y el doctor
prosigue:
Buenos días, Señor don Arturo Insulto Repuesto. Le
habla el Dr. Benvenuto Mejorana Braguetta. Le llamo para contar con sus
servicios para nuestro próximo seminario, Ud. ya sabe donde. Necesitaremos una
docena de brazos, un par de piernas y dos cabezas. Luego me manda la factura”. Y espera.
Sí, buenos días. Entendido. De acuerdo, contesta don Arturo al otro
lado de la línea, quien toma nota del pedido. Y añade:
¿Para cuándo los quiere?
El Dr.
Mejorana Braguetta le dice:
Para el próximo lunes en el motel de siempre.
Muy bien, allí estaré con el material y todo el
equipo,
contesta el señor Arturo.
El médico se
despide cordialmente del proveedor de órganos humanos y cuelga el teléfono.
Mira su agenda y ve que tiene una media hora libre en la que ir a buscar y
tirarle la caballería a la Señorita Malaspina, una nueva y bella enfermera que
lo tiene alterado de los nervios, no de la cabeza de arriba sino de la de
abajo, y no lo deja dormir por la noche en su casa, pues se la pasa pensando y
fantaseando en ella. A su mujer, que está durmiendo al lado, la tiene
descuidada de los placeres de la cama.
Benvenuto ese
día no encontró a su presa sexual en el hospital por mucho que la buscara. Se
le había olvidado que era el día de fiesta de ella y él volvió a casa muy
desilusionado y enfadado. No había podido ver a su Dulcinea vestida de blanco,
con esos pechos amenazantes que lo ponían al rojo vivo.
Esa noche, el
Dr. Benvenuto no pudo pegar el ojo. El miedo de que el piojoso y labioso
enfermero llamado Esculapio Mandril consiguiera clavar primero a su ilusión
Malaspina, le tenía agitado y desesperado, al borde de la locura.
Su imparable
devanar y constantes volteretas en la cama como un gusano comiendo en una llaga
llena de pus, a veces boca abajo haciendo unos movimientos un poco raros contra
el colchón y un ruidito de besos salivosos en la almohada, despertaron a su
mujer Silvina, quien hasta ese momento había estado roncando a su lado.
Silvina, un
poco entusiasmada, porque pensó que iba a tener un poco de la atención de la
que carecía, le pregunta a su marido:
Mi amor, ¿Qué te pasa? ¿por qué no puedes dormir?
Y Benvenuto
le contesta:
Es que me tiene muy preocupado la operación de uno
de mis pacientes.
En los
entrenamientos académicos de los profesionales médicos, o de cualquier carrera,
no hay ningún curso de cómo mentir. Es una cuestión natural o aprendida.
Este “arte”,
el de mentir, a veces es innato, se nota ya desde niño y se pule con el
crecimiento o si hay alguna resonancia genética o abundantes neuronas espejo en
el cerebro, se aprende en el camino, para conseguir el ansiado objetivo, subir
en la escalera social y convertirse en un “ciudadano exitoso”, aunque acabe
achacoso. Y los “exitosos” acaban jodidos. Cualquier papión dominante en una
tribu de primates acaba nervioso, mordido y jodido.
Es el precio
del mal llamado “éxito” (económico) en Occidente, donde los valores están por
el suelo, patas arriba. Esta enfermedad ha contagiado a casi todos los humanos
en la Tierra. Su marcha arrasa como un maremoto Y se traga todo a su paso.
La búsqueda
del “éxito” es una epidemia mundial y el precio final es una Biosfera
deteriorada, muy enferma, muy jodida (Video 1), para mal de todos los que
habitamos este planeta. Y todo por un mono desnudo hijo de puta (Homo insapiens) que se las lleva de muy
inteligente.
Video 1. La tragedia de los plásticos en la Isla Midway (Chris Jordan).
Ya desde un
principio la madre de Benvenuto se quejaba de que su hijo era un mentiroso como
su padre, Meardo y su abuelo Anselmo, quien también padecía de mismo mal.
Era una
cadena, heredada evolutivamente desde la noche de los tiempos. Tal como algunos
monos capuchinos copetudos (Cebus apella
nigritus) (Wheeler, 2009) que ocupan un puesto muy bajo en la sociedad,
cuando encuentran algo bueno de comer para evitar que se lo arrebatan los
superiores si lo descubren con su presea en las manos, tal vez un cangrejo de
río o un insecto acuático gordo, utilizan la estrategia de falsa alarma de
“gritar lobo”.
Suele ocurrir
cuando todos los monos han bajado de los árboles y se dedican a buscar comida
volteando piedras y ramas caídas a lo largo de riachuelos, en el bosque
subtropical del Parque Nacional de Iguazú en Argentina.
Para un mono
de rango inferior dar falsas alarmas, es decir mentir tácticamente, es cuestión
de supervivencia y gritan a todo pulmón la señal de “¡CULEBRA!” en su
“lenguaje” y todos los demás monos salen disparados, corriendo rápidamente,
como que han visto al diablo, y trepan asustados a los árboles, huyendo de la
ficticia serpiente. Mientras tanto el mono que avisó de “culebra a la vista”,
se come su presa tranquilamente sin que nadie se la quite.
Es un
principio. Y en el mono desnudo, el Homo
insapiens, este principio se ha convertido en una inundación y se ha
explayado y pulido, entre los vendedores (Video 2), por ejemplo, y especialmente
en la clase política, esos sinvergüenzas que se comen todos los cangrejos del
río de la sociedad, junto a sus malditos y geoclásticos amos en la misma mesa.
Video
2. Motivación para vendedores.
De esa
manera, tal como el mono capuchino copetudo mentiroso, a Benvenuto no le había
costado nada mentirle a su mujer. Esa hembra que había cedido su vagina y sus
ovarios a Benvenuto con tal de vivir bien, con abundante lujo, aunque luego se
dio cuenta que era todo frío como la morgue del hospital de él.
A veces
Silvina se quejaba en sus adentros pero le consolaba pensando que sus amigas
admiraban su posición social. ¡Estaba
casada con un médico!, pensaba ella.
Le sonaba
glamoroso, puesto que se le ha construido el altar de glamour y prestigio a
estos mecánicos de cuerpos humanos en la sociedad moderna. Y no hay nada
glamoroso en esto de andar revisando culos podridos y vaginas clamidiosas,
extirpando y operando almorranas, cortando trozos de colon con cáncer o
engrapando tripas (Fig. 1, Video 3).
Figura 1. Médico examinando el canal anal. Fuente: intranet.tdmu.edu. |
Video 3. Operación quirúrgica del intestino.
Llegó la
mañana y Benvenuto, desvelado, se lanzó de nuevo a conquistar al mundo. Al
menos, esta vez, pensaba él, se conformaría con echar a su saco a la Señorita
Malaspina en su oficina, aunque sólo fuera una vez. De lo contrario acabaría en
el manicomio.
Aunque sea
una vez, pensaba este médico adicto al sexo con enfermeras, las encontraba
excitantes e irresistibles. Un fetiche que había recogido de su infancia cuando
por primera vez conoció a una de estas mujeres que laboran limpiando culos e
inyectando margaritas farmacéuticas a los pacientes en los hospitales.
Benvenuto
abandonó su casa pensando en la enfermera Malaspina y condujo automáticamente
por media hora, arriesgando su vida y la de los demás en la carretera, llegó a
su destino y entró al estacionamiento de coches del hospital.
Deja bien
aparcado su Mercedes Benz. Se pone su gabacha blanca y coge su maletín negro de
cuero con su mano derecha, con tal firmeza que se necesitaría una pata de cabra
para arrancárselo si cayese muerto en este instante. Dentro lleva un par de
dosis de cocaína para estimularse un poco sus sesos y aguantar su trabajo. El
café ya no le hace efecto y se ha vuelto adicto a estas cosas ilegales porque
lo mantienen en marcha, según su modo de ver las cosas.
Ya dentro del
hospital, en dirección a su oficina, se topa con una enfermera de las más
viejas, le da un poco de asco pero la saluda fingiendo amabilidad el mentiroso
Benvenuto:
¡Buenos días, Señora Matamoros!
Si, buenos días, contesta la enfermera mientras en sus
adentros ella pensaba y se preguntaba ¿qué
llevará hoy en su cabeza ese hijueputa cabrón?
Insatisfechos
con su puta vida y de manera holgazana pero que aparenta mucho movimiento y
eficiencia se dedican ambos a sus respectivas tareas.
Por delante
tienen otro día más en el hospital, un lugar donde se junta la grasa de la vida
con la grasa de los cuerpos humanos, desde abajo hasta arriba.
El hospital, taller de los humanos... las marionetas
de las bacterias
¿Realidad o
ficción? Da igual, pues la segunda siempre supera a la primera. Los personajes
de la historia de arriba son imaginarios obviamente pero sus quehaceres ocurren
tal cual, mejorados, empeorados o superados.
En el trajín
de vida y tejemaneje de los cachondos humanos (Homo insapiens), y en este caso, en el universo del bisturí, el
remedio químico y la muerte, estas cosas son normales. Siempre hay más de lo
que el ojo ve.
Vamos de vez
en cuando al hospital y no nos enteramos de lo que ocurre detrás de las
cortinas. Dependiendo de nuestros hábitos alimenticios, principalmente, y la
manera de vivir y tomarnos la vida, así serán los resultados si entramos al
taller de reparación de cuerpos humanos.
Si vas al
taller de humanos, pueda que sólo salgas asustado y te vayas a casa con recetas
e instrucciones. Te dice el médico que estás sano más o menos, sólo que tu
imaginación de ver tantas películas de terror y telenovelas te está poniendo
nervioso y te desbarajusta el intestino y si la tripa no va bien se
rompe toda la armonía de tu máquina. Cosa que la mayoría de médicos ignoran,
desgraciadamente.
Después del
cerebro, el intestino es el lugar donde hay más tejido nervioso. Hay algunos
científicos, y nos parece una buena hipótesis, que señalan que el cerebro es
simplemente un órgano donde se archiva y se barajea toda la información que
emana de la tripas y las otras partes del cuerpo. Es decir, que el intestino
podría ser el cerebro per se y el órgano dentro del
cráneo (los sesos) es sólo el ejecutor de las órdenes que recibe de abajo.
Por algo dijo
una vez Ambrose Gwinett Bierce (1842-1913) que:
“It is now known that
sentiments and emotions reside in the stomach, being evolved from food by
chemical action of the gastric fluid.” [Es ahora conocido que los sentimientos y las
emociones residen en el estómago, surgiendo de la comida por medio de la acción
del fluido gástrico]
¿Cuántas
veces no te ha sucedido aquello de la molestia en el estómago o la diarrea al
conocer una persona que te resulta desagradable o lo contrario? Estamos
hablando de la primera reacción ante una nueva persona. Es la reacción de la
tripa, el “gut feeling” o la “gut reaction” (Prinz, 2004).
Todo esto
podría parecer una delirante locura hasta que no consideras que dentro de
nuestro intestino, especialmente en el intestino grueso, habitan millones y
millones de bacterias. Y no están allí por nada.
Dicen los
expertos que hay 10 bacterias por cada 1 de las células de nuestros cuerpos. Y
nuestra salud depende de la salud de las poblaciones de la flora intestinal. En
algunos casos, algunas bacterias beneficiosas se pueden volver malignas
dependiendo de las condiciones del medio ambiente del intestino.
Factores
fisicoquímicos tales como el pH; el potencial oxidación-reducción; la
concentración de iones; los factores del huésped incluyendo las secreciones
como la saliva, la bilis, el jugo pancreático, el jugo gástrico; las
interacciones huésped-microbio tales como respuestas immunológicas y el
complejo lisozima-complemento-inmunoglobulina; las interacciones
microbio-microbio; y la composición nutricional, son de suma importancia e
impactan en el funcionamiento de este complejo humano-bacteria, especialmente
en el papel de las bacterias intestinales en la toxicología y farmacología
humana (Hill, 1995).
Y estas
bacterias intestinales y sus metabolitos están permanentemente en interacción
dinámica con las células del tejido intestinal y otras partes del cuerpo
humano, incluso, una cosa hace poco descubierta, en comunicación con las
células de la piel.
En realidad,
las bacterias intestinales son los titiriteros y lo que llamamos “nosotros”
somos sus marionetas. Dependiendo de la salud de la flora intestinal, podemos reír
sin fingir o ponernos rabiosos a la menor contrariedad, en la amplia gama de la
conducta humana.
El
investigador Yuan Kun Lee (2009) señala que hay suficiente evidencia que
sugiere que microorganismos controlan nuestra conducta y vida. Sólo basta
pensar, continúa Lee, que hay 50-100 veces más genes microbianos que entidades
humanas dentro de nuestros cuerpos, para tener una idea de su poder.
Estos
microorganismos habitan en nuestra piel, dentro de nuestras bocas y dentro del
tracto digestivo y órganos genitales, entre otros. No somos tal vez lo que
pensamos que somos. Estamos siendo manipulados por estos diminutos seres
microscópicos. Ellos son los amos titiriteros en el planeta. Y nosotros somos
simplemente marionetas de ellos (Lee, 2009).
Todo esto, la
mayoría de médicos no lo toman en cuenta a la hora de diagnosticar o tratar una
enfermedad, por ignorancia o por descuido profesional.
Además, estas
cosas están entre los nuevos adelantos de microbiología, ecología de la flora
intestinal y biología molecular, los cuales han surgido debido al desarrollo de
técnicas sofisticadas en la genómica, entre ellas la PCR (reacción en cadena de
la polimerasa) revolución (Bustin, 2010) que les han permitido a los
microbiólogos biotecnólogos saber identificar por el momento sólo una mínima
parte de las especies que habitan en el intestino de los humanos y otros
vertebrados, tales como rumiantes.
Hay muchísimo
camino por recorrer en estos nuevos horizontes. No obstante, Fuller &
Perdigón (2003) nos dan una buena idea de lo que se ha logrado hasta hoy. Su
trabajo es lectura obligatoria para cualquier persona interesada sobre este
tema, para empezar.
Con lo cual,
si son médicos holgazanes para mantenerse al día en las nuevas corrientes
médicas, y los hay demasiados, apartando a los buenos galenos que sí se
preocupan de estar al tanto de todos los adelantos, no le darán en la cabeza al
clavo de la enfermedad que nos aqueja.
Por otra
parte, sin esta consideración, sin pensar en el equilibrio de la flora
intestinal, sin darle importancia a este universo bacteriano dentro del intestino,
en los hospitales ocurre frecuentemente que un paciente a quien le han operado
del riñón, por ejemplo, acabará con la salvajada de comer lo que no debería,
pues es lo que le servirán.
Desayunará
café con leche antropogenizada, o sea leche jodida y matasanos, y galletas de
harina de trigo procesada y para la comida de medio
día, recibirá un chuletón de cerdo, cordero o ternera, o un pedazo de pescado de
granja, criado a base de soja transgénica glifosateada y restos del matadero
convertidos industrialmente en pellets, con unas hojas de lechuga y trozos de
zanahoria hidropónicos que nunca vieron el sol, al lado de la carne.
En fin, así,
si ha habido abuso y tú has maltratado a tu máquina biológica, zampándole y
metiéndole todo tipo de alimentos de los que no deberías, y la enfermedad no ha
sido atendida rápidamente, cuando visitas el taller de reparación de cuerpos
humanos ocurrirán al menos cuatro cosas.
Una, pueda
que te mueras de un infarto del susto de la prognosis del médico, no por la
realidad sino por tu imaginación (Fig. 2).
Figura 2. El susto de la prognosis médica. Fuente: El Rincón de Yanka. |
La segunda,
pueda que tu máquina aún tenga solución y te vayas a casa a consolarte pero al
menos llevas instrucciones de qué hacer para seguir bajo el Sol.
Lo primero
que debes hacer es cambiar drásticamente tu alimentación. Debes dejar de comer
carne y huesos e imitar más a las vacas. Debes estar tranquilo y comer muchas
verduras, frutas y nueces, la dieta prehomínida, es decir la que seguía el Australopithecus africanus, el
vegetarianismo, pues con la llegada de la Edad de Piedra el hombre cogió la
alimentación equivocada, sólo carne, y moría con el culo podrido y roto. Ni los
esquimales se escapaban de los tumores malignos por el consumo de nada más que
carne.
Una tercera
podría ser que necesitarás una intervención quirúrgica de la cual, si el
cirujano sabe lo que hace, saldrás con vida. Si te raja uno de esos médicos
labiosos que no saben distinguir un riñón de un corazón, y los hay, te
extraerán un órgano sano y te dirán que la operación fue bien, y te mandarán a
casa para que te lamas las heridas por unos días. Un poco después aparecerá tu
esquela en la sección de fallecidos en el periódico que vive del morbo y del
dolor del vecino.
Y la cuarta
es que te prepares para morir, aunque pueden ocurrir milagros y salves tu pellejo
para de nuevo pasar a la sala de espera de la vida, pues todos somos finitos.
Un vistazo al mundo médico
El mundo
médico es un edificio lleno de gente, bacterias y virus, aparatos, realidades,
mitos, fantasías y falsedades, pues aquí hay de todo, buenos y malos mecánicos
de humanos.
Hemos abierto
un poco la ventana de la medicina. Estamos hablando de un mundo poco conocido
por la mayoría de gente, pues sólo lo ven por encima. Pero debajo de los
hospitales y escuelas de medicina se esconden secretos.
Muchos
secretos, desde copulaciones adúlteras en el almacén de los muertos o en el
baño o el cuarto de los detergentes hasta la delincuencia sexual (Fig. 3) y el tráfico de partes de cuerpos
humanos de manera legal bajo sofisticadas tapaderas de burocracia o
ilegalmente, destinados para el mercado negro, en cahoots con las funerarias y
empresas de biomedicina. Todo es dinero en este mundo.
Es un mundo
donde se juntan los zombies vivos muy vivos, los no muertos y aún con vida pero
robotizados y los muertos muy muertos, fallecidos de verdad, tiesos ya listos
para el deshuesamiento de los estudiantes de medicina o para los buitres
humanos de la funeraria. Los primeros pueden hacer decisiones buenas o malas
pero los segundos ninguna. Y ambos son una fuente de vida para otros con vida.
Estos
callejones oscuros donde confluyen el mundo de la medicina y el mercado negro
de partes humanas ha sido explorado por la abogada Michele Goodwin (2006) y por
la escritora Annie Cheney (2006). Son lectura obligatoria para cualquiera que
quiera saber sobre lo que se esconde debajo de las caras bonitas o feas de la
gente. Lo mismo recomendamos leer el artículo de Willson et al. (2012).
El reciclado de cadáveres humanos: tu cadáver vale
más que el oro
El negocio de
partes de cadáveres humanos iba a viento en popa para Arturo Insulto Repuesto
(Fig. 4). El mismo día que él había recibido la llamada telefónica del Dr.
Benvenuto Mejorana Braguetta, este negociante de repuestos humanos también
había quedado de conseguir un par de trozos de torso con culo y todo lo abajo
para un grupo de proctólogos interesados en practicar nuevas técnicas de operar
hemorroides y cáncer de recto.
Vamos, que si
tú estabas pensando en donar tu montón de huesos y mierda a la facultad de
medicina para que los futuros médicos practicaran sobre tu cadáver, ese cuerpo
que te pasabas tanto el tiempo acicalándolo, lustrándolo, vistiéndolo y
torturándolo con comida chatarra, será mejor que te lo pienses dos veces porque
el comercio de partes de cadáveres humanos es uno de los mejores negocios en el
mundo y todo está más o menos escondido.
Si
incineramos a tu cuerpo ya tieso sin vida, lo sumo que darían por tu montón de
cenizas de carbono y otros elementos serían un par de euros. Pero no así si te
deshuesan y te meten al mercado legal e ilegal de repuestos humanos (Fig. 5).
El negocio de
reciclaje de cadáveres humanos destinados para el mercado de implantes es mejor
que una buena mina de plata (Fig. 6). De acuerdo a la prestigiosa revista
médica británica The Lancet, este oscuro
negocio mueve 1 billón de USD al año internacionalmente y advierte del peligro
de meterse en este mercado de tejidos humanos.
Figura 6. Fotos de cosechado ilegal de cadáveres humanos en una funeraria en Ucrania. Fuente: ICIJ (2012). |
Una cifra que
sin duda se queda corta de la realidad (Fig. 7), pues no es nada fácil
contabilizar las costillas de este mundo despiadado, tan crudo como muchas de
las cosas que hace el hombre.
Figura 7. Radiografía de un cuerpo humano exhumado y cosechado mostrando que los huesos de las piernas fueron reemplazados con tubos de PVC. Fuente: ICIJ (2012). |
Un sólo
cuerpo humano despedazado y vendido en el mercado negro puede rendir como
mínimo entre 150.000 y 200.000 euros.
Y esto es mucha pasta. Los tejidos, la piel (Fig. 8-9), cada hueso, cornea,
cartílago, ligamento y tendón de tu cuerpo es dinero constante y sonante en el
mercado de tejidos humanos.
Figura 8. Piel humana preparada para uso en el Hospital Reina Astrid, Bruselas, Bélgica. Fuente: ICIJ (2012). |
Figura 9. Piel humana acribada para aumentar su tamaño y área superficial para coberturas quirúrgicas. Fuente: ICIJ (2012). |
La Tabla 1 te
dará una idea de lo que se puede fabricar con los trozos de tu cadáver. El Homo insapiens es muy ingenioso para
aprovechar los cadáveres humanos, para bien o para mal.
Tabla 1.
Productos fabricados de tejidos de cadáveres humanos. Fuente: ICIJ (2012).
Para mal
porque los médicos no siempre informan a sus pacientes sobre el origen de los
productos fabricados (Tabla 1) con tejido de cadáveres humanos y si hay una
infección debido a contagio, será difícil que un paciente la asocie con una
infección posterior a la intervención quirúrgica.
Para evitar
este problema, se ha propuesto un sistema de codificación de barras para cada
tejido fabricado en cualquier lugar del mundo pero hasta ahora esta idea no ha
sido aplicada. El riesgo de contraer una enfermedad contagiosa, por ejemplo la
hepatitis, en un transplante de tejido continúa al acecho.
Como puedes
ver, tu cadáver vale más que el oro. Con la excepción de la mierda de tu tripa,
todo tiene un precio alto y es vendible en el mercado de los traficantes de
tejidos humanos (Videos 4-5).
Video 4. Skin & Bones: el reciclado de cadáveres humanos.
Video 5. La ICIJ investiga la red del comercio de tejidos humanos.
Pero tampoco
tu caca puede tomarse a la ligera. A veces incluso la mierda puede tener buen
precio, todo depende de lo que hayas muerto. Tu caca puede servir para buscar
cepas de bacterias para los laboratorios de biotecnología.
En Alemania, por ejemplo, hay laboratorios de
biomedicina especializados en fabricar piececillas de tejido óseo para
transplante. Mucha materia prima procede del mercado negro de
partes de cuerpos humanos (Fig. 10). Por supuesto, muy bien camuflado bajo la
capa de la legalidad.
Figura 10. Tejidos humanos cosechados ilegalmente en Ucrania, destinados para Alemania y etiquetados “Made in Germany”. Fuente: ICIJ (2012). |
Así es el
mundo del hombre, un mono desnudo adicto a fabricar híbridos económicos de lo
legal, lo aparentemente legal mezclado con la mierda de lo ilegal. ¡Menudo
diablo es el hombre!
Pero
continuemos con el mundo médico.
Un remedio para tu insomnio
Si has
llegado hasta aquí pueda que el mundo de los muertos te haya asustado un poco y
para sentirte mejor pienses que estas cosas sobre las que hemos hablado tú te
las tomes en broma y no las consideres con el interés que deberías.
Hemos dejado
de lado el lenguaje académico para que nos entendamos mejor. Esta manera de
poner las cosas con el son de la canción académica es aburridísima.
Si sufres de
insomnio todas las noches, te recomendamos que vayas a una clase de histología
o cualquier asignatura de medicina, si te dejan entrar. La mayoría de
profesores son horriblemente aburridos. Y muchos sufren del síndrome de piñonis fijensis, férreos,
soberbios y duros como una locomotora que no se sale de los rieles a menos que
tenga un accidente.
Te
garantizamos que te quedarás dormido en la clase, al menos durante una hora que
dura el profesor disparando datos que a veces acaba de sacar de algún libro
especializado y que ni él los entiende pero impresiona, si es que es uno de
esos que se mantienen actualizados, pues hay muchos que no se preocupan de
desempolvar libros de las bibliotecas de medicina o se atreven a manejar la
internet a no ser que sea para mirar pornografía.
En estos
rincones hay muchos vivos que viven de los tontos vivos y de los tontos
muertos, y no lo podemos negar que también los hay muy buenos médicos.
Si lo haces,
vete para la parte trasera del salón para que no te lleguen las miradas a matar
del profesor si te ve cabecear, pues se puede ofender. Muchos de estos
profesores son temperamentales, muy quisquillosos y maniáticos. Hay muchos que
se creen la maravilla del universo cuando están impartiendo la clase.
Nunca se
fijan en la profundidad de los ojos de los estudiantes para ver que están
aburridos y no están allí excepto el cuerpo mecanizado está sentado presente
para escribir las notas que pescan.
Mientras
tanto los estudiantes están pensando en dinero, mucho dinero, cuando se
gradúen, puesto que pensar en es esto lo que les sirve de zanahoria en la
carrera, además de la cama con las ganancias de su futuro negocio de corta y
pega humanos. Pero piensan en la cama no para dormir sino para frotarse las
genitales en sus aventuras gonadales. Son robots programados para memorizar, la
búsqueda sexual, comer en abundancia y la juerga.
Así es la
vida de los estudiantes de medicina. Juerga, sexo, comida y aceleración cuando
se acercan las pruebas teóricas o prácticas. Justamente aceleran un par de
noches antes de las oposiciones para saltar la valla que se opone entre ellos y
sus planes de volverse rico.
Por supuesto
hay que descontar a los nerds que sólo se dedican a memorizar todo lo que cae
en sus manos sobre medicina día y noche para convertirse en una enciclopedia
médica aunque a veces no se acuerdan en la sala de operaciones dónde están
ubicados los riñones del sujeto que será cortado y pegado.
La medicina
moderna está más interesada en localizar la enfermedad, abrir, sacarla y
cerrar. Luego vienen los medicamentos y si has tenido suerte te mandan a casa a
que te lamas las heridas.
Con todo lo
que los conocimientos que se han acumulado hasta hoy, ya sabemos lo suficiente
como para montar una medicina que viva más de nuestra salud que de nuestra enfermedad.
Es decir que los médicos guíen nuestra ignorancia por el camino de la buena
nutrición para que nos mantengamos sanos.
Pero la
medicina que cura no es un buen negocio. Los médicos tendrían que ser expertos
en nutrición, cosa que la mayoría no lo son. Y por último, para comer sano
deberíamos desmontar toda la estructura actual en gran parte y dejar de
envenenarnos con tanto invento inútil que sólo redunda al final del camino en
contaminación medio ambiental, daño a nuestros cuerpos y perjuicio a las demás
especies que nos rodean.
Pero ¿a qué
viene todo esto? Bueno, es para darte una idea del mundillo de los estudiantes
de medicina, esas personas bajo el entrenamiento de abre, quita y pega en la
escuela sacerdotal de medicina y que luego una vez graduados y médicos
practicantes se hacen aliados con las farmacéuticas y sanidad, que son una
misma cosa en el fondo, y son los que pueden mejorarte o joderte cuando te
enfermas, aunque raras veces curarte del todo porque se les acaba la fiesta.
El negocio de
la enfermedad es multibillonario alrededor del mundo. Entre más enfermos haya,
mejor para los médicos y hospitales, y también para las compañías médicas y
farmacéuticas. Y si los enfermos son ricos, aún mucho mejor.
¿Y qué hay de
sanidad? Sanidad está bien enrollada y copulada hasta las agallas en la misma
cama por el tremendo falo de los intereses económicos de las industrias
médicas, farmacéuticas, industrial y alimentaria, incluyendo el sector agro, el
cual es química, y de aquí otra vez de vuelta al mismo sitio, a donde comienza
todo, el banco de la trillonaria oligarquía global.
Y en las
siguientes entregas pasaremos a lo que nos ocupa, el cáncer anal, la enfermedad
del anillo que le da vida a los proctólogos, al agujero donde no podemos poner
el ojo a no ser que usemos un espejo o que seas un amante de lado oscuro de lo
oscuro.
Pero por
supuesto con un desvío antes de llegar al fin. Tened paciencia que Roma no fue
construida en un día.
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Scimino S. (2012). Carne de Cerdo: Una Cadena Peligrosa para la Salud, Bioterrorista, Contaminante y Ecológicamente Insostenible. Gundhramns Hammer, E-Rastrillo Blog, 19 p.
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