Loneliness. Source: nicknacpad. |
Por H.G. von Österreich und von Toskana
La soledad es un monstruo que tiene muchas caras (Video 1). Existen muchas definiciones al respecto. Básicamente se ha definido como una sensación de desconexión del mundo humano, del todo que nos rodea.
Se trata de un sentimiento de abandono, que a nadie le importas o nadie te quiere. Es algo mental (asimismo físico-químico), pero como veremos más adelante, resulta ser un riesgo para nuestra salud, pues nos hace vulnerables a enfermedades.
Posiblemente la soledad sea en sí un recuerdo primigenio del momento en que nos separamos del útero materno, el corte de la cuerda umbilical, la separación del pequeño océano donde nos desarrollamos como seres acuáticos durante unos nueves meses y luego nacemos o nos arrojan a este mundo que llamamos Tierra, y que, dependiendo de la situación económica de los que nos trajeron a este planeta, bien podría ser una gloria o un infierno.
Es decir que la soledad es como revivir ese instante de nacer y que se nos ha queda grabado para siempre en la caja de los recuerdos de nuestro cerebro, la glándula amígdala. Y por alguna razón, motivo o evento externo social, emocional, desenchufe amoroso, pérdida del empleo, muerte de seres queridos, etc., que nos ocurren en el transcurso de nuestras vidas, nos pueden conducir a que experimentemos nueva e inconscientemente lo que experimentamos al nomás nacer, esa sensación de que podríamos haber estado o haber sido abandonados. Cosa que si no fuese por nuestro llanto que nos conecta con nuestras madres o con alguien que se apiada de nosotros como criaturas recién nacidas, lo estaríamos. Somos seres muy frágiles, pero con mucho potencial de versatilidad.
Unos buenos padres, o quienes se haya hecho cargo de la crianza nuestra, pueden con amor puro y consciente, no esa simple cosa de que nos dan tan solo lo físico que necesitamos durante nuestra etapa infantil, ayudarnos a conectarnos cariñosa y amablemente, con el universo nuevo al que nos enfrentamos en nuestra niñez. Si lo logran, con paciencia y cariño y mucha empatía hacia nosotros y hacia sus entornos bióticos y abióticos, esas esencias virtuosas que mamaremos y que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas, las que daremos y compartiremos con y hacia quienes nos rodean, sean humanos o no humanos a medida que avanzamos en nuestra línea de tiempo, jamás nos sentiremos solos. Y si acaso ocurre, será por poco tiempo, pues padres o tutores sabios nos pueden enseñar a rebotar emocionalmente ante los desafíos de la vida.
Dado que, a medida que las garras del capitalismo (ambición por el dinero) se apodera del alma de los humanos por doquier que este sistema despiadado es montado, la soledad se ha vuelto muy común a escala planetaria.
Aún no se le considera una
enfermedad, pero la soledad nos puede conducir hacia la enfermedad.
De hecho ya se sabe que la soledad nos pone en riesgo o peligro de ser presa de diversos tipos de enfermedades, desde problemas cardíacos hasta el síndrome de Alzheimer.
También la soledad causa mortalidad.
Para no agrandar más este tema tan complejo, creo que lo mejor será dejaros unas referencias sobre la soledad:
Loneliness: A disease?
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3890922/
The effects of loneliness: a review of the literature
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/0010440X86900118
The complexity of loneliness
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6179015/
Loneliness and cardiovascular disease and the role of late‐life depression
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/gps.4716
Loneliness and risk of Alzheimer disease
https://jamanetwork.com/journals/jamapsychiatry/fullarticle/482179
Loneliness and pathways to disease
http://www.demenzemedicinagenerale.net/images/pdf/Loneliness_and_pathways_to_disease.pdf
Solamente me resta deciros a vosotras y vosotros lectores, sed felices.
Y recordad no estamos solos. Somos parte de un milagro en el Universo. Una piedra, por ejemplo, no es necesariamente sólo geología. En cierta manera, somos ella también, pues llevamos su esencia dentro de nosotros mismos. Ciertas trazas de metales (e.g., Fe, hierro) en la infinitud interna de nuestros cuerpos nos mantienen con vida. Por tanto, también, una piedra es y puede ser compañía. Y qué decir de una mascota que nos brinda su cariño incondicionalmente!
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