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martes, 3 de enero de 2012

A VISTA DE AGUILA: DE GOBIERNOS, CORPORACIONES Y BORREGOS

                                                 por

               Heinrich von Wittelsbach-Caracciolo


La gran mayoría de gente ve las cosas de una forma desconectada, aislada, compartamentalizada. No conectan lo pequeño con lo grande o viceversa, sin considerar que todo lo grande está hecho de lo pequeño. Consecuentemente, no se puede tocar lo diminuto sin afectar lo grande.

Y los que llevan la linterna deben ir delante alumbrando el camino de los demás, con cuidado de no dormirse. Pero no suele suceder así.

Como un águila deberíamos echar un vistazo al mundo debajo. Si nos observamos desde arriba, nos damos cuenta que  somos muy diminutos. Y en verdad lo somos. Pero muy destructores. Somos bulldozers biológicos que directa o indirectamente arrasamos con todo lo que se ponga por delante.

Vivimos insignificantes vidas llenas de preocupaciones derivadas de falsos cánones culturales y morales que nos rigen y enferman.  Pero estas son minutiae ante el nubarrón que se nos viene encima. Debemos despertar.

Existen dos maneras de mirar una hoja de hierba colocada justo enfrente a nuestros ojos. La podemos mirar enfocando nuestros ojos sólo en ella, en cuyo caso veremos borroso todo lo que está más allá de ella. Otra forma es enfocando los ojos sólo en lo que está allende la hierba, en este caso veremos borroso a la hierba. Y ha llegado la hora en que todos necesitamos y debemos enfocar la mirada allende la hierba y salir de nuestro claustro antropocéntrico.

Estamos viviendo tiempos de crisis. Estas no sólo son económicas sino que también son sociales, políticas, militares, familiares y, muy preocupante, medio ambientales. Se avanza mucho en todas las Ciencias pero entre más avanzamos más retrocedemos. Se nota en un marcado retroceso en la calidad del agua, los productos de consumo y el aire que respiramos.

Frecuentemente los políticos son sólo peones que trabajan para megaempresas. Los científicos no suelen tener las suficientes agallas para denunciar la malfeasance corporativa-gubernamental. Sólo utilizan lenguaje paliativo para no causar ira o revolución. Los resultados de sus investigaciones por muy severos que sean, los diluyen y los acomodan a los intereses económicos de la mano que les alimenta. Cuando se atreven y denuncian, son perseguidos, desacreditados, presionados para abandonar su trabajo y, a veces, hasta asesinados. 

Sobre lo último tiene mucho que contarnos el Dr. Arthur Evangelista, quien antiguamente laboraba como investigador federal para la FDA (Agencia de Drogas y Alimentos, del Gobierno de los Estados Unidos). Él denuncia que el matrimonio del gobierno con las empresas es nauseabundo (Fig. 1).
                        

Figura 1. Las relaciones entre el gobierno federal y las grandes corporaciones en los Estados Unidos (Masnick, 2011).


Las agencias reguladoras proporcionarán a las corporaciones cualquier clase de apoyo que necesiten, hasta que el público no se queje acerca de las irregularidades regulatorias o lo haga demasiado en voz alta el gobierno que ayuda a las compañías. Eso es, por si acaso la gente se llegase a enterar de estos problemas, porque aún las grandes cadenas de noticias y televisión, las que deberían de informar al público, están también muy adulteradas con agendas políticas de su propio interés. ¿Por qué el gobierno asigna niveles a las toxinas en los alimentos, sus envases, al medio ambiente, etc., en lugar de tomar iniciativas y trabajar para quitar todas esas toxinas y venenos? Siempre hay maneras de producir alimentos y sus envases, desarrollar fuentes energéticas o lo que sea, de forma más limpia, natural y más sana. Lo aceptable debe ser la Cero Tolerancia: no más toxinas. O ¿es que los sobornos y el dinero de las corporaciones permiten el libre ejercicio de todo lo más repugnante de los humanos, a expensas de la gente? ¿Está presente en estos individuos para empezar o es que trabajar en el gobierno, para Monsanto o Dow Chemical brinda más oportunidad para la codicia y poder a expensas del pueblo? O ¿se debe a que nos hemos convertido en una sociedad enferma, moral y físicamente y por eso no nos preocupamos? ¿Podría ser que el flúor en el agua o aspartamo en el yogur tiene algo que ver con la indiferencia del público?  Todas son preguntas que se plantea el Dr. Evangelista.

Y esto sólo es entendible si se consideran a los estados modernos democráticos desde otra perspectiva, por lo que en realidad son: corporaciones disfrazadas de democracias. En la evolución social del hombre nunca ha habido democracia a nivel de Estado excepto a nivel de Banda, como los Arunta de Australia antes de la llegada de los colonos ingleses o los ¡Kung del desierto de Kalahari en África. Ni en tiempos de Eurípides, uno de los grandes poetas trágicos de la Antigua Grecia, la hubo ya que había una población de cerca de 100.000 esclavos.

En las “democracias” occidentales, los que tienen el dinero mueven los hilos, son los que cortan el bacalao. Pero el dinero depende del consumo. Por lo tanto, es el pueblo, la masa consumista, quien tiene el poder. Sin embargo, al pueblo se le ha engañado para que crea que no lo posee y consecuentemente actúa como una masa de borregos, idiotizado, entretenido y confundido con tanta minutiae: electrónica, moda, coches, deportes, sexo, la Web, cine, TV, tarjeta de crédito, hipoteca, chismes, mentiras,  … para que no protestan,  y si lo hacen, alguien ajeno les incita y dirige.

Mientras tanto, toda la multitud de amos y esclavos marcha hacia el desfiladero. Y con ello, maltrechan la Biodiversidad de la Tierra. Eso no es de seres inteligentes.


Referencias

Evangelista, A. 2008. “Melamine” Toxicity. Public Health & Medical Fraud Research Cooperative, Nov.-Dec. (Web: http://qualityassurance.synthasite.com/melamine-toxicity-information.php)

Masnick, L. 2011. Mapping Out The Revolving Door Between Gov´t And Big Business In Venn Diagrams.

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