Fuente: Wikipedia. |
Por Gundhramn Hammer
1 de diciembre de 2017
Un dios todopoderoso no necesita nada. No necesita prestigio, fama ni dinero. De lo contrario, no sería dios, si es que hay tal cosa, tal como nos pintan esta cosa. Una cosa que a lo largo de la historia y en la actualidad ha servido y sirve de excusa a unos cuantos humanos para llenarse de tales cosas.
Sin embargo, hay humanos (Mammalia: Primates: Homo sapiens) que dejan las uñas en la pared, escalando para llegar a la cima del poder, prestigio y fama. Son alpinistas sociales.
En el mundo de los humanos, los alpinistas sociales abundan. Suben y bajan a lo largo y ancho del planeta.
"No son Dios, pero están en todas partes. Algunos lucen carteras de ministros. Otros cruzaron una puerta giratoria y aparecieron en el consejo de dirección de una gran empresa. Como no podía ser de otra manera, tampoco faltan los condenados por corrupción", dice Danilo Albin en un artículo publicado en el periódico Público.
"No son Dios, pero están en todas partes. Algunos lucen carteras de ministros. Otros cruzaron una puerta giratoria y aparecieron en el consejo de dirección de una gran empresa. Como no podía ser de otra manera, tampoco faltan los condenados por corrupción", dice Danilo Albin en un artículo publicado en el periódico Público.
Y cuentan que cuando han llegado donde quieren llegar, más de alguno ha exclamado ¡¡Ay... Diosito Santo!!
Pero todo tiene su fin.
Al final del túnel de la vida, llegada su Hora Final, al final de tanto joder, se van sin nada, pues nadie se lleva nada al morir.
C´est la vie!
En España, ¿te gustaría saber quién es quién, al menos algunos de esos que ya han llegado donde querían llegar a base de rezar?
Si afirmativo, pinchar aquí.
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