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jueves, 9 de abril de 2015

LOS MUTANTES MARCIANOS: LA UNIVERSIDAD POLIPUTANICA DE MARTE

Caricatura elaborada por Gundhramns Hammer.


Por Henri Cagnengues & Gundhramns Hammer
9 de abril de 2015
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Lo que el hombre dice ya saber no sirve de nada
si no sabe dónde ponerlo para no caer
donde no debería caer.

Gundhramns Hammer, 2015


Habiendo jodido y hecho trizas la Tierra con sus putos afanes económicos egocéntricos, dejando atrás en un infierno a los demás a la sálvese quien puede, una colonia de millonarios pudientes locos junto con sus científicos locos lograron llegar a Marte y colonizaron el planeta que se suponía que era rojo pero que no era rojo, sólo que lo pintaban de rojo para engañar a los tontos y chupar su jugo vital rojo mientras hacían de la suya con su patrulla de locos.

Más de la mitad de los viajeros espaciales fue devorada por la radiación electromagnética y la desesperación en el largo trayecto del viaje.

Pero como a los malos el diablo los cuida, lograron unos cuantos marcianizar.

Al llegar al nuevo planeta, las cosas no salieron exactamente cómo sus científicos locos lo habían calculado en sus afanes desculadamente calculados.

A duras penas, con su putos robots y uno que otro cyborg lograron montar la primera colonia en Marte al nomas pisar lo que nunca el hombre (Homo insapiens) había pisado y que no le faltaban las ganas de pisar.

Y comenzó la nueva jodedera (mother-fucking) en su nueva pastelera. Aunque esta pastelera les había resultado nada llevadera.

Como los humanos son bichos sucios, a los pocos días de haber llegado ya tenían unos cuantos pozos de apestosa caca cargada de residuos de tejidos intestinales podridos, pues estaban siendo carcomidos por la radiación en su puta colonización.

La pestilencia de su propia mierda les ponía nerviosos y violentos.

Era el principio de lo que años más tarde, junto con los residuos de su pequeña planta nuclear, sería la primera fuente de gran contaminación humana en Marte.

Estos putos monos desnudos que acababan de salir de su planeta lleno de mierda aún no habían aprendido ninguna lección sobre la contaminación (Fig. 1).


Figura 1. Un típico basurero humano: el impacto del hombre (Homo insapiens) en la Antártida. Fuente: SciencePhotoLibrary.


Los días pasaron y unos cuantos cayeron muertos de contaminación.

A los que murieron, los jefes les cayeron encima para cenar cuando se cayeron para evitar que el resto se alarmara de que las cosas no iban bien donde había caído para vivir donde cayeron.

Afirmando así la antigua leyenda de que los primeros humanos en la Tierra habían llegado de Marte muchos miles de años atrás y que había sido una pandilla espacial de caníbales.

Y habiendo logrado lo que querían lograr para lograr lo que querían lograr, a los jefes les entraron otras preocupaciones además de comer carne humana.

Sabiendo que a los humanos les gusta masturbarse la mente con carroña, los colonizadores no perdieron el tiempo en organizar la primera universidad en suelo marciano.

La llamaron pomposamente la Universidad Poliputánica de Marte.

Dicen que le dieron ese nombre a la universidad porque las cosas eran de las mil putas de difícil en Marte, nada que ver con la dulzura de la Tierra que nunca supieron apreciar ni amar ni mucho menos se preocuparon de cuidar.

Y como se habían empeñado en montar la misma mierda que en la Tierra y agarrarse a la vida de alguna manera y, además, los mandamases (honchos) de la colonia eran terriblemente adictos a la carne humana, pues era el animal que más beneficio les había rendido y les rendiría, decidieron que el primer departamento de su puta universidad debería de llamarse - para hacerlo más atractivo al supuesto público -  el Departamento de Argamasa de Malabarismo Intelectual, el único consolidado dentro de la única facultad de dicha universidad, la Facultad del Enjambre Supremo de la Colonia Humana en Marte.

Pronto hubo estudiantes que se apuntaron. Salieron unos pocos de esos técnicos pendejos que habían llegado a Marte como siervos y que no habían acabado su maestría de holgazanería en la Tierra y que desesperadamente aspiraban a tener un doctorado para escribir abundante paja y poder así chupar sentados y bien acomodados un buen sueldo para comer mucha carne asada bien condimentada.

¿De cuál carne?

De ratas (Rattus norvegicus), esas pobres criaturas que habían aguantado el viaje espacial a Marte con sus amos. Y de humanos, como sus torturadores.

Como cualquier científico pre, doctoral o postdoctoral, ellos bien sabían que abundante paja producían y que, así como había sucedido en la Tierra repleta de mega-cantidades de información medioambiental, por ejemplo, que nunca se pusieron en práctica para no caer en el infierno ecológico donde habían caído y habían atrás dejado, en Marte ya se perfilaba la misma puta historia de paja para paja que no tiene nada que ver con la paja pero que sirve de paja para que no les digan que no saben nada más que paja en comparación con una realidad suprema que les derrumba a cada rato su puta paja.

Después de todo, estos expertos habían ido de hipótesis en hipótesis en la Tierra hasta que les salieron los tiros por la culata en sus putas hipótesis acabando con la Tierra y fueron aplastados por su propia montaña de sus putas hipótesis.

Pasaron unos cuatro años y de los estudiantes que se apuntaron no todos su carrera acabaron.

Pero el Universo no perdona a nadie, ni al más bueno ni al más perverso. Todos tienen que rendir cuentas ante su peso.

Así, hoy en Marte, ya moribundo y de los pocos que quedan de la colonia humana, uno de los primeros graduados con su doctorado marciano antes de morir ya achacoso por las duras condiciones del planeta “rojo” quiso dejar su destalegado legado a la posteridad.

Lo que este mono cagón marcianizado dejó para la incierta posteridad era un trozo de papel que lo acreditaba sin crédito más que su crédito de los que dicen tener crédito pero que sólo tienen su crédito para los que te dejan sin saco y sin crédito y que decía lo que contenía su crédito dentro de los acreditados que viven de tu crédito.

Era un documento sin ningún fundamento más que el fundamento de los que se han hecho con todo el fundamento.

A continuación está lo que se ha podido transcribir de este viejo documento “marciano”, ya que estaba bien jodido por el tiempo:


UNIVERSIDAD POLIPUTÁNICA DE MARTE
FACULTAD DEL EMJAMBRE SUPREMO DE LA COLONIA HUMANA EN MARTE


D. DISTURBIADO JAMÁSYSI SIETECUEROS DEL OLVIDO
Secretario del Departamento de Argamasa de Malabarismo Intelectual Marciano,

HACE CONSTAR:

Que D. Turulento de los Milpatines Sinruedas, con pasaporte número 100SIEMPRED21000PEDOS145, tiene acreditados y cursados en este Departamento de Argamasa de Malabarismo Intelectual Marciano los estudios de Doctodopado, y ha efectuado la defensa de la Tesis Doctodopadal “El huevoneo como fuente de ingresos en el arte de lamerculos a los holgazanes de las nubes” el día 30 de milbiembre de 2150, habiendo obtenido la calificación de Sobresaliente cacum lamum.

Y para que conste, a petición del interesado y a los efectos oportunos, expido el presente, en Martium VIII a 12 de putasiempre de dos mil ciento cincuenta.


EL SECRETARIO
(escudo ininteligible)           (firma ininteligible)



Sirva la anterior ficción para la reflexión.

Aunque dudamos que lo hagas. La mayoría de gente está putamente zombizada.

Pero puede que haya alguna excepción, ¿no?

¿Eres tú?

Y si te ha hecho reír, es que has crecido un poco dentro de lo poco que logra la gente en su loca agenda sin sentido.

Si ha sido así, entonces has visto un poco de lo que nos hace falta ver para ver cómo lo debemos ver: que los humanos somos bichos patéticos, soberbios, ridículos y risibles llenos de miedos, y con inspiraciones, aspiraciones, depresiones, desilusiones y ambiciones que nos sumergen o nos hacen saltar para agarrarnos de una rama del Arbol de la Vida que luego secamos y dañamos con nuestra propia mano, jodemos al planeta que habitamos. Lo estamos dañando con harta locura.


Lo que el hombre dice ya saber no sirve de nada si no sabe dónde ponerlo para no caer donde no debería caer

Todo lo que vemos y no vemos del daño que hemos causado en la Tierra no lo podemos negar (Video 1). Hemos sido y seguimos siendo necios e idiotas, biosférica y ecológicamente hablando. Y social, económica y militarmente ya ni que hablar (Video 2).



Video 1. La contaminación de plásticos en las Islas Midway por Chris Jordan.



Video 2. La guerra - uno de los pasatiempos favoritos del hombre (Homo insapiens) - es el mismo infierno.



Penosamente, como fue ayer, es hoy. Y lo que hoy es podría haber sido lo que no debía haber sucedido ayer porque del ayer no hemos sabido sacar lo que se debe saber para saber que hoy no debería ser como ayer si hubiésemos aprendido del ayer.

Pero el hombre sabe pero no sabe lo que debería saber para saber lo que debe saber donde y cuando lo debe saber para no joder lo que le da de comer – la Tierra - y para no caer donde no debería caer no por no saber sino por no querer poner en práctica lo que ya dice saber.



See you later, alligators!

Source: Jessica´s Health Blog.


Referencias

Hogan T. (2007). Mars Wars: The Rise and Fall of the Space Exploration Initiative. The NASA History Series, NASA, Washington, DC, USA. 188 pp.

Lambright W.H. (2014). Why Mars: NASA and the Politics of Space Exploration. John Hopkins University Press, Baltimore, MD, USA. 320 pp.

Miroshnichenko L.I. (2003). Radiation Hazard in Space. Springer-Science+Business Media, B.V., Dordrecht, The Netherlands. 238 pp.

National Research Council. (2006). Preventing the Forward Contamination of Mars. The National Academies Press, Washington, DC, USA. 153 pp.

Portree D.S. (2001). Humans to Mars: Fifty Years of Mission Planning, 1950-2000. Monographs in Aerospace History 21, NASA, Washington DC, USA. 153 pp.

Seedhouse E. (2009). Martian Outpost: The Challenges of Establishing a Human Settlement on Mars. Springer, Berlin-heidelberg, Germany. 292 pp.


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