por
Heinrich von Wittelsbach-Caracciolo, PhD
Un nuevo enfoque sobre algunas plantas que desdeñamos como “malas hierbas o indeseables” en nuestros jardines porque “los pone feos”, ha abierto nuevos y amplios horizontes. Nuevos biocombustibles.
En nuestras ciudades hay una planta maravillosa, se arraiga a la vida aún en las rendijas de las aceras. Allí, antes que la mano del hombre le ponga fin a su vida, se mece tiernamente con la brisa, se esfuerza para producir sus semillitas de prisa y en el proceso suelta a la Biosfera algo que vale más que diamantes y oro: su oxígeno.
Su corta vida dura sólo un instante pero a la vez una eternidad. Su existencia alimenta los pulmones del transeúnte despistado que pasa por allí sin darse cuenta del drama a sus pies. Las abejas consideran su flor una delicia. Sus hojas y raíz pueden devolver la salud a nuestros estresados riñones, hígado o cargado intestino. También limpia las impurezas de nuestra piel o nos sirve de alimento. De su flor se puede extraer un vino que rivaliza el mejor Auslese de la región del Rin de Alemania.
Y ahora ha vuelto locos a los especuladores de la Bolsa de Agricultura Orgánica de Hoboken (HOAX). La demanda parece insaciable en los Estados Unidos. De las hojas, tallo y flor de ella se extraerá aceite. El boom comenzó hace dos años en Dakota del Sur donde la empresa Nyu-fuel Inc. experimentó con una combinación del aceite de esta planta con gasolina, y ¡eureka funcionó! Inmediatamente, la compañía Amalgamated Bio-food Ltd. transformó sus 12 antiguas fábricas de etanol para producir el aceite, que mezclado con gasolina se convierte en un combustible para vehículos, más eficiente que el etanol.
¡Es irónico! La planta se convertirá en combustible para coches que más de alguna vez salpicarán de agua sucia y lodo las hojitas de aquellas que crecen en las aceras de cualquier ciudad, cuando llueve.
Y esta “mala hierba” ofrece una ventaja, se puede cosechar varias veces cortándole a ras del suelo y se regenera sin ayuda de nadie ni abonos. Los granjeros estadounidenses están muy entusiasmados, ya han destinado cerca de un 15% de sus tierras a su cultivo. Los ganaderos se alegran al tener un nuevo pienso barato para sus vacas destinadas para el enorme mercado chino.
Pero la nueva fiebre de oro verde no acaba aquí. La compañía de vehículos Ford ya tiene la mirada puesta en la producción de caucho a base del látex de esta planta para ruedas, y de plástico para puertas, portavasos, alfombras y el acabado del interior de los coches.
¿Cuál es el motivo? Los productores de caucho natural del mundo están en problemas. La mayor parte del caucho natural se extrae de los árboles Hevea brasiliensis en el sudeste de Asia o de Sudamérica, pero este recurso está amenazado por un hongo (Corynespora) que daña las hojas, especialmente en plantas jóvenes. Por este motivo la planta de la que hablamos ha sido genéticamente modificada para producir caucho en grandes cantidades.
Durante la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos, la Unión Soviética y Alemania intentaron utilizar el látex de esta planta pero no tuvieron éxito porque el látex se polimerizaba en una goma espesa y gruesa en lugar de fluir. Pero unos científicos del Instituto para la Biología Molecular y Ecología Aplicada de Fraunhofer (Fraunhofer IME, Alemania) han modificado genéticamente una variedad rusa de la planta, le han apagado la enzima responsable de la polimerización, como resultado produce hasta 1.000 kg/Ha. En la Universidad Estatal de Ohio (los Estados Unidos) también se estudia la misma variedad de esta planta con similares propósitos. Los investigadores aseguran que dentro de cinco años esta planta ya se podrá producir en el campo.
El látex de esta planta tiene otras ventajas, es hipo alérgico y produce inulina, un polisacárido en las raíces, con un 10% de la dulzura de sucrosa o azúcar. La inulina no hidrolizada también puede ser convertida en etanol o para medir la función del riñón determinando la tasa de filtración glomerular (GFR).
Estamos hablando de la planta llamada Diente de León (Taraxacum officinale, Asteraceae). ¡Ecco saludatio ad novum focalium Dandeleen! ¡He aquí, el nuevo combustible del siglo, Dandeleen! ¡Bienvenido a la Nueva Revolución de las Plantas Indeseables!
¡Fantástico, el humilde Diente de León merece profundo respeto! Pero, ¿se lo dará el Homo economicus? Posiblemente no, este animal es muy necio, aún no la ve por lo que es: ¡Un Sol sobre el césped! ¡Un Milagro de la Vida!
De verdad os digo que esta humilde planta hace más por su planeta que todos nosotros, que lo único que hacemos en nuestro alocado frenesí es parasitar y destruir la capa de vida de la Tierra.
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