2 de junio de 2015
Algunos pensarán lo contrario,
especialmente los que viven de lamer culo y los que no sudan porque saben cómo
sacarle el sudor a los que han sudado mucho y que sólo les da lo suficiente para
poder llegar al siguiente día para seguir con la batalla de sobrevivir en un
ambiente social y económico vampírico.
Y no faltará quien diga que
es lo mejor que le ha podido suceder a la “república”
en muchos años.
Pero hace poco, un argentino
radicado en España lo ha dicho más claro que la mañana:
"Desde que esa mujer ha llegado al poder, Argentina se ha ido a pique".
"Desde que esa mujer ha llegado al poder, Argentina se ha ido a pique".
Él se estaba refiriendo a la
presidenta Cristina Fernández, viuda de Kirchner.
Las pruebas no están muy
lejos, de acuerdo a los expertos.
En un país donde el hambre
azota a muchos, con un índice de pobreza que ronda en el 27.5% de la población,
de acuerdo a un reporte de MercoPress (2014), Cristina Fernández acaba de
inaugurar (22 mayo 2015) el Centro Cultural Kirchner, una monumental obra dedicada
a la memoria de su difunto esposo, Ernesto Kirchner.
En otras palabras, esta obra
faraónica es un monumento a la
necrofilia.
Para empezar, ¿cuántos
hospitales, escuelas y otras obras de carácter social no pudieron haberse
construido en las zonas rurales menos privilegiadas con esos 253 millones de
euros?
En fin, sabiendo que el
hombre (Homo insapiens) usualmente
pone el carro delante de los caballos a lo largo y ancho del planeta, no es
nada sorprendente lo que acaba de suceder en Argentina.
Lo sorprendente es ver el
aguante que tiene el pueblo argentino. Ya lleva siglos aguantado palos. Han
estado aguantando mecha desde la época de la puta colonia.
¿Hasta cuándo?
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