por
Salvatore Scimino
¡ATENCION! ¡Evitemos la extinción del Atún Azul!
Atún azul (Thunnus thynnus) (Fuente: datuopinion.com)
Volvió a casa después de trotar como loco un par de kilómetros. Cogíó una toalla de algodón para secarse el sudor de la cara y el cuello. Después se metió a la ducha, se mojó un poco la cabeza y se enjabonó el cabello con champú de almendras del caro. También se preocupó de embadurnar de emulsión su "válvula de escape frontal".
Mientras le daba para arriba y abajo, pasándose la mano por el trasero, examinó su más preciado músculo y lo corto del tamaño de éste le preocupó, casi no dormía pensando en cómo alargárselo desde que su novia le había dicho bromeando que "necesitaba un injerto".
Pero era ¿champú de almendras lo que usó? Sólo Dios sabe lo que llevaba ese mejunje muscilaginoso para el pelo. Dicen que lleva un sin fín de sustancias orgánicas tóxicas que matan ratones en el laboratorio. Y esto es sin mencionar la grasa de vaca, la alantoína de placenta, cebo de perro, células de fetos, licuado de testículos de cerdo, en fín la lista es larga que más parece combustible de cohete para ir a la Luna. El olor de almendra era artificial.
Ya refrescado, se sintió un Apolo aunque un poco calvo, para rematar su ego. Con la toalla de algodón nicaragüense contaminado de pesticidas, enrrollada alrededor de su cintura, se acercó a la nevera y sacó una ensalada de atún.
Era su favorita desde que su médico le había dicho que el atún era rico en proteína (20%/100 g) y bajo en grasa. Virtió en un vaso una bebida isotónica.
Un indio de la selva le hubiera dicho que mejor hubiese tomado orines de tapir en vez de esa "bebida rara revienta riñones". Pero no lo podía evitar, su cerebro estaba tan lavado como lo estaban sus bolsillos. Típico esclavo paleto del siglo XXI.
Su novia le llamó por teléfono una hora después de la temprana cena. Mardoqueo estaba cansado y dormitoso. Esa noche Marina no estaría con él.
Con ese cerebro que más parecía estar lleno de espermatozoides que de neuronas, dificilmente se daría cuenta, y si lo hiciera le daría igual, que con el atún que consumió después de su maratón imaginario, estaba acercando un poco más el fín de esa especie maravillosa de pez.
Y así como está la cabeza de Mardoqueo, está casi toda la gente. Consumida de preocupaciones y sumergida en vanalidades. Sólo si alguien les serrara la rama donde están posados en el gran árbol artificial llamado ciudad, atisbaría que las cosas con el medio ambiente están jodidas. Pero muy jodidas.
Menos mal que su conteo de esperma anda por los suelos, de lo contrario ya hubiese tenido un par de hijos con Marina. No cabe duda que el futuro de sus hijos, de haberlos tenido, estaría relleno de hambre y disturbios sociales en menos que cante un gallo. El horizonte del hombre no barrunta buen tiempo.
El atún azul (Thunnus thynnus) que tanto le gusta a Mardoqueo es una de tantas especies que están a punto de decir adios. Y es una pena, una terrible pérdida que desaparezcan de la Tierra. Los ecosistemas marinos ya no serán lo mismo jamás. Se resentirán, habrá un desequilibrio global.
Al menos tal vez habrá un poco de paz en los mares, pues ya no habrá buques españoles, japoneses o noruegos matando y arrasando con todo lo que nada en las aguas del planeta, sólo para el beneficio de unos pocos sinverguenzas.
No hay duda que el veredicto para esos pescadores taimados "humanos" sería, por parte de todos los animales marinos: CULPABLE. Los tiburones que han sufrido demasiado en manos de esas bestias "sapientes" no vacilarían en ponerles tentáculos de fragatas portuguesas (Physalia physalis) en los testículos y el fundillo, y después se los devorarían en un feeding frenesí.
Y eso sería poco para nosotros los demonios del universo, el Simius mierderus. A continuación un video que asustaría al mismo demiurgo de las tinieblas (Video 1):
Video 1. El atún azul: del machete a la extinción.
Necesitamos ya inmediatamente una CORTE INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES. Pero que funcione de verdad, que no sólo sea de adorno, con gente eficiente y cabal, sin calienta-asientos y paper shufflers holgazanes con sueldos exorbitantes.
Todo aquel que maltrate seres vivos que sea encarcelado perpetuamente y alimentado a pan y agua por crímenes de LESA BIOSFERIDAD.
¡Dios ten piedad de nosotros!
Necesitamos ya inmediatamente una CORTE INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES. Pero que funcione de verdad, que no sólo sea de adorno, con gente eficiente y cabal, sin calienta-asientos y paper shufflers holgazanes con sueldos exorbitantes.
Todo aquel que maltrate seres vivos que sea encarcelado perpetuamente y alimentado a pan y agua por crímenes de LESA BIOSFERIDAD.
¡Dios ten piedad de nosotros!
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