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domingo, 17 de febrero de 2013

ANGELES Y DEMONIOS: OCTOGENARIAS REPTILIANAS EN GUERRA

Por Gundhramns Hammer
16 de febrero de 2013


 "Muchos hay que no forman monstruos, 
pero apenas se encontrará quien se espante de ellos."
P. Pedro Cortéz y Larraz
Arzobispo de la diócesis de Goathemala (1768) 

 
Fuente: Bad-Man y Fender



Los años pasan y el disco duro del Homo insapiens sigue igual de pendenciero y agresivo como se supone lo era hace 100.000 años o más, exactamente aquel que le propulsó de las sabanas africanas, estepas asiáticas o, quien sabe si de América, como algunos paleontólogos y antropólogos sudamericanos sostienen que este primate moderno evolucionó en el "Nuevo Mundo", pues se conocen restos humanos que datan de hace unos 5 millones de años. Pero esto pertenece al mundo de la arqueología prohibida, investigado por Cremo & Thompson (1998).

Y por qué no de la Atlántida (Video 1)?, podemos añadir. Nadie a probado definitivamente que fue sólo un mito ni tampoco nadie ha comprobado todo lo contrario. Este continente perdido permanece envuelto en el halo del misterio.  


                            Video 1. La Atlántida: lo que la ciencia oculta.



La evidencia de la ciencia ortodoxa sobre el "origen de la especie humana" apunta a Africa, y ayuda a que allí aún habitan grandes simios y restos de otras especies asignadas al árbol evolutivo del hombre.

La cuestión de la evolución del hombre son sólo hipótesis, incluso las pruebas genéticas, puesto que se basan en modelos matemáticos de probabilidades estadísticas filogenéticas parsimónicas

Nadie estuvo allí para ver el momento exacto cuando este primate desnudo que se denomina a sí mismo "Homo sapiens" arrancó su marcha hacia el futuro.

Sea como sea, o haya sido como haya sido su origen, lo importante es que este homínido es un simio desnudo con características neoténicas (inmaduro, fetalizado) y está "atrapado entre dos fuegos", algunas veces es bueno pero en gran cantidad de ocasiones actúa como un malvado matón, como niños, pues los niños no son santos sino pequeños reptiles, llenos de egoísmos y estrategias egocéntricas para aprender a sobrevivir en el infierno de los adultos.

El Homo insapiens "no es ni ángel ni demonio. Es ambos a la vez" (Video 2). 


                                    Video 2. Octogenarias reptilianas en guerra..



El humano es como un iceberg, de aparente lógica (¡tan lógico que ha contaminado todo el planeta!, entre otras ilógicas cosas) pero flotando en un océano de confusión y complicación en su cabeza. Este océano de demonios mentales puede fácilmente agitarse y darle al traste a su "lógica", la cual una vez sacudida y arrancada se va a la deriva, por ejemplo, en situaciones de soledad desesperante, una de las enfermedades más comunes hoy día; ante el peligro, el acorralamiento, con sentimientos de rabia, frustación, depresión y desesperación o por temor a no ser o sentirse querido/amado, que son una y la misma cosa: miedo. Simplemente miedo.

Miedo a no pertenecer a la banda que le protegía de los depredadores homínidos y no homínidos en donde sea que hubiese evolucionado. Si no pertenecía al grupo era homínido muerto. 

Así como las aves aún se rascan la cabeza montando la pata encima del ala en lugar de pasarla debajo de ella (Fig. 1), un patrón conductual cuyo origen se remonta a cuando los antepasados de las pájaros eran cuadrúpedos, y ha quedado grabado en las redes neurológicas del cerebro aviano, pues lo mismo ocurre con el Homo insapiens. Su cerebro aún contiene muchos de aquellos patrones neuronales de sus ancestros anfibios y reptilianos de hace millones de años. La Naturaleza construye sobre lo viejo. Pero por ahora dejaremos estas cuestiones de embriología comparada y anatomía comparada de vertebrados para otra ocasión.


Figura 1. Pingüino de Gentoo (Pygoscelis papua) rascándose la cabeza. Fuente: The Internet IBC Bird Collection.



El miedo de no estar en la banda, como los leones, aún se nota en la conducta de los adolescentes que por primera vez están experimentando alejarse de sus padres, sus protectores contra los depredadores, reales o imaginarios, de hoy o antaño.

Da igual que sean aparatos electrónicos o calzado y ropa de marcas, los papiones alfa, los jóvenes que se hacen con el liderazgo de la cuadrilla de adolescentes, imponen reglas directa o indirectamente, ya sea mostrando músculos, dinero, ropa cara, lo que sea, pero lo importante es que dictan reglas junto con sus allegados y aquellos que quieran entrar en el grupo deben jugar con sus reglas o de lo contario son ostrizados.

Da igual como lo logren, el objetivo o la idea es conformar un grupo, ya que como grupo es más fácil asustar a los "depredadores" y perteneciendo al grupo equivale a no ser devorado por las fieras. Antiguos caminos neuronales reptilianos y terapsidianos quedaron grabados en el disco duro del sistema límbico de cada ser humano.

La parte de arriba del iceberg, la "lógica", que el humano deja ver en la sociedad es pequeña y se muestra calmada y apaciguada, cubierta por la capa de la pintura de la educación o patrones culturales pero por debajo se esconde una enorme masa de hielo de sentimientos y recuerdos no integrados, más complicados que la física nuclear.  Todo depende de la jaula y quién, cómo y para qué lo enjaulan, para que haya tormenta o calma.

Así es el humano, un manojo de nervios mal templados e inacabados por las fuerzas de la evolución. 

Considerando que se ha metido en este negocio de vivir amontonado en las ciudades, el resultado se palpa en sus enfermedades, en cuya base sin duda está la tensión (estrés) de los supuestos "enemigos", pues cada vez que ve una persona y que no conoce en la acera de las ciudades, su sistema límbico le dice: ¡Peligro, enemigo a la vista!, lo cual le hace que se ponga tenso y nervioso, más si le amenaza con la directa mirada a los ojos la persona desconocida, con la adrenalina disparada, hasta que comprueba que no pasa nada. Entonces se relaja. 

Pero obviamente no puede vivir así todo el tiempo sin sufrir desbarajustes en el funcionamiento de su cuerpo. 

Y así está, muy enfermo y, para colmo de males, está enganchado a la comida chatarra (Video 3), y se alimenta de carnes, frutas y vegetales procedentes de organismos transgénicos y contaminados con bacterias (Escherichia coli O157: H7, Mycobacterium avium subsp. paratuberculosis, etc., etc.) de la mierda, de sus cultivos chemtraileados y de sus campos de concentración de animales y otras porquerías que monta y desmonta molecularmente para construir lo que él llama "alimentos sanos", todos salidos de las fábricas alimentarias y biotecnológicas del Dr. Frankenstein.


                                   Video 3. Comida chatarra.



En fin, el Homo sapiens está jodido. Demasiado sapiens, ¿verdad?  Por eso, por ser tan idiota en cuestiones ecológicas que tienen que ver con el mantenimiento de la Biosfera a largo plazo, nosotros le clasificamos como Homo insapiens.

Pue bien, este Homo insapiens que se ha cagado en todo el planeta Tierra y después de haberse cagado en su casa, el muy hijo de puta está pensando en ir a joder colonizando otros planetas. ¿Por qué no arregla el suyo primero, antes de pensar en ir a joder al resto del Sistema Solar o la galaxia?

Podemos añadir que la evolución no ha parado aquí, con el simio parlante. Este necio primate no es la última palabra en evolución. La Naturaleza continúa jugando con la energía. Y el que juega siguiendo sus reglas sobrevivirá hasta que ella mande.

Y ya se pueden ver cómo ante situaciones nuevas e "inhóspitas" (descriminación racial, rechazo cultural, etc.), aunque socialmente basadas en una interpretación mental, una transferencia de "enemigos" de lo físico (antiguamente) a lo psicológico (ahora), según lo interpretan el sistema límbico, los patrones antiguos de hace miles de años vuelven a encontrar su curso en la modernidad de la jungla de cemento

Lo podemos ver con el reciente fenómeno de las maras (Video 4), organizaciones transnacionales de pandilleros criminales, las cuales, según algunos expertos, son una nueva forma de control social (Martel Trigueros, 2005) utilizado por las oligarquías o la élite global. Estos jóvenes son personas desorientadas y mal aprovechadas, desde el punto de vista de desarrollo humano, en cualquier sociedad, pues los pandilleros tontos no son. Pero si constituyen, lamentablemente, lo que Zygmunt Bauman (2004) denomina "vidas desperdiciadas".


                                 Video 4. Las maras en Centroamérica.



Resumiendo, las ancianas reptilianas en la pelea mostradas en el Video 2 no son nada nuevo en la historia de la humanidad. Es cosa vieja bajo el Sol y escenas como ésta o más violentas como las guerras, etc., ocurriran mientras haya humanos sobre la Tierra. 

El hombre es un ser complejo y contradictorio, a veces puede ser un ángel y la mayoría de veces un demonio. La historia está de testigo.

Y este camino violento a raíz de su conducta inmadura desde el punto de vista evolutivo, acabará con esta bestia maléfica o angelical, todo depende de dónde le rasquen o quién le rasque o lo qué desea sustraer u obtener de cada situación en sus eternas maquinaciones y estratégias por sobrevivir en el infierno de su propia creación. 

El hombre es pues un desesperado reptil. Un reptil glorificado por sus intentos de encajonar la realidad. Es ADN codificado para hacer más ADN con apariencia de lo él que piensa y ve (integración/construcción mental) como "mamífero", pero este ADN está en devenir, en resolución evo-devo futurística que aún está por llegar y realizarse. 

Lo que vemos no es lo que vemos sino lo que pensamos que vemos porque lo que vemos depende de lo que vemos con los ojos que no captan todo lo que vemos, pues el juego de los campos de energía (¿universo holográfico?) de la danza de Aquello de  lo que no vemos no lo vemos.
 


Referencias

Bauman Z. (2004). Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Traducción de Pablo Hermida Lazcano. Ediciones Paidós, Barcelona, España. 171 p.

Cremo M. A. & Thompson R. L. (1998). Forbidden Archeology: The Hidden History of the Human Race. Indira Printers, New Delhi, India. 828 p.

Delson E., Tattersall I., Van Couvering J. A. & Brooks A. S. (Eds.) (2000). Encyclopedia of Human Evolution and Prehistory. 2nd Edition. Garland Publishing, Inc., New York, NY, USA. 2 Vols. in one. 1558 p.

Logan S. (2009). This is for the Mara Salvatrucha. Inside the MS-13, America´s Most Violent Gang. Hyperion, New York, NY, USA. 256 p.

Marshall T. (1995). Man´s Greatest Fear: The Final Phase of Human Evolution. Athena Books, Twickenham, UK. 186 p.

Martel Trigueros R. (2005). Las maras salvadoreñas: nuevas formas de espanto y control social. ECA (Estudios Centroamericanos) 61: 957-979. 

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