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sábado, 6 de diciembre de 2014

LA ASAMBLEA DE GATUNIA DEMANDA AL SINVERGÜENZA BURGOMÁSTER DE SATANÍA

Source: funnyjunk.com.


Por Gundhramns Hammer & Salvatore Scimino
6 de diciembre de 2014
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El tufo de los pedos de los sinvergüenzas
se vuelve olor a rosas en la nariz de los lameculos.


Esa mañana, él se había despertado y levantado de la cama pensativo, pecaminoso, tembloroso y enfadado. Pasaba de una a otra emoción como un pianista pasa sus manos de una a otra tecla.

Su cuerpo y sus mecanismos fisiológicos funcionaban como un robot biológico. Y es que lo era.

Tal como el pianista, unas veces llegaba a lo pensativo e hilvanaba nuevos esquemas para seguir chupando del corrupto sistema.

De repente lo dejaba y pasaba a lo tembloroso. Estando en esa tecla, él sentía pavor, desesperación sin ninguna explicación, cosa tan común en los miembros de su propia especie.

Además le daban ataques de miedo y descarrilamiento mental, mezclado con furor genital.

Le preocupaba que en su estado pecaminoso, su equipo reproductor ya no funcionaba como cuando tenía 15 años, época en la que podía ejercer ese trabajo de pseudoreprodución autocalmante como un gallo sin gallinas pisando una piedra al despuntar el alba.

Y finalmente se posaba, como el pianista, sobre la tecla de enfadado. Estando en ella, surgían escenarios escabrosos, llenos de matanzas y derrame de sangre, lo cual le producía dolor de cabeza y se le aflojaba un poco la caca almacenada en su saco colónico.

Aún así, no podía cagar, pues estaba mega-estreñido, pudiendo expulsar con mucho esfuerzo, irritación, dolor y llanto solamente unas tres bolitas de mierda dura como una cabra cada tres o cinco días, cuando se repetía la misma historia.

Las bacterias simbióticas en su tripa hacían todo lo que podían para mantener sano a este monstruo humano que se rellenaba y empachaba comiendo lonjas de cerdo, piernas de gallina y chuletas de cordero.

Cosa que sumada equivaldría a mucha sangre derramada para calmar su hambre y sus hábitos de zombie.

Y ciertamente zombie era su verdadero estado después de comer tantos trozos de cadáveres de animales fulminados en el tétrico matadero.

Este sumidero de carne en forma de hombre era un auténtico cementerio de animales ambulante como todos los que le rodeaban  en su infierno.

En ese estado triplemente jodido estaba cuando su querida llegó mientras él estaba enjuagándose olímpicamente la boca de campeón hipermentiroso con agua clorada.

Ella lo abrazó y se enrolló por detrás de él como un pitón. A él le entró el temblor de emoción quinceañero inmediatamente pero el impacto del acto lascivo de ella le tocó al mismo tiempo la tecla de desesperación, trauma y preocupación.

De esa manera serpentina, ella le transmitió su mensaje de que había llegado la hora de ejercer el trabajo de sulfuroso amante en la cama.

Lo intentaron de muchas maneras y de todas maneras. Patas abajo y patas arriba. Ella abajo y él arriba o él abajo y ella arriba.

Y por último, imitando la película porno que habían visto antes de irse ambos a la cama, se les ocurrió colgarse del techo como los murciélagos para ver si a él le salía la leche.

Pero no hubo manera. El campeón de otros tiempos no pudo disparar su pistola de carne. La cueva de murciélagos de ella se quedó sin polilla ni leche esa mañana, produciendo en su interior frustración, desesperación pensando que ya no era bella y estaba llena de querellas y mellas.

Él se quedó aplastado y roto. Pero debía sacar fuerzas de su cuerpo robotizado. Robotizado, a pesar de que sus bacterias intestinales constantemente le enviaban mensajes que él no entendía.

Mensajes que de no ser acatados, lo llevarían a su fin en ese fin que ponen fin otras bacterias para descomponer lo que en vida fuera un saco de mierda con dos patas sólo afanado desgraciadamente en oficios anti-biosféricos.

Como de costumbre y como era de esperarse, él se fue al trabajo. Era el burgomáster de Satanía y debía demostrar que era el jefe en su propio ácido y alcalino gallinero.

Y sí que Satanía lo era, a pesar de que eran humanos, pues había en ese nido algunos infiltrados que no eran humanos.

Salvo unas pocas excepciones que Satanía tenía, todo el resto era un auténtico gallinero de gente con cabezas bloqueadas, cuadradas y llenas de vientos de trasero  que se afanaba en dar una apariencia de poder, sabiduría y galantería donde no las había.

En Satanía, aunque de vez en cuando sus habitantes lanzaban letanías al cielo pidiendo socorro y oro a los demiurgos invisibles en la lejanía, lo que había, salvo las buenas excepciones que allí había, normalmente era una población de endiablados, soberbios, explosivos, volcánicos, con sus cabezas llenas de pensamientos de pisandería, piratería, lavandería e hilandería para la maleantería.

En fin, Satanía era un cóctel molotov peligroso.

Estas gallinas humanas, que nada tenían que ver con las verdaderas gallinas a las que se comían a diestra y siniestra en festines de fiestas inventadas para entretener a los tontos satánicos y de esa manera astuta y sigilosamente chupar del sistema, hablaban mucho pero nunca escuchaban.

Los satánicos se enfadaban y endiablaban fácilmente si se les llevaban la contraria o si les decían algo que no cuajaba y encajaba en su repertorio de permutaciones neuronales almacenadas en la lata de su cabeza.

Esa mañana, nada bien, el campeón descampeonado y sin haber coitado efectivamente, por lo tanto habiéndose quedado totalmente ahuevado, al llegar a su oficina repleta de muebles esterilizados y estilizados a la antigua para dar miedo a los cobardes en Satanía, su culo temblaba más de lo que ya normalmente temblaba.

Se notaba claramente que el burgomáster no había acabado bien su faena matutina de semental sin cemento esa mañana.

Fue entonces cuando el burgomáster de Satanía casi se cagó en sus pantalones satánicos que según él los bien puestos llevaba sin estar debidamente en sus debidos puestos.

Tenía frente a él sobre la mesa de su despacho algo que por un breve instante lo sacó de su perpetuo satánico empacho.

Era una carta. Pero no era una carta cualquiera. Esta emanaba mando. Llevaba un sello rojo que lo hizo temblar y casi descargar un bola de cabra de su trasero irritado y ardiente. Esa carta era fuera de serie.

El burgomáster de Satanía se enfrentaba a una demanda del jefe de los habitantes del vecino Reino de Gatunia.

A estas alturas deberíamos decir cómo se llamaba el burgomáster de Satanía. Cargaba y le enfadaba al burgomáster, un peculiar nombre sin rastros de lo que su nombre anunciaba.

Sus padres le habían clavado sin perdón histórico la ficha histórica de Materno Coíto Despaterno y Niamore (Fig. 1). Aunque se llamaba Materno, el burgomáster era un personaje nada materno entre lo materno y nada paterno entre lo paterno. Era muy despiadadamente desmaterno y despaterno y para colmo de males, a pesar de tener una hembra tragaperras y solarmente caliente, Materno no contaba con verdaderos amores ni en casa ni fuera para sus calores con temblores mañaneros.

Figura 1. Materno Coíto Despaterno y Niamore, el burgomáster de Satanía, y su mafiosa querida, Palmeta Coginas de Todoslosdíaz.



En otras palabras, el burgomáster de Satanía era un mierda totalmente desmaternado y despaternado y de profundos lasciviosos deseos de ser descoitado.

Pero volvamos a la carta.

Don Plutonio Aplastahuevos del Hombrerío, el Señor y General de Gatunia, huevos tenía y no andubo con rodeos ni cuentos ni tonterías para demandar al burgomáster de Satanía con toda la evidencia que en sus manos tenía.

El general Plutonio no le tenía miedo a nada, ni al más matón ni rico, ni al más vezado pícaro, ni al diablo ni a la horda de gente endiablada de todos los rincones de los cajones cagones de Satanía a los que se enfrentaba.

Cumplió y cumpliendo con su deber de proteger a los suyos, don Plutonio puso al rojo vivo a sus legiones de gatunios en caso que fuera necesario.

Nunca se sabía qué picardías se inventarían Materno Coíto Despaterno y su pandilla de malhechores satánicos; siempre que podían.

Y protegerlos don Plutonio debía ante la peste de satánicos que como vecinos tenía, pues en Satanía entre sus habitantes endiablados había unos cuantos que tenían la manía de atrapar a los habitantes de Gatunia con mucha alegría y algarabía.

Los satánicos no entendían la misión de los gatunios que se aventuraban a sus entornos para neutralizar las corrientes endiabladas del suelo de Satanía. Corrientes electromagnéticas sutiles pero perversas que invadían toda la base de la matriz de la vida de la que todos dependían.

Los perversos satánicos con Materno Coíto Despaterno y Niamore a la cabeza de su banda de serpentinos ladrones sin cabeza, cogían a los gatunios y los sometían a un infierno de mil maneras, tales como, según la evidencia que don plutonio en sus manos tenía:
  • metían a los gatunios en un calabozo de cuatro paredes estrechas y luego los encementaban para que los encarcelados muriesen lentamente de soledad, sed y hambre,
  • atrapaban a los gatunios en un saco y les aplastaban la cabeza con un mazo metálico a escondidas en el monte,
  • decapitaban a los gatunios,
  • ahorcaban a los gatunios,
  • asesinaban a los gatunios con agua hirviendo,
  • torturaban a las hembras de Gatunia para que abortaran,
  • Los hijos recién nacidos de los gatunios eran embolsados y los tiraban a la basura para que murieran asfixiados bajo el sol o los tiraban al río para que murieran ahogados.
  • También algunos gatunios eran engañados y acababan envenenados y desangrados por dentro.

Todo el mundo en Satanía sabía que el mierda de Materno Coíto no era nada de materno.

Tales horribles cosas, más la pícara lavandería de hierbas peligrosas y químicos comesesos que los satánicos poseían y vendían por medio de laberintosos negocios bien protegidos bajo volcanes de turbios decretos, astutamente elaborados para poder amparar, empaquetar y chupar de lo sucio disfrazado de lo limpio para que pareciese un simple conjunto de puestos de negocios de mercadería, hartos a los vecinos del Reino de Gatunia tenían.

La paciencia de los habitantes de Gatunia se había acabado.

Fue así como, para empezar, los gatunios un día decidieron demandar al burgomáster Materno Coíto Despaterno y Niamore por todos sus excesivos crímenes de lesa gatunidad.

Los gatunios habían decidido que si Materno Coíto Despaterno y Niamore no pagaba la multa - la cual sumaba todos los daños y perjuicios que este agente del mal había causado a todos los gatunios junto con los perjuicios de aquellos gatunios que habían sido jodidos y asesinados por los anteriores burgomásters de Satanía - lo colgarían de su semillero que se habían quedado sin semilla.

En fin, todos los crímenes contra los gatunios a lo largo de la historia de los satánicos eran reclamados y demandados.

Todo lo juntaron los gatunios en esa carta dirigida a Materno Coíto Despaterno y Niamore.

La carta decía que si Materno Coíto y los suyos de su pamdilla de pícaros chupacabras no pagaban la multa de 500 millones de nalgauros en oro, la moneda de Satanía, los gatunios iban a ir a por ellos con su ejército, con el propósito de castigarlos, colgando de los cojones, o de donde más duela, a cada satánico con registro histórico de maltrato y atropello contra los gatunios.

En su marcha de guerra, continuaba diciendo la carta, contra Satanía para poner orden donde sólo había desorden bien disfrazado de orden, el ejército de Gatunia, el famoso Regimiento de Leones Temibles, sólo dejaría en paz a aquellos individuos satánicos que nunca habían obrado mal contra los gatunios.

Y los había en Satanía. No todos los satánicos de Satanía eran satánicos.

Los que no lo eran, se tenían que esconder para ayudar a los suyos y no suyos, pues Materno Coíto como todos los de su calaña siempre estaban al acecho para sacar provecho de los que laboraban para mantener al fin y al cabo todos los pícaros que llegaban a los puestos de orden desordenada de los puestos de mando, donde bien sabían estos vampiros aprovecharse con buen provecho del sudor ajeno hecho y derecho, parasitando en los puestos a base de los impuestos y ayudas que pedían a sus superiores en otros puestos para chupar infinitamente de los puestos de los puestos de un sin fin de otros puestos impuestos sobre los tontos para chuparles su sangre en otros puestos.

Era sólo el principio. Pero las cosas podrían ponerse feas para los malvados satánicos, pues estaban sucios de mierda de lavandería hasta las meras agallas de su pedantería.

Cosa que si destapaba tal tamal le iba a ir muy mal a todos los satánicos que de verdad fueran satánicos y les causaría su caída y encarcelamiento por muchos años en las manos de las poderosas legiones de los señores aldeanos del norte.

Los habitantes del Reino de Gatunia ya no tolerarían más crímenes contra los suyos.

Todo mundo satánico o no en Satanía sabía que Materno Coíto Despaterno y Niamore era un sinvergüenza hijo de puta, un ladrón y un pseudomatón cagón sin poder cagar lo que debería cagar cuando necesitaba cagar y que cuando este sinvergüenza actuaba siempre lo hacía a la chita callando.

Para joder, Materno Coíto nunca chillaba. Sólo chillaba en el baño cuando cagaba lo que quería cagar pero nunca cagaba. Estaba estreñido hasta las paternas.

Este cabrón, Materno Coíto Despaterno y Niamore, raras veces descoitado por su lechosa y lujuriosa querida, una hembra que por cierto se llamaba Palmeta Coginas de Todoslosdíaz (Fig. 1), una masa andante de carne más caliente que el mismo Sol y tramadora como nadie, en su dominio satánico no estaba de acuerdo con algunas cosas que siendo cosas han sido cosas hechas por los buenos samaritanos de Satanía.

A los pocos buenos habitantes de Satanía les gustaba compartir y regalar cosas a todos aquellos que no tenían cosas en un mundo donde sobran las cosas pero que sin embargo hay demasiados que se quedan sin cosas por culpa de los hijos de mil millones de putas codiciosos que les gusta adueñarse de todas las cosas en un mundo de abundantes cosas.

Cuando su gente no se acoplaba a sus dos dedos de frente, a Materno Coíto Despaterno le gustaba asustarlos y torturarlos con misivas amenazadoras de exorbitantes multas y demandas con el fin de sacar plata para engordar su cuenta de pirata y el saco de su cuadrilla de silenciosos perversos ladrones.

Era la manera simbólica, malvada y de conducta desplazada etológicamente que Coíto tenía para meterla cuando en la mañana no lograba meterla donde quería meterla pero no podía meterla por más que intentara meterla en el deposito de su querida señora Palmeta de Coíto Despaterno, quien estaba enviciada con todo lo que tenía que ver con el perno despernado de su Materno.

Esto no era sorprendente en la gente satánica. Los motores de la mayoría de los habitantes de Satanía funcionaban como robots, de abajo para arriba.

Sólo tiraban y se arrastraba hacia adelante, nunca miraban a ningún lado para cuidar de no aplastar a nadie en su paso. Les daba igual.

No entendían que los humanos si son humanos y no extraterrestres o arcontes infiltrados deben funcionar de arriba para abajo. Sólo así pueden llegar a despertar cuando encuentran el Camino que no se camina.

Y en Satanía casi todos estaban dormidos. Gran número de sus habitantes tenían la cabeza cuadrada y hacian honor al nombre de su dominio en cuanto a comportarse muy satánicamente con los que consideraban débiles.

Eran los satánicos que en Satanía eran satánicos de verdad gente de ilusión desilusionada y despechada. Eran peligrosos, pecaminosos, super-chismosos y ricos de las perlas del estraperlo desde tiempos eternos.

Los malvados satánicos actuaban con cabeza pero sin cabeza. Y cuando parecían que tenían cabeza era para usar su cabeza sin cabeza.

Y de esa manera Materno Coíto Despaterno y Niamore se tomó la carta. Sin cabeza.

Habiendo llegado a su guarida de labor sin sudor, todos los ladrones del burgo de Satanía se prepararon para sobar leva a su jefe Materno.

Materno estaba tan descabezado esa mañana ante semejante carta que no pudo evitar soltar un pedo que entoxicó a todos los lameculos en la sala del burgomáster allí presentes.

Pero sus satánicos secuaces lo aplaudieron y sonrieron. Disimularon muy bien sus legítimos satánicos pensamientos.

Sin embargo, el atrevido Virginato Malandrín Funesto Cogido y Enchutado de Quitaplata (Fig. 2), miembro del equipo de Materno Coíto como el Melenguelero de Espejismo, Demolición y Deschumpe Monetario, un ladrón especialista en mandar a la tumba todo lo vivo y no vivo a su paso, un soberbio retro-ingeniereado que quería asfaltar y encementar todos los alrededores de Satanía y donde haga falta con construcciones a base de fondos pecuniarios sacados del lavado y destilado de hierbas tropicales comesesos, alavó a su jefe diciendo:

  • Su Excelencia... ¡Qué bien huele Usted hoy!

 
Figura 2. Virginato Malandrín Funesto Cogido y Enchutado de Quitaplata: el Melenguelero de Espejismo, Demolición y Deschumpe Monetario de Satanía.




Materno Coíto miró a Virginato pero no dijo nada. Sólo frunció su frente de melón sin madurar (Fig. 1).

Pero, en la privacidad de sus pensamientos cuadrados malvadamente satánicos, todos sus subalternos desearon que Materno pariera de una puta vez puta por todas.

Lo que equivaldría a llevarlo muerto en un cajón al cementerio para poder ellos echarle el guante a la enorme pero nada materna fortuna del sudor chupado de la gente de Satanía.

Una fortuna también extraída de las ayudas que Materno disponía de las altas esferas sin esferas y sin al final disponer lo que se suponía que debería disponer sobre lo dispuesto en los papeles oficiales que Materno recibía, una riqueza astutamente acumulada y escondida en el reino de al lado llamado Pedorra.

Pero Materno no se maternizó. El gaznápiro respiró profundamente una y otra vez un poco de su aroma rectuna y se sentó.

No obstante, la gran preocupación por la severa carta le había alborotado la mierda en sus tripas satánicas. Se formaron muchos gases en el universo de su hinchado colon, listos para estallar en otro estruendoso Big Bang.

Bajo el efecto de la presión, al sentarse, Materno soltó un tremendo chorro de pedos con olor de sangre quemada y de pólvora de fiesta chupatontos que hizo otra vez sonreír forzadamente a su cuadrilla de tremendos ladrones.

Pero esta vez ya no aguantaron los terribles olores podridos de los pedos aguanosos de su jefe y se inventaron excusas para salir corriendo de la sala e ir a sus respectivos puestos de aparente trabajo para no hacer nada por supuesto.

¿Trabajo? ¿Quién dijo trabajo?

Su “trabajo” era de bribones huevones, fácil pero efectivo para chupar y redondear las cifras encifradas en sus secretas cuentas en Pedorra bien encandiladas.

Eran ya las once de la mañana en pleno verano. Los nervios de Materno estaban triplemente alterados.

Primero por la carta. Segundo, porque no había podido meterla donde quería meterla y había intentado con todas sus ganas meterla. Y tercero, ahora, porque una mosca le estaba haciendo  su puta vida imposible.

El díptero se había colado por la ventana. Había llegado a la sala atraída por el olor de los pedos podridos nada maternales de Materno.

Materno Coíto se volvió loco intentando matar al insecto con el periódico matutino enrollado. Pero no lo logró.

El irritado burgomáster de Satanía estaba enfrentado a una evolución biológica de al menos 250 millones de años desde el período Permicioso sobre la espalda del diminuto artrópodo volador.

Probablemente, larvas de moscas se dieron un festín con el cadáver de alguno de los antepasados de Materno Coíto hace 12.000 años en el Insolente Medio, pues Materno, a pesar de su materno y nada materno nombre,  descendía de asesinos, cuatreros, contrabandistas y forajidos de los desiertos de esa parte del globo.

Y de verdad que se notaba en su conducta traicionera, ladronicia y pícara y por su semblante demoníaco.

Finalmente Materno se cansó de perseguir al bendito insecto. Gritó como loco desesperadamente llamando al asesino del mundo de la naturaleza.

El ecocida de turno era un individuo llamado Rotundo Mameyazo Culeado (Fig. 3), un diablo que odiaba a la naturaleza. Aunque ésta le daba a este pendejo atravesado su sueldo y de comer todos los días, él nunca le había dados las gracias. 

Figura 3. Rotundo Mameyazo Culeado, el Melenguelero de destrucción del Medio Natural.



Aún así, sabiendo que todo sale de la Tierra, no había manera que Rotundo Mameyazo comprendiera rotundamente la semejante profundidad emanada del mundo de la naturaleza.

El desconcertado Rotundo Mameyazo Culeado, ocupando el puesto de Melenguelero de Destrucción del Medio Natural, entró en el despacho del mamarracho de Materno.

El burgomáster de Satanía dictó nerviosa y apresuradamente una orden sin sentido,  reflejando cómo él se sentía en su puta vida sin sentido, quedándole más que el sentido de sentir lo que su sentido le decía que había sentido aunque muchas veces no lo había sentido.

Rotundamente convencido de que su nueva faena le daría una posibilidad de elaborar facturas fantasmagóricas en su propia empresa anti-naturaleza, majadera y lavandera llamada El Abanico Entredospedos, cuyos números hinchados ordeñarían las arcas de Satanía y vendrían a engrosar sus cuentas bancarias rotundamente escondidas, Rotundo salió del despacho del mamarracho con una estúpida y ridícula orden de poner medidas para controlar a las moscas.  

Obviamente, Materno no tenía luces donde debería tener luces ni siquiera las luces que le dieran su tan ansiada luz verde cuando él quería meterla en el trasto de su hembra para demostrarle que, a pesar de que su nombre era Materno, él sabía meter su perno hasta el fondo de la carne de su querida carne al estilo nada materno.

Pero no había manera. Materno y su perno no se ponían nunca de acuerdo. Él ya no podía endurecerlo como un cuerno según sus recuerdos ni con sus putos fármacos levanta-pernos.

Materno estaba totalmente despaternado.

Y así se quedaron las cosas en Satanía. Al menos por el momento.

Pero sin un final porque este final sólo sirve para poner punto final a esta historia de Satanía.

En este cuento de carne, cuernos, pernos, pedos, moscas y todo lo que nada tenga que ver con lo auténticamente materno, sólo dejaremos unas preguntas para aquellos que tengan la curiosidad sobre la historia de Materno y su gran deseo de clavar su perno.

  • ¿Qué putas hará Materno Coíto Despaterno y Niamore para salir de su problema?
  • ¿Qué hará su cuadrilla de expertos silenciosos ladrones de Satanía?
  • ¿Ayudarán al burgomáster de Satanía sus subalternos o lo maternizarán para adueñarse del botín del paraíso maural en Pedorra?
  • ¿Cómo se llaman los secuaces de Materno Coíto en su chupadera de Satanía?
  • ¿Será el burgomáster de Satanía alguna vez descoitado por su hembra sedienta de  pasión por el perno de su Materno Coíto Despaterno y Niamore?
  • ¿Podrá Rotundo Mameyazo Culeado acabar con las moscas?

Todo será continuado en otra ocasión si la ocasión de la vida lo permite en su debida ocasión sin perder el rastro de la ocasión que nos dará la posibilidad de seguir con la ocasión en la vida de los sinvergüenzas que mandan en Satanía sin nada de vocación más que robar siempre y cuando aparece una ocasión.


Glosario:

Atravesado: Se refiere a un macho de Homo insapiens que prefiere que lo retro-ingenieren. En otras palabras, que se la zampen por el arsch.

Coitado: Pisado (ver abajo); follado, copulado. Se refiere a que un macho Homo insapiens ha vaciado o no su saco reproductor. Ver coitar.

Coitar: Clavar el perno carnoso del saco reproductor en los machos de Homo insapiens; acto de pisar (ver pisar) o follar.

Descoitar: Ordeñar de su líquido reproductor a un macho Homo insapiens; sacar la leche del saco reproductor de un macho Homo insapiens; ser pisado (ver pisar).

Dícese descoitado cuando a un hombre que podría ser o no ser hombre Homo insapiens una mujer lo ha pisado (ver pisar).

Despaternado: La pistola reproductora no puede disparar; el órgano reproductor masculino no funciona; el tan preciado músculo sin hueso está muerto antes de estar muerto sin poder levantarse ni un pelo ni con fármacos levanta-muertos.

También se refiere a un hombre o no hombre sin ninguna pizca de compasión; un sinvergüenza; un mierda. En fin, un hijo de las mil putas.

Insolente Medio: Parte oriental del globo donde bandas de Homo insapiens se matan a diestra y siniestra eternamente y donde desguabilaron al iluminado Gran Señor de todos los reyes.

Maternizar: Eliminar; mandar al infierno; llevar a alguier al cementerio frío, tieso y muerto.

Nalgauro: Moneda oficial de Satanía. 

Pendejo: Un tonto; un estúpido; un idiota; un boobo; un Homo insapiens robotizado o zombizado. 

Pisado: Follado; copulado. Se refiere a que un Homo insapiens la ha zampado o se la han zampado hasta las agallas. Ver pisar.

Pisandería: Una balacera de las pistolas reproductoras; un despije de liquidacion de los recursos de los sacos reproductores; un bacanal visible u oculto; copulandería; follandería. Ver pisar.

Pisar: Disparar la pistola reproductora; follar; copular.


See you later alligators! 


Source: Jessica´s Health Blog.

Disclaimer
This post is meant for educational and/or entertainment purposes only. Any resemblance to real persons, living or dead is purely coincidental.

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